Eternal Curse {Swanqueen}

Capítulo 3

Storybrooke Mine. Actualidad

Eran las seis de la mañana en ese pequeño pueblo pesquero de Mine, el cielo estaba especialmente nublado, gris, y ráfagas de vientos gélidos rozaron las mejillas de una mujer solitaria sentada en un banco. El frío hace años que no le afectaba, ella era su propio invierno eterno.

Un suspiro ahumado salió de sus labios escarlatas, pero a pesar de la ventisca y de la usual lluvia mañanera, que caían como lágrimas del cielo sobre sí, ella no apartó la mirada de aquel local ubicado en frente de su negocio.

A esa hora, todas las luces estaban apagadas, no deambulaba ninguna de las almas por las calles, eso había notado la mujer, la primera mañana en la que salió de la tienda luego de una noche intranquila.

Debido a eso, ella aprovechaba para pasear sin que la molestaran o la observaran. Hacían 28 años que no tenía un diálogo cálido y amigable, evitaba a las masas, excepto para recibir sus pagos del mes. O quizás también cuando visitaban su tienda, cosa que ocurría rara vez.

Mientras miraba por los cristales del local de enfrente, que se encontraban con las persianas cerradas, empezó a jugar con un anillo que tenía, era una joya que a simple vista era sencilla, común, pasaba desapercibida, sin embargo, emitía pequeños brillos verdes, resplandecientes y sofocantes.

La mujer de cabellos resplandecientes cual luna de plata, no lo mostraba a menudo, excepto en algunas mañanas melancólicas, en donde en ese lugar, y en ese banco. El brillo de su sortija parecía brillar con más intensidad.

Como en ese momento, en el cual parecía tener una pequeña linterna verde alumbrando esa mañana nublada.

La mujer miró arriba, en donde habían varias habitaciones de inquilinos, y vio como lentamente se corría una cortina de aquella ventana adornada con flores en lo alto del edificio. No le sorprendió ver una pequeña cabeza morena mirándola.

Ella no le devolvió la mirada, pero era señal de que tenía que entrar nuevamente en su tienda de antigüedades.

*****

"Entonces... ¿Qué se siente vivir lejos del castillo?"

"Libertad, desolación, incertidumbre, desesperación, hambruna". Contestó la rubia, Lilith y la capitana Swan paseaban por el jardín real. Era uno de los jardines más llamativos del reino, habían un sin fin de flores, de todos los colores y tipos, pero el más predominante era el blanco. Era una de las cosas que ponía contenta a Snow White, el rey James sin embargo, tenía una pequeña colección de espadas y figurillas de Snow y él, talladas en madera. Un regalo de aniversario de el viejo amigo Gepetto, el mejor carpintero del Bosque Encantado.

"Es un infierno fuera de las murallas" Murmuró.

"Lo es si te encuentras en el lugar más apartado y abandonado del reino"

"¿Estuvo allí? "

"En parte, crecí en la aldea, pero también en el bosque." Lilith la miró con asombro sin disimulo.

"No me mire así su Alteza. Mi vida no fue tan mala como la hacen ver. Sé que ha oído rumores"

"Lo siento capitana Swan... Nunca he estado fuera de las torres y siempre tuve el deseo ferviente en saber, que había ahí afuera."

"Si usted quiere a su pueblo, a su gente, y a su reino con todo lo que conlleva, vería y conocería todo lo que existe fuera de las murallas. Vería que ser Reina es más que sentarse en el trono y ordenar quien vive o muere."

"No comprendo, creí que su reino era rico y basto"

"Los nobles lo son, todos aquellos dentro de las murallas lo son. Los nobles dicen que poseemos un imperio rico y poderoso, lo somos, sin embargo... Allí afuera, no hay comida, no hay sustento, no hay una economía estable. No hay justicia más que la propia."