Ryan Rask
—¿Nos quedaremos aquí solo porque si? —pregunto Rachael aunque no le prestaron mucho atención, los mellizos apenas le dieron una vista rápida.
—¿Y si no traemos nada? —pregunté.
Yo aparecí aquí sin más. Estaba tranquilo en la azotea del hospital y de la nada me sentí mareado, cerré los ojos y estaba en medio del bosque, intenté salir pero algo me detuvo y me mandó hasta acá. Vi a Rachael en el borde del bosque y la reconocí, estábamos en la misma escuela y nos habíamos vuelto amigos pese a las distintas edades.
No llevaba nada conmigo y era algo que me preocupaba.
—En cada habitación hay una mochila con cosas útiles, vayan. —habló la chica de ojos rojos.
—Pero... —seguía con duda Rachael —¿ustedes que son?
—Niña —replicó su hermano —hace un momento lo explicamos. La pregunta sería ¿Qué son ustedes?
Y no sabia la respuesta a ello. No entendía la razón de estar aquí, solo estaba tranquilo escuchando música y no he matado a alguien o cometido algún delito como para que me encarcelen.
De nuevo me sentí mareado, parecía que el resto de personas en la sala también lo habían sentido. Tome asiento para respirar con calma, algo que no fue posible cuando sentí que algo ataba mis manos y piernas a los costados de la silla.
Levante la vista y otra vez estaban todos sentados en la misma posición que yo. Incluso el chico peliblanco estaba atado a una silla.
Empecé a ver un poco borroso, manchas nublaban mi vista, intentaba mantenerme despierto hasta que sentí un golpe en la cabeza.
Y todo se volvió negro.
Luke Lane
Me dolía la cabeza y sentí el metálico sabor de la sangre en mi boca. Palpe al alrededor, estaba en el frío suelo, acostado boca abajo, cuando intenté levantarme, una fuerte punzada en la cabeza me detuvo y nubló mi vista una vez más.
Mierda, duele.
Con un fuerte dolor logré mirar hacia arriba. Mi vista empezó a volverse clara y me permitió ver una puerta de acero ser abierta y unos hombres entrando por ella.
Mis sentidos se dispararon al sentir como me tomaban de los brazos y me obligaban a mantenerme de pie. Cubrieron mi cabeza con un saco y mi respiración se volvió pesada. Dieron otro golpe en mi cabeza, seguro con intención de desmayarme otra vez.
Me mantuve lo que pude, mis pies se arrastraban cuando me quedé sin fuerza y otra vez empezaba a dormir. Logre mantenerme despierto gracias al impacto de mi cuerpo hacia una cuadrado de metal, me recostaron sobre este mientras rasgaban mi camisa dejando mi pecho y sus cicatrices al descubierto, me ataron de pies y manos hasta que me quitaron el saco de la cabeza.
Vi hacia arriba, había una gran máquina de metal, no tenía ni la menor idea de lo que hacía, solo pensaban en que me harían.
Un hombre de cabello gris, seguro por la edad, entró con una bata cubriendo su cuerpo y unos guantes haciendo lo mismo con sus manos.
—Luke Lane, que bueno conocernos. —fue lo único que dijo antes de desaparecer de mi vista nuevamente.
Forcejeaba intentando salir de este maldito lugar, aunque sería inútil, si llegara a escapar los guardias me detendrán. Solo en esta sala hay seis, afuera seguro ha de haber más.
No había forma se escapar, y dado que me siento como si me estuviera muriendo creo que sería aún más imposible.
De nuevo el hombre apareció en mi vista, ahora llevaba una pinzas mientras se acercaba a un contenedor que tenía al lado. Mierda, no, eso estaba caliente.

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Los trece *EN CORRECCIÓN*
FantasiUn castillo, una organización que busca la paz de la forma que sea, un robot, distintas criaturas, trece chicos que buscan una mejor vida, la vida en juego. ¿Que pasaría si ese grupo de chicos son secuestrados y encarcelados en el mismo castillo? ¿...