Mi nuevo cuerpo

Ser libre tiene un precio

Que hace que una persona sea buena. ¿Sus acciones? ¿conocerla? ¿amarla? Es difícil decir que alguien es buena persona, porque puede que para ti sea buena pero para otros un demonio. Siempre me he considerado buena juzgando a las personas con solo verlas, pero aquella vez erre y deje que aquel cuerpo que se parecía al mío actuase por instinto.

Subí las escaleras sin miedo. Sabía que aquella mujer no me haría daño. Bueno, no lo sabía, era un impulso irrefrenable que me decía que ella no me haría daño. Cuando logre salir del sótano, y ver el bello rostro de aquella mujer, me quede en piedra. Mi cuerpo quería abrazarla. Lanzarse a sus brazos, pero cinco hombres armados con rifles me lo impedían. Me apuntaban a mi. 

Logre tomar el control de mi cuerpo otra vez. Ya no tenía que dudar más. No iba a permitir que me mataran en aquel lugar sin saber nada.

          -Lo siento- dijo con voz dulce aquella mujer. Otra vez volví a sentir que no mentía. Que era buena persona de verdad.

Logre canalizar algo de vivium en mis manos, el suficiente para utilizar algo de mi poder de gravedad. El suficiente para hacer caer a los soldados que me apuntaban. Sin pensarlo salí corriendo hacía la puerta, aunque volví a quedar estupefacta. Vi la cara de aquella mujer. Su cara rebosaba sorpresa. Decía que aquello que acabo de hacer era imposible. No me detuvo a preguntar, ni analizar la situación. Los soldados no durarían mucho en el suelo, no tenía la fuerza suficiente para matarlos. O huía ya o me matarían.

Logre salir por la puerta, pero nunca tuve escapatoria. Fuera habían más guardias esperando. No dudaron en apuntarme, y esta vez iban a disparar sin dudar. Todo hubiera acabado en aquel rellano, sin saber nada, sin poder hacer nada, pero ella se interpuso en medio y grito.

          -¡Soy Bianca Nueva, y os ordeno que bajéis las armas! ¡Esta mujer no es humana! ¡Esta mujer es una dotada!

Todos se quedaron perplejos. Igual que ella antes. No sabía que pasaba, solo que posiblemente me salvara. Decidí no actuar. Aún me faltaba información, y pelear podría significar mi fin. Si hubiese tenido todo mi poder, si hubiese peleado, pero era mejor sobrevivir.

          -Pero que dice señorita Bianca, todos hemos vistos los informes y las pruebas de sangre. Andy Greyking es humana- dijo un soldado que parecía de mayor rango por las ropas. Siempre he sido militar, sabría distinguir la diferencia de rango en cualquier lugar.

          -Lo se Capitán Reyes, pero la acabo de ver utilizar un don. Con el cual a derribado a los cinco guardias que me acompañaban- no parecía que la creyesen hasta que uno de los soldados que logre derribar salió corriendo. Me aparto con suavidad la verdad, y se puso al lado de Bianca.

          -Capitán Reyes, la señorita Bianca dice la verdad. Hemos sentido como una extraña fuerza nos hundía hacía el suelo. El don de la señorita Bianca es el hielo, y hemos comprobado con no hay ningún rastro de él. Por lo tanto, solo la señorita Andy Greyking pudo hacer eso- le faltaba el aliento. No me di cuenta, pero al parece tras levantarse empezar a inspeccionar el interior de la casa para ver si yo había hecho algo o no. Pero me daba igual, me había salvado la vida.

          -Esto es muy raro- murmuro para sí el capitán- De acuerdo. Nos llevaremos a Andy Greyking para hacerle un nuevo examen de sangre. Si todo ha sido un mal entendido ya nos disculparemos con ella, ¿le parece bien señora Bianca?

          -Me parece bien- se veía imponente. Se notaba que tenía poder. Que pertenecía a alguna especie de nobleza o algo. No entendía nada, pero solo podía seguir avanzando hasta saber donde estaba y porque querían matarme.

El Capitán Reyes nos guío hasta uno de esos trozos de metal que tenían ruedas. No puedo negar que tenia miedo de subir a él. Nunca había tenido tanto miedo como en aquel entonces. No por morir, sino por no descubrir la verdad. Me era difícil pensar que muerta podría descubrir algo. No creía en el mas allá, aunque después de todo lo vivido, cualquiera acaba creyendo, pero igualmente quería descubrir en vida la verdad.