Jueves 12:30

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Una noche tranquila de luna llena, Esteban es despertado por el angustioso maullido de Marcelo, su gato. Marcelo está de pie en el umbral de la ventana en el segundo piso de la casa donde habitan, sus ojos parecen arder con una luz inusual.

Esteban: (atónito y restregando sus manos en los ojos, intentando mirar con claridad) Marcelo, ¿qué te pasa, amigo? ¿Por qué maúllas así?

Marcelo, en lugar de responder con un maullido común, emite un sonido gutural y profundo que estremece a Esteban. Las luces de la habitación titilan mientras Marcelo sigue mirando fijamente a la oscuridad de la calle.

Esteban: (nervioso pero sin miedo) Esto no es normal, Marcelo. ¿Qué está pasando? ya déjate de tonterías es tarde, tengo que dormir para mañana ir a trabajar y no creas que tengo muchas ganas, pero alguien nos debe mantener, ¿No?

Marcelo se da la vuelta y se acerca a Esteban, frotándose contra sus piernas y maullando.

La luna llena ilumina el antiguo edificio de departamentos que se alza frente a ellos, su fachada desgastada y con antiguos grafitis de los pandilleros que solían ponerse en esa área, parece esconder secretos olvidados de los antiguos rituales se decía se practicaron ahí.

Esteban: (murmura) ¿Qué es lo que ves, Marcelo? ¿Por qué te comportas así? Siempre has sido un gato raro ¡pero ya te estas pasando eh!

Decidido a descubrir la causa de la inquietud de Marcelo, Esteban se pone de pie y se viste, toma una linterna y un bate de baseball.

Los susurros del viento nocturno y el silencio inquietante aumentan su intranquilidad mientras avanza hacia el edificio abandonado que se yergue en la calle frente a su casa.
Al acercarse al edificio, nota una tenue luz roja que parpadea en una de las ventanas, a pesar de que se supone que no hay nadie viviendo allí. La puerta principal del edificio está entreabierta y con un aspecto lúgubre.

Esteban: (susurrando) Esto no puede ser real,...¿seguiré soñando acaso?... No,no, para nada ¿Quién o qué está en ese edificio? y ¿que le atrae tanto a este gato curioso?

Esteban decide entrar al edificio oscuro y abandonado, y los pasos resonando en el silencio aumentan su inquietud. Pronto, se da cuenta de que no está solo en el edificio.

Esteban: (en voz baja) ¿Quién está ahí? ¡Muéstrate si tan valiente eres o te reviento desde aquí!

De repente, una voz susurra desde la oscuridad:

Voz misteriosa: (susurrando) Esteban pobre Esteban JAJAJA!...

Esteban: (alarmado) ¿Quién carajo está ahí? ¿Quién eres y que quieres conmigo y mi gato?

Una figura encapuchada emerge de las sombras.

Es Doña Fulgencia, la anciana vecina del edificio, pero su mirada es distinta, como si estuviera bajo la influencia de una fuerza oscura.

Doña Fulgencia: (con voz siniestra) Esteban, no puedes detener lo que está en marcha. La oscuridad ya ha sido liberada, y tú eres el responsable, ese Gato no tuvo que ser adoptado, ¡pero no! ese par de vecinos tontos que tienes lo que tenían que llevar a tu casa.

Esteban: (frustrado) ¡No entiendo cómo un gato podría tener algo que ver con todo esto! ¡Marcelo es inocente! Usted esta loca Doña Fulgencia, ¿porque dice eso?...tantos años de conocerla y usted jamas actuó así, pero le advierto que ¡NADIE TOCA A MI GATO!

De un brinco y con aspecto de pereza, aparece el antiguo conserje del edificio, quien también hacía de velador en el mismo lugar, Un tipo viejo y con un olor a sudor terrible.

Ramiro: (mirando hacia arriba con terror y moviendo la cabeza frenéticamente mientras se lame una herida llagosa y putrefacta de la mano) ¡NO! No entiendes, mi querido y joven Esteban. déjame contarte que Marcelo es solo un disfraz en este plano. La verdadera naturaleza de su ser, lo que has liberado, es aterrador tonto incauto.

Esteban los ignora y sigue subiendo las escaleras, su determinación mezclada con miedo a lo desconocido le hace comprender que no hay vuelta atrás. Al llegar al pasillo del último piso, se escuchan ruidos incomprensibles en el aire, como cuando el viento se cuela en las orillas de las ventanas cerradas en una noche de tormenta.

Esteban: (susurrando para sí mismo) Tengo que encontrar respuestas. No puedo dejar que este misterio se lleve a Marcelo, apenas lleva conmigo unos meses, ¡COÑO! ¿por que siempre me pasan estas cosas a mi? es mucho pedir el poder dormir al parecer.

Mientras Esteban avanza hacia la fuente de la luz parpadeante, las sombras se ciernen a su alrededor, creando una sensación de opresión y peligro inminente.

Cuando Esteban llega a la puerta desde donde proviene la tenue luz, siente un escalofrío recorriendo su espina dorsal. La puerta cruje al abrirse lentamente, revelando una habitación que parece haber sido olvidada por el tiempo.

En el centro de la habitación yace un extraño altar cubierto de símbolos antiguos y velas que arden en un tono pálido. En el altar, descansa un libro antiguo, con páginas amarillentas y un aura inquietante. La página abierta muestra un dibujo de un felino con ojos encendidos, similar a Marcelo.

Esteban: (asombrado) ¿Qué diablos es esto? Ya somos adultos para esta clase de bromas, quien es el osado creador de esta clase de tontearías...quien se toma el tiempo de semejante barbaridad.

En ese momento, un ruido tras él hace que Esteban se gire. Allí, en la penumbra, aparece Marcelo, con sus ojos brillando más intensamente que nunca y con esa peculiar mirada que me hace cuando parece que el conoce toda la verdad del universo.

Marcelo se acerca a Esteban y se frota contra sus piernas una vez más. Esteban se da cuenta de que no está solo en su búsqueda de respuestas, que Marcelo también quiere protegerlo de lo que sea que haya sido liberado.

La voz siniestra de Doña Fulgencia se escucha desde la puerta de la habitación.

Doña Fulgencia: (siniestra) Esteban, has despertado algo que no puedes comprender. Marcelo es más de lo que parece, si no es ahora un día sera, pero el debe volver con nosotros a donde pertenece.

Esteban, decidido a desentrañar el misterio, recoge el antiguo libro y mira el dibujo del felino en él, un fuerte dolor en el estómago lo tuerce un poco.

Esteban: (determinado) Sea lo que sea, Marcelo está aquí para protegerme. Y si esta oscuridad tiene un nombre, lo descubriré y pondré fin a esto.

Marcelo emite un maullido, como si entendiera las palabras de Esteban, como si en el fondo el supiera algo.

[Borrador - MARCELO - El Amo de las Tinieblas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora