Estoy en un bar.
Estoy aquí para evitar cruzarme con alguien que me conozca.
Después de tres, ¿o eran cuatro? Margaritas, tengo la vista borrosa y la cabeza me da vueltas.
La hija de uno de los hombres más ricos de la ciudad sola en un mugroso bar, llorando y bebiendo, ¡patetico!. Pero seguro que papá me llamará para disculparse en breve cuando vea que cometió un gran error.
Espera, ¿donde está mi móvil?, ahh, aquí está, con la batería casi llena, bien, ahora me queda solo esperar su llamada y estaré en casa en un santiamén.
Pero de pronto...
Un treintañero, claramente bebido acaba de golpear la barra del bar con su vaso derramando parte de su bebida, me lanza una sonrisa enseñando los dientes.
Me recuerda al lobo de los cuentos.
—Hola preciosa, parece que necesitas compañía, me llamo Dirk.
El aliento le huele a cerveza barata y su dentadura amarillenta es asquerosa.
—Lo siento, no estoy de humor para hablar.
—pobrecita, una chica tan bella no se merece estar así nunca, es un crimen.
Se va acercando lentamente y cuando está lo suficientemente cerca, me susurra al oido...
—¿Sabes?, se lo que necesitas para que esa bonita cara vuelva a sonreír.
—No me interesa, ¿me puedes dejar tranquila?.
—Venga, te prometo que vamos a pasarla muy bien.
No le soporto, será mejor que me aleje de él lo antes posible.
Mientras me levanto Dirk me rodea la cintura con los brazos, me doy cuenta que mira mis tetas con deseo.
—Esa es mi chica, sabía que al final aceptarías, vamos a divertirnos en la parte de atrás del bar.
—No, eso no es lo que quiero, déjame tranquila porfavor.
Estoy tan mal que mi protesta suena lo suficientemente débil como para que la ignore, noto como su mano baja hacia mi trasero con tanta fuerza que me duele.
Coloco las manos sobre su pecho y le empujo tan fuerte como puedo para alejarlo, consigo zafarme de su brazo y me aparto, intentando huir.
—Oye a donde crees que vas zorra?, ¡venga! Me estoy impacientando deja de resistirte.
Dirk me sujeta de nuevo el brazo y me empuja hacia él, mientras me lleva hacia la puerta trasera del bar. Parece que nadie se da cuenta de lo que me pasa o simplemente puede que no les importe.
Estoy muy débil.
Entonces, aparece un fornido chico de la nada, se acerca y lanza un rápido derechazo en la barbilla de Dirk, que cae al suelo.
Todo el bar se queda mirando lo que está Pasando ahora mismo.
— No te preocupes por el, vivirá, ¿estás bien?— Dice el desconocido que me acaba de salvar.
Estoy ebria debería quedarme callada, tengo miedo de que si abro la boca le diga que tiene unos ojos cautivadores y unos labios muy deseables, sería embarazoso .
Sin decir nada más, el desconocido me toda del brazo y me guía fuera.
¿A donde me lleva?, ¿y porque parece tan impaciente con que salgamos del bar?. Confusa y abrumada permanezco en silencio y me dejo llevar mientras él me sujeta con firmeza.
En la calle, noto el frío aire nocturno, el desconocido me guía hasta un coche abre la puerta del copiloto y hace un gesto con la cabeza para que entre.
Dudo.
—¿Que pasa?, ¿a donde me llevas?
—A algún lugar seguro.
—Mira, puede que esté un poco bebida, pero no lo suficiente como para entrar en un coche con alguien al que acabo de conocer.
—No tengo tiempo para esto, entra en el coche.
—¡Ni hablar!, tengo que llamar a mi padre.
Intento buscar el móvil en mi bolso cuando, de repente, el desconocido me lo quita de las manos.
—Escucha, no quiero que las cosas se compliquen más así que entra en el coche tenemos que irnos de aquí ya.
Una mirada me basta para saber que no va a negociar, cedo y entro en el coche.
—Bien.
En el coche, él permanece en silencio por lo que aprovecho y lo miro un par de veces.
—¿Me llevas... a casa?.
Ni una palabra.
—¿Me vas a decir a donde me llevas?.
Silencio.
Oh no, no me siento muy bien quizás bebí más margaritas de lo necesario, creo que voy a vomitar, por favor , ahora no. En el coche no, no con él al lado mío.
Noto como se me remueve el estómago y como los margaritas intentan salir con cada arcada que trato de controlar.
Al final vomito en el suelo de coche.
Tonta.
¡Beack!, siento la mirada del desconocido pero no dice nada, desearía que esta noche terminara ya!.
El auto se detiene frente a una elegante puerta de hierro forjado que se abre dejando que el coche pase hacia un camino que lleva hasta una enorme mansión.
Es preciosa.
Es el último pensamiento que tengo antes de desmayarme.
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BE RICH
Teen FictionEstar encerrada con tu sexy secuestrador, ¿cuanto tiempo podrías aguantarlo?.