Capitulo Tres: Decisiones y Revelaciones

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—Cariño, desde el primer momento que llegamos a este nuevo lugar te dije que no quería que te involucraras con un Collins.

—Lo sé, pero realmente me cae bien Grant. Es un chico... muy lindo.

—Por Dios, hija, él es el tipo de chico que no quiero que forme parte de tu vida.

—¿Y cómo sabes qué tipo de chico es?

—Por lo que veo en sus redes sociales.

—Nada de lo que se muestra en redes sociales es cierto. Todos fingen o mienten.

—Aun así, el hecho de que finja ser algo que no es indica que quiere ser el tipo de chico que solo juega con las chicas.

—Da igual. Tu problema con los Collins es tu problema. Yo puedo ser amiga de quien quiera.

La chica, enojada, se aparta de la barra de la cocina, pasa por la sala y, con una expresión de malestar al ver a su prima, se sienta a su lado.

—Perdón por lo de la cafetería. Fue de mal gusto hacer ese comentario —se disculpa Lexy.

—No te preocupes. Después de todo, supongo que era tu manera de vengarte por todos los años que te he tratado mal —responde la rubia con una leve sonrisa.

Ambas chicas se reconcilian y la pelinegra se recuesta en el hombro de Lexy.

—Así que, Grant Collins, ¿eh? —pregunta Lexy.

—Oh, am... no... —responde Helen, algo nerviosa.

—Claro, es muy obvio cómo te mira —menciona Lexy.

—¿De qué hablas? —pregunta Helen.

—Por Dios, Len, el chico está a tus pies, solo que no te das cuenta.

—No lo creo. Siento que le caigo mal por cuestionarlo sobre usar cigarrillos en 2023 —dice Helen, haciendo una mueca.

Lexy suelta una carcajada y continúa platicando con su prima hasta que se despide de ella para dirigirse a su hotel.

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Helen estaba haciendo su tarea cuando su celular comenzó a sonar. Era una videollamada... ¿Grant?

—¿Qué tal, chica rara? —saludó Grant a través del teléfono.

—Oye, me ofende que me llames así. Sí, soy rara, pero no tienes que recordármelo con un apodo —dijo Helen, mientras Grant soltaba una leve risa.

—Está bien, está bien.

—¿A qué se debe tu llamada, Collins?

La madre de Helen, al escuchar el apellido, se detuvo en el pasillo para escuchar la conversación.

—Primero que nada, deja las formalidades. Y segundo, sí podrás asistir a la fiesta de Halloween —dijo Grant, emocionado.

—¿De verdad? —preguntó Helen.

—Así es, y... me gustaría que compartiéramos disfraz...

—Claro, me encantaría —respondió Helen con una sonrisa.

—Perfecto. Bueno, ahora sí, ¿me pasas la tarea? —dijo Grant.

—Sabía que no era solo por eso —dijo Helen, y ambos se echaron a reír.

La madre de Helen, al escuchar la conversación, se retiró del lugar.

October ─ Grant CollinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora