Capítulo 1

298 25 2
                                    

No podía olvidarlo.

Rodrigo no podía simplemente olvidar el dulce aroma embriagante de la colonia de Ivan e incluso, para su buena o mala suerte tampoco podía arrastrar el recuerdo de aquél aroma fuera de su mente.

No podía olvidarle a él.

Ivan Buhajeruk.

El mismo Ivan Buhajeruk que llevaba siendo su primer y único amor desde que le conoció. Había sido un cruel y desesperanzador amor unilateral que no hacía más que crecer, pero el primero, al fin y al cabo.

Y por mucho que había deseado borrarle de su mente, justo como si fuese un inútil archivo que podía arrastrar a la papelera de reciclaje de su ordenador, como hacía con aquellas tareas y no necesitaba mantener porque simplemente gastaban espacio en la memoria de su ordenador. Justo así quería desecharle de su mente, porque le desgastaba emocionalmente el hecho de enfrentar la realidad. Quizá Ivan jamás se fijaría en él.

Sin embargo, por mucho que deseaba olvidarlo, sabía que no era posible, a menos que tuviese algún tipo de accidente que le llevara a desarrollar amnesia, porque así, justo en perfecto estado de salud, no podía ser capaz de lograrlo aún cuando incansablemente lo intentara.

Y se sentía sumamente frustrado por ello.

La mayoría de las personas jamás querrían olvidar a su primer amor, aquella persona que tanta felicidad, nervios y calidez les había transmitido con simplemente existir, aquella que cada vez que miraban les había hecho sentir aquella mezcla de emociones acumuladas en el estómago, el conocido revoloteo de mariposas.

Mas Rodrigo no las había sentido como mariposas, sino más bien como dragones. Dragones que rugían en su estómago y le hacían sentirse desfallecer, mareado, pero feliz, al fin y al cabo. Eran la prueba de que lo sentía era realmente amor, y que sus mariposas se sintieran como dragones era aterrador, e incluso raro de pensar, pero precioso al mismo tiempo, porque lo sentía con tanta intensidad, que incluso saber ello lo ponía sumamente feliz.

Jamás había confesado sus sentimientos y a pesar de que el tiempo transcurría, aquél enamoramiento jamás abandonó su ser. Aún con sus vanos intentos de fijarse en alguien más.

Porque sí, a pesar de que Ivan Buhajeruk era el novio de su mejor amigo, Tomas Arbillaga, Rodrigo jamás pudo dejar de sentir amor por el pelinegro. Incluso a sabiendas de lo mucho que Tomas amaba a Ivan, Rodrigo no podía simplemente arrancar sus sentimientos para dejar de sentirse así.

Tan loco, inmenso y perdidamente enamorado.

No podía obligarse a dejar de sentir.

Ivan Buhajeruk tenía todo de Rodrigo Carrera.

Sus suspiros bajitos al mirarle hacer cualquier cosa, dormir e incluso jugar baloncesto.

Las lágrimas derramadas por las noches al saber que probablemente nunca tendría una oportunidad con Ivan, el dolor y la pesadez que sentía ante cada tortuoso latido de su corazón.

E incluso los suaves gemidos que brotaban de sus abultados belfos rosados cuando se tocaba pensando en él.

Se sentía tan mal, tan incorrecto, desear y amar tan intensamente al novio de su mejor amigo.

Pero no podía evitarlo. Su corazón, su alma y cada parte de su ser, pertenecían únicamente a Ivan Buhajeruk.

Nunca dejó de sentir lo que sentía por él, por mucho que lo había intentado, Rodrigo era como los planetas girando alrededor de Ivan, que a su percepción era el mismísimo sol.

Y Rodrigo se sentía como un idiota cuando Tomas le cuestionaba si había alguien especial para él. No podía abrir la boca y simplemente soltar: "Claro que hay alguien especial, he estado enamorado de tu novio desde el preciso momento en que lo conocí, pero me obligué a enterrar mis sentimientos bajo llave en el fondo de mi corazón cuando supe que estaban saliendo, porque prefería que tú fueras feliz, incluso si yo sólo miraba a la distancia y sentía mi corazón encogerse. Pero no te preocupes, sé que será algo pasajero, tarde o temprano deberá llegar alguien a mi vida. Alguien que me hará olvidarle, así que no te preocupes por mí."

First love  - Rodrivan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora