Todo estaba oscuro hasta que esa oscuridad se volvió tenue. Pude abrir los ojos como si acabará de nacer. Tenía todo el cuerpo dolorido, no podía mover ni un solo musculo. Estaba sentada con mi cuerpo tumbado sobre una mesa. Lo primero que logre ver fue mi propio vomito en frente mía.
Intente incorporarme, pero el dolor me mantenía pegada contra la mesa. Jamás había sentido un dolor así, y eso que era una soldado veterana. No sabia donde estaba. Cuando intentaba recordar que me había pasado, sentía un fuerte pinchazo en la cabeza. Solo tenía algunos fragmentos de recuerdo, como mi nombre entre otras cosas.
No recuerdo cuanto tiempo estuve tumbada en aquella mesa, pero no podía seguir más así. Volví a intentar levantarme. El dolor era sofocante, pero una soldado, una general, no se rinde nunca. "¿Que diría la Reina si me viese así?", pensaba en cosas así para hacerme olvidar del dolor. Soltaba una pequeña risa entre pensamiento y pensamiento, pero el dolor de mover los brazos, y apoyarme en la mesa para incorporar mi cuerpo era demasiado. Logre incorporarme en la silla, aunque ponerme de pie era otro reto. Me quede sentada mirando a mi alrededor, para ver si algo provocaba a mi memoria. Nada de aquella habitación mugrienta me sonaba. Estaba bastante descuidada, pero sin ningún daño aparente. Las paredes eran de madera que estaban cubierta de moho, al igual que el suelo y el techo. Únicamente estaba la silla y la mesa donde me encontraba. Era todo muy extraño.
- ¿Qué coño me ha pasado?- cuando logre hablar en voz alta, me resulto extraño escuchar mi propia voz, como si no la reconociese. El dolor de cabeza volvió más fuerte.
Parecía que el tiempo no pasará en aquella habitación. Sin ventanas ni nada, era imposible saber que hora del día era. Cuando logre incorporarme, me costo mantener el equilibrio, como si usara esas piernas por primera vez. Todo me daba vueltas. Aunque no tenía todos mis recuerdos, aun tenía mis enseñanzas militares. Como mantener la calma en situaciones difíciles, los duros entrenamientos y extenuantes, como usar el vivium.. "¿Vivum?", ese nombre no dejaba de rondarme por la cabeza, pero no sabia lo que era. "Ya pensaré en ello más adelante, lo primero es lo primero", pensé mientras observaba la única salida de aquella habitación.
Era una puerta de madera, igual de mugrienta que el resto de la habitación, con un pomo de metal roído sin cerradura. Cuando lo toque note que se podía girar, pero algo me decía que lo hiciera, que no girase ese pomo y abriese la puerta. No sabia si salir de aquella habitación, sin saber lo que me esperaba detrás de aquella puerta, además que mi cuerpo temblaba de miedo cada vez que se me pasaba por la cabeza salir por la puerta. Pero no iba a conseguir nada quedándome en una habitación mugrienta llena de vómitos, y más importante que todo... empezaba a tener hambre.
Pero algo me seguía diciendo que no saliera. Me quede sentada en la silla, me aleje de la mesa sucia. El dolor ya era casi imperceptible. Mantuve la calma, y empecé a decir en voz alta lo que ya sabía de mí, para intentar recordar lo que no.
-Soy Andy Greyking, la General Superior de un gran ejercito. Sirvo a la Reina, pero ¿quién es esa reina? Reina del reino...- era imposible, cada vez que intentaba recordar algo el fuerte dolor de cabeza me venía hasta que esa palabra volvió a revolotear por mi cabeza - El vivum... el vivium lo es todo- de repente abrí los ojos de par en par y como un fuerte golpe fugaz, unos recuerdos sobre el vivium me vinieron a la cabeza. De un momento a otro ya sabía lo que era, y como usarlo. Los recuerdos eran una serie de conversaciones con un hombre con la cara borrosa. Era distintos pero todos sobre el mismo tema, el vivium. Era como si mi cerebro seleccionara los recuerdos que necesito.
El vivium es una magia que nace dentro de todo ser humano. No puedes vivir sin alma o sin tu Vivium. Si sabes usarlo bien, puedes hacer cosas inimaginables, y cuanto más lo entrenes y desarrolles, podías incluso desarrollar una habilidad única capaz de rivalizar contra cientos de soldados. Mi vivum único era el control de la fuerza universal, lo que hace que estemos en tierra, o podamos volar, lo que se conoce como gravedad. Es algo más complejo que eso, pero así se podría definir mi poder. Podía hacer cosas inimaginables, pero en aquel estado, me era difícil incluso derrotar a un simple soldado que no supiese usar su vivium.
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Mi nuevo cuerpo
Fantasy¿Qué pasaría si en el mundo existieran personas con dones especiales? ¿Los humanos normales serían libres? En esta historia, nuestra protagonista despierta en un mundo irreconocible. Un mundo totalmente esclavizado. Si eres humano, eres un esclavo...