Capítulo 8

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Jinu se aferró con fuerza a Bangchan mientras la llevaba a la vivienda de la manada. Se maravilló de lo rápido que había llegado a significar tanto para él, Bangchan ajusto su control, para que ella pudiera meter su cara en su pecho.

Murmurando algunas palabras de consuelo, le pasó la mano arriba y abajo por la espalda, su corazón roto cuando sintió cuan pronunciada era su columna vertebral. Se juró que sin importar qué, haría todo lo posible para asegurarse de que nunca más tuvieran que pasar hambre los pequeños.

—¿Es este nuestro nuevo hogar? —Preguntó Sanha.

El muchacho le había tomado cariño a Yuta y se sujetaba al lobo. Mientras Sanha sobresalía la barbilla en una demostración de valentía, Bangchan no podía dejar de notar lo mucho que se parecía a su hermano mayor.

—Sí, ¿eso te hace feliz? —Preguntó Bangchan.

—Estoy muy contento, —susurró con timidez, mientras Jinu se asomaba desde debajo de los límites de su flequillo oscuro y rizado.

Sanha asintió con la cabeza. —Me gusta, también.

El vestíbulo estaba lleno de gente, debido a que todas las

familias se habían reunido allí para saludar a los soldados que volvían a casa.

Bangchan escaneó la habitación, en busca de Felix. Sonrió cuando vio a su compañero esperándolo.

Bangchan dejó abajo a Jinu, para que pudiera reunirse con su hermano. Ella y Sanha se precipitaron hacia Felix con sus brazos extendidos. Felix cayó sobre una rodilla y envolvió sus brazos alrededor de los gemelos. Se le devolvió el gesto, mientras hablaban atropelladamente, le hablaron de la batalla y de la forma en que fueron rescatados.

De alguna manera, Felix logró escuchar a los dos a la vez, mientras asentía con la cabeza en todos los momentos apropiados. Bangchan se hubiera sentido incómodo de ver el momento tan delicado, sino fuese porque no podía recordar un momento en que se hubiera sentido tan completo y feliz.

Felix debía haber sentido lo mismo, pues cuando miró por encima de los niños , el amor en los ojos del lobo era evidente. Bangchan le devolvió la sonrisa, con la esperanza de que su expresión estuviera mostrando al menos la mitad de sus emociones. Sólo por si acaso, articuló, —Te amo.

Felix tuvo una pequeña sacudida de sorpresa, pero se recuperó rápidamente. Dándole una sonrisa cegadora a Bangchan, le articuló en respuesta, —Te amo, también.

Le tomó un tiempo a Bangchan llevar a su nueva familia de regreso a su apartamento e instalarlos, pero una vez que los gemelos cayeron en sus camas, se durmieron, los acontecimientos de los últimos dos días los habían dejado claramente agotados.

Bangchan los vio durmiendo, sus entrañas retorciéndose mientras pensaba en lo que los cuervos les podían haber hecho a los niños.

Nunca habría sido capaz de perdonarse a sí mismo si hubieran sido heridos.

Felix se acercó y envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Bangchan. —Yo sé lo que estás pensando, y tienes que detenerte. No sufrieron daño, y eso es porque tú y Yuta los salvaron.

Tirando de Felix más cerca, Bangchan preguntó—: ¿Cómo sabes que es lo que me estaba molestando?

—Porque soy tu compañero, y es mi deber saber ese tipo de cosas.

—Bueno, técnicamente, no somos compañeros. Por lo menos no todavía.

Felix frunció el ceño. —¿Por qué no?

Consciente de los niños en la habitación, Bangchan se inclinó y le susurró—: No nos hemos reclamado sin embargo.

En pocas palabras y cerrando los ojos, Felix tragó saliva cuando el olor de su deseo llenó el aire. —Todavía estoy un poco dudoso sobre qué es exactamente lo que eso conlleva.

Serie de los LCW 01- El Dilema de BangchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora