ᴏɴᴇ

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↳𝐇𝐄𝐋𝐀𝐃𝐎 𝐘 𝐂𝐎𝐍𝐉𝐔𝐍𝐓𝐎 𝐑𝐎𝐉𝐎↲

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╰─►El cigarrillo se estaba consumiendo solo hasta que la pelirroja por fin decidió darle una calada. El humo entró en sus pulmones y antes de soltarlo se acercó a los labios del peli-negro, sin pegarlos a los suyos, para pasárselo.

La sonrisa del contrario se hizo presente resaltando su atractiva cicatriz.

—¿Es la primera vez que pagas por sexo? — Preguntó la menor apagando el tabaco.

—Normalmente me pagan a mí. — La voz del hombre salió ronca haciendo que la piel de Akarya se erizara por completó, aunque ya lo había escuchado soltar gruñidos y suspiros seguía siendo exitante. — Pero ví una linda chica que valía cada centavo.

—¿Me dirás tú nombre al menos? — Cuestionó levantando una ceja al verlo levantarse de la cama. — ¿Algún apodó?

—¿Acaso quieres repetirlo? — Soltó una pequeña carcajada al ver que sus mejillas tomaron un leve color rojo. — Toji.

Sin decir nada más dejo unos billetes en la cama y se marchó acomodando su abrigó de color negro.

No era la primera vez que la pelirroja ofrecía servicios sexuales para poder conseguir dinero. Nadie lo sabía, de cierta manera se sentía avergonzada de eso.

Luego de la muerte del clan Yamato toda su herencia se fundió cuándo decidió mudarse y poder asistir a la escuela de hechicería. Apenas le alcanzaba para poder comer al día, por ésa razón cuándo tenía catorce años decidió vender su virginidad a una buena cantidad de dinero.

Ahora se le hacía costumbre ir los fines de semana a bares de mala muerte y seducir hombres para quitarles algo de pasta. Sus amigos no lo sabían, Satoru y Suguru jamás dejarían que haga algo así.

Abrazó su cuerpo sintiendo el frío recorrerla. Sólo tenía puesta su ropa interior negra de encaje y una pequeña sábana que cubría su cuerpo. Se sintió mal de haber disfrutado de aquel encuentro, nunca le había gustado ninguno hasta ahora. Los hombres no sabían cómo tocarla y complacerla, pero ése peli-negro fue diferente.

Toji la hizo sentir bien, cosa que jamás antes había experimentado. La tocaba de manera brusca pero excitante a la vez. Priorizó su placer antes que el suyo.

Aún podía sentir sus grandes manos alrededor de su cuello mientras acariciaba cada parte de su cuerpo sin ninguna delicadeza.

Los recuerdos fueron interrumpidos cuándo su teléfono sonó. Lo revisó y era Satoru.

Sato♡

¿Vamos a comer algo dulce con Suguru?

¿Dónde siempre?


Si, ¿quieres que te pase a buscar?

No, descuida. Gracias.


Apagó su teléfono y luego comenzaron a vestirse. Se había bañado anteriormente con Toji, se sentía fresca gracias a eso.

Tomó su chaqueta y salió de su casa no sin antes agarrar los billetes que estaban en su cama. Aprovecharía ése dinero y se cumpliría algún capricho.

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La heladería estaba un poco vacía, habían solo dos personas sentadas las cuáles Akarya conocía a la perfección. Llegó detrás de Satoru bajo la atenta mirada de su otro amigo, Suguru, y puso sus manos en los ojos del peli-blanco privandolo de su vista.

𝗔𝗡𝗫𝗜𝗘𝗧𝗬 | 𝐒𝐀𝐓𝐎𝐑𝐔 𝐆𝐎𝐉𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora