La Libertad del Taladro

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Hombres sin rostros saltaban vallas y paredes sin cesar. Sin deseos verdaderos. No hay más que anhelos, vacíos y mentiras. Ellos no buscaban una salida a su problema. No se conocían, los unos a los otros. No tienen nombre ni identificación alguna. Son seres sin marcas, ni estigmas. Nada señalaba una mínima diferencia, ningún corazón latía a un ritmo irregular con repecto a los otros. Ni siquiera sabían cuántos son, aumentaban y disminuían de manera constane y nunca son los mismos. Vivían en un círculo de miseria silenciosa, un mutismo mezquino. Cruzando los apilados bloques por tacto y nada más. El sol no deseaba conocerlos y ellos no tenían idea de su existencia. La luz es una palabra, un fenómeno de radiación vibratoria, no escuchada, no percibida en su atrofiado e inservible caracol auditivo. El oído existe, como no, pero sólo para darles sentido de equilibrio mas no para oír. Sus otros sentidos sufrían la misma enfermedad, es algo que no vale la pena siquiera mencionar. Sin vida espiritual, no se detenían a rezar. ¿Cómo hacerlo? ¿Con cuál voz? ¿Con que alma o vehemencia? ¿Con que conocimiento de dios?

Un dios que no ha mostrado su cara y que puede ser que los observe y hasta se compadezca de ellos. Yo quiero conocer sus sentimientos, deseo saber que sienten al saltar muros a ciegas y mudez.

Vértigo sordo de una caída. ¿Corta? ¿Larga? ¿Infinita? ¿Quién lo puede saber? ¿Ellos? ¿Dios? No lo creo.

Debo averiguar si conocen el dolor, quiero compararlo con el mío propio y medir la fuerza de su tormento. Sé lo que están pensando, creen que es masoquista. Pues no, no es así. Pienso que ellos no padezcan más que yo y anhelo gozar su libertad. No pensar, no comer, no mentir, no amar ni odiar. Sólo brincar y saltar. ¡Magnífica monotonía! Desconocería muchas cosas y entre ellas desecharía las más importantes: el dolor invisible y la soledad imbatible. Me desharé de ellas cuando por fin perfore mis ojos, como símbolo de un abrazo perpetuo a la oscuridad. Ya mis tímpanos no existen, ni mi nariz ni mi boca. Un taladro percutor liberará mi vida y el alma de soñador morirá con mi traición, ya no le soporto más...

En un momento estaré con ustedes, camaradas míos. Esperen...

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