Kogarashi (木枯らし)

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‹ Kogarashi es el viento frío que nos hace saber de la llegada del invierno. ›

° ° °

El otoño se hace presente con intensidad restando unos cuantos grados a las mañanas más de lo esperado mientras entinta todo de anaranjado, pero hay algo que se mantiene inmutable al cambio de estación y es San.
Su sonrisa es tan cálida como una tarde de verano, sigue siendo la misma persona centelleante que irradia entusiasmo aún cuando se recubre en su abrigo, puesto que últimamente no soporta el frío.

Sigue siendo la misma persona incluso cuando su corazón no funciona como solía hacerlo. A veces se comprime al punto de arrebatarle el aliento, otras solo se rompe en silencio, porque ese el mayor problema de San, el silencio.

Puede ser una persona extrovertida ante la mirada de todos, sin embargo, nunca lo ha sido. Fue una actitud que adoptó para encajar con su nuevo grupo de amigos, para disimular el no saber lidiar con sus sentimientos ni pensamientos, los cuales nunca expresa, al menos no los verdaderos.

Y ahí está otra vez, riendo en una esquina del salón junto a sus amigos mientras la mirada de uno de sus compañeros se cala hasta el fondo de su pecho, porque nada duele más que la indiferencia que aquel muchacho le entrega.

Cuando el silencio se apodera del salón, los recuerdos aparecen como si se tratasen de una película que se repite una y otra vez. Las escenas son diferentes, pero el protagonista es el mismo de siempre; su compañero, Wooyoung, a quien recuerda con la mirada dulce y una sonrisa cálida. Su presencia acogedora le provoca nostalgia, y unas ganas gigantescas de gritarle cuánto lo extraña, justo ahí, en medio del salón. Pero no, otra vez el silencio se impone.

El viento frío revuelve sus cabellos al mismo tiempo en que le avisa la llegada del invierno. Escucha atento como comentan lo dura que será esta temporada, San quiere agregar que ya lo es, pues el frío cala sus huesos cada día que pasa y le cuesta soportarlo, pero solo asiente mientras acomoda su bufanda, cubriendo la mitad de su rostro. Así nadie nota como este cambia cuando Wooyoung pasa riendo junto a sus amigos sin dirigirle la mirada.


San optó por pasar sus tardes en la biblioteca de la ciudad para estudiar sin distracciones, pasó tantos días ensimismado durante las clases o en las prácticas de su equipo de fútbol que necesita esforzarse el doble para mantener sus calificaciones. No sería necesario si su concentración estuviera centrada en sus clases y no en el hecho de que Wooyoung llevara un par de semanas saliendo con la misma persona que los separó, de lo cual se enteró por mera casualidad.

En ese día la noche llegó de prisa, avisándole que debía volver pronto a casa, sin embargo, tardó más de lo esperado para no continuar en su hogar.
San jamás imaginó encontrarse a Wooyoung sentado en los escalones de la entrada batallando con aquel frío viento que podía sentir a través de sus prendas. Tanta era su sorpresa que no emitió palabra, prefirió continuar con su camino como si nada, iniciando su propia batalla.

— ¡Hace mucho frío! ¡Vuelve!

Detuvo su andar al instante, la voz de Wooyoung resonaba en sus oídos al igual que los rápidos latidos en su pecho. Con disimulo volteó a verlo en compañía de una tenue sonrisa.
— ¿Sabes que aquí o allá hace frío igual? —Señaló ambos lugares sin retroceder ningún paso.

— No sé si pueda ponerme de pie, estoy congelado ¡¿Cómo puedes tardar tanto?! 

Y su respuesta lo pilló desprevenido, ¿estuvo esperando por él?

De manera automática tomó asiento a su lado, contemplando las facciones ajenas con suma confusión.

— Te extraño, ¿Podrías decirme qué nos sucedió? Desde que Yura llegó, cambiaste y te alejaste... Todo esto me duele. — Wooyoung después de un par de minutos interrumpió el silencio incómodo que se pronunciaba.

— ¿Alguna vez se te ocurrió que también me estás lastimando? —San finalmente se sinceró y por primera vez, no se callaría—. No cambié, tú lo hiciste.. No, desde el momento en que ella entró a tu vida todo cambió, ¿Cómo iba a seguir siendo tu amigo si me lastimaba verlos juntos?

— Nunca quise lastimarte, no sabía que lo hacía... Todo este tiempo creí lo que Yura me decía, que simplemente estabas celoso porque gustabas de ella y...

La risa falsa de San le impidió continuar, Wooyoung no entendía qué sucedía.

— Estaba celoso, sí, de ella. Siempre me has gustado Wooyoung, no sabes cuánto me dolió alejarme y ver que no hiciste nada por buscarme... Que siempre la preferías a ella —Se levantó en cuanto sintió como la presión de su pecho se disipaba provocando que sus lágrimas se aproximaran.
Por eso nunca se expresaba, prefería cargar con el peso de las palabras no dichas antes que con el llanto.

San quiso huir de la situación, mas la mano ajena que se aferraba a su brazo lo impidió.

— ¿Sabes cuánto esperé por oírlo? Me gustas, y demasiado. Tanto que ya no pude seguir ocultándolo, por eso terminé con ella... Ya no podía seguir mintiendo de esta manera, jamás pude reemplazar lo que siento por ti.


Y por un momento, el frío dejaba de calar sus huesos, dando así paso a aquella calidez que al parecer solo Wooyoung era capaz de brindarle en un simple abrazo que quería hacer eterno. Sus propios labios cesaron el dolor que ocultó por meses, con un suave y dulce beso que bastaba para sellar una promesa murmurada; nunca más se volvería alejar.



Ahora a San no le importa que tan duro sea el invierno, está seguro de poder soportarlo mientras pueda refugiarse entre los brazos de Wooyoung y sea capaz de seguir sintiendo esa calidez en el corazón que solo puede provocar el verdadero amor. 

Kogarashi ; woosan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora