Capítulo 2

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-Tierra llamando a Rodrigo Carrera...- escuchó el aludido, observando unos dedos ser chasqueados frente a su campo de visión, sólo para luego observar a quien había sido su mejor amigo desde el preescolar, y escucharle alzar la voz en un canturreo con el motivo de sacarle de sus cavilaciones.

Alzó la mirada, llevándola desde la bandeja frente a él hacia el rostro de su pelinegro amigo, quien sonreía cálidamente al saber que había obtenido su atención.

Rodrigo relamió sus labios y le observó fijamente, dándole su completa atención e ignorando con dificultad la fija mirada de Ivan sobre su persona. Sintió su corazón desatarse, desbocado ante aquellos ojos marrones sobre sí.

Presintió que tarde o temprano aquella mirada sobre sí le haría sentirse más nervioso de lo habitual.

Le dió una rápida miradita de soslayo al mayor de los tres, Ivan mordisqueó sus labios y atrajo la cajita de jugo de uva hacia sí, posando la pajita entre sus labios para dar un sorbo.

¿Era posible que con tan sólo aquella acción Rodrigo se sintiera demasiado acalorado?

-Habrá una fiesta en casa de Nicolas.- Habló Tomas, tan pronto como había terminado de masticar el bocado que le había dado a su hamburguesa.-En celebración del campeonato del equipo de baloncesto.- Rodrigo pareció procesar aquella información, tratando de comprender ¿Por qué a él le interesaría aquello? No era fanático de casi nada en realidad, solía incomodarle, miró a su amigo, rogando internamente porque no preguntaría, pero sus plegarias llegaron demasiado tarde.-¿Vienes?- lo miró, arqueando una de sus cejas.

Rodrigo estuvo a punto de negarse, abrió la boca para hacer saber su decisión, mas Tomas se adelantó, contándole sin siquiera haberle dejado hablar, pues podía perfectamente hacerse la idea de lo que su amigo estaba por decir.

-Es viernes por la noche Rodri, no puedes negarte.- Afirmó con determinación, decidido a que, si Rodrigo se negaba, lo arrastraria con él.-¿Por qué no haces siquiera un esfuerzo? Podrías conocer a alguien....

-N-No estoy interesado en el romance.- Debía admitirlo, bajo la mirada de Ivan su voz por poco trastabilló.- Y tú lo sabes, así que, por favor; sé un buen amigo y no me obligues a asistir.-Juntó ambas manos, pidiendo aquello casi rogando, e hizo un puchero de perrito regañado que a Tomas le causó ternura, sin embargo, el pelinegro, por muy débil que fuera ante aquel gesto no desistiría, solía salirse con la suya y esta vez no sería la excepción. Aquello no estaba en discusión.

Ahí estaba Rodrigo. Con el mismo cuento que por años había estado dando, sin falta y sin indicio alguno de querer dar un final diferente. Tomas estaba realmente cansado de ello.

-Has estado huyendo del amor toda tu vida.- Puntualizó Tomas.-Lo siento, pero no permitiré que te quede en casa y no podrás hacer nada para evitarlo.-Chasqueó la lengua entre sus dientes, dejando salir un ruidito de advertencia apenas observó la expresión de Rodrigo desfigurarse en una mueca.- Tienes que dejar de querer siempre quedarte encerrado en tu burbuja. Tienes que encontrar el amor y no llegará a ti si te quedas en casa todo el tiempo. ¡Tienes que vivir tu vida!

Rodrigo no pudo hacer más que soltar un suspiro, sintiéndose justo como un niño regañado al que no le han querido comprar su dulce preferido. Justo ahora no estaba de ánimos para entrar en una discusión con el pelinegro, así que, para su pesar tuvo que aceptar acompañar a sus amigos a aquella dichosa fiesta, en la que daba por sentado que se aburriría intensamente.

Al menos eso era lo que su mente le hacía creer. Y él estaba cediendo, resignandose a la idea. Incluso ahí, sabía como iba a acabar ello. Y precisamente quería huir de ello. Sin embargo, se forzó a sonreír. Sólo con la intención de hacer feliz a Tomas, con intención de cumplir sus caprichos, porque odiaba llevarle la contraria.

First love  - Rodrivan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora