El día de hoy no pude conciliar el sueño. Parece ser habitual en mí quedar atrapado en estas rutinas de insomnio.
Cuando salí a buscar aire fresco, vi un gato blanco solitario, tiritando de frío en el tejado de una antigua casona abandonada.
No era gran cosa, quizás, excepto por el hecho de que esa casa tenía la altura suficiente para considerarla un edificio de al menos tres pisos.
El desdichado felino, sentado en la esquina del tejado que daba a la calle, maullaba triste hacia el horizonte.
Aquella figura solitaria observaba a cada madrugador transeúnte que pasaba inadvertido bajo su mirada.
En mi interior intenté descifrar qué estaría pensando el ser en el tejado.
¿Acaso se encuentra atrapado y no sabe cómo llegó hasta ese lugar?
¿Está considerando la posibilidad de acabar con alguna de sus siete vidas?
¿O solo se encuentra meditando sobre lo que significa ser un perdedor, buscando su sitio en el mundo (lo cual comprendo por completo)?
¿Haber escogido aquel improvisado observatorio en la ruinosa casa fue al azar, o el tejado oxidado tiene algún significado especial para esa desdichada alma?
Lo observé durante un tiempo adicional mientras jugaba con el humo de mi último cigarrillo, lanzándolo en su dirección e imaginando que llegaba hasta donde se encontraba el melancólico felino.
Casi como si fuera una cuerda sólida, se tensaba utilizando mi tristeza cuál ancla para construir un camino improvisado.
Sin embargo, no podía dejar de atormentar mi mente nublada por la falta de sueño con la idea de si el gato estaba a la expectativa de un rescate, o si esperaba ilusionado que alguien lo salvara, o si simplemente permanecía allí.
¿No será que de alguna manera todos queremos creer en una especie de salida mágica y milagrosa para escapar de las circunstancias en las que nos encontramos?
¿No será acaso que, a pesar de saber que corremos peligro, no somos capaces de reaccionar, ni siquiera, para salvar nuestra existencia, a menos que sea mediante un recurso más poderoso que el propio esfuerzo?
¿Qué tan mal debe estar un ser que presume de su raciocinio como una cualidad heredada de los dioses para buscar consuelo en las acciones de una criatura insignificante, un gato callejero?
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El gato blanco sobre el tejado
No FicciónUn gato en el tejado es esl resulatado de pasar mas de tres años sin saber como expresar mis sentimientos atravez de la escirtura, esa fue la respuesta de ALEC LAND de FRONTIER cuendo fue cuestionado del por que este libro esta tan lleno de incohere...