Capítulo 6: NEW YORK

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Ya en el avión, mi padre me cogió la mano, y me dijo:

- Ali, perdón por tener que cambiar tanto de ciudad, sé que es difícil para ti-dijo con voz apagada.

- Tranquilo papá, sé que es por temas de trabajo, no te preocupes por mí - le dije sonriendo.

De repente sonó una voz:

"Atención, el viaje de ida a New York está llegando a su fin, vamos a aterrizar. Por su seguridad, abróchense sus cinturones"

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Cuando bajamos del avión, cogimos las maletas y salimos. Esta vez, no había tanta gente como en Londres, esto era muchísimo menos abrumador, estaba tranquilo y con poca gente.

Al salir, vino hacia nosotros un hombre alto, moreno, de ojos verdes y un poco de barba.

- Ali, te presento a Javi, mi compañero de trabajo - dijo mi padre.

- Hola - dije vergonzosa.

- Hola Alicia, encantado - dijo con voz tranquila.

- Vamos Ali, él nos enseñara donde viviremos en esta ciudad tan maravillosa.

Seguimos a el amigo de mi padre, quiero decir a Javi, hasta una calle, ancha y larga, con pisos altos y muy bien construidos. Era la calle: Lexington Av/63 St. Entramos en el portal 10, de un edificio blanco con balcones negros, era un edificio señorial y elegante, ¡me encantaba!

Entramos al ascensor, era ancho y cabían por lo menos diez personas, no era uno de esos estrechos de los pisos viejos.

Llegamos a la puerta 4, Javi abrió y entramos en nuestro nuevo piso de alquiler.

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Nada más entrar, estaba el recibidor, con una alfombra de topos blancos y anaranjados, un zapatero de madera y un perchero también de madera.

Entramos al salón/comedor, era enorme, tenía un precioso sofá blanco y una pequeña mesa de madera. La televisión era bastante grande, puesta en un mueblecito blanco, enfrente de la tele.

Pasamos al pasillo que daba a las habitaciones. La primera habitación era de matrimonio, donde dormiría mi padre, era simple, una cama matrimonial, una moqueta, un armario, dos mesitas de noche, una tele y una ventana. Era bastante luminosa y se respiraba paz.

La segunda habitación, era el primer y único baño. Era de azulejos blancos, tenía una ducha y una bañera, un váter y una pica con armario.

Luego entramos en la tercera habitación, lo que vendría a ser el despacho de mi padre. Era una sala pequeña, un poco oscura para mi gusto, con un escritorio con ordenador y una silla de ruedas. También había un sofá individual y un par de cajoneras de un color grisáceo.

Mi habitación, que era la última del pasillo, fue lo que más me gustó del piso. Era enorme, al entrar veías la enorme cama individual y un escritorio blanco. Un armario color blanco madera y una gran ventana, de las que a mí me gustan. También había una alfombra en forma de corazón y una cajonera con la tele en la parte de arriba. Lo que más me impactó fue un precioso corcho blanco al lado de mi cama. Sinceramente, ¡me encanto!.

El viaje de AliciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora