Tras una tragedia, Tara Yoshimoto se ve en la necesidad de unirse a la Port Mafia, la organización más peligrosa y temida de Yokohama, adentrándola en un entorno de violencia y hostilidad mientras trata de superar sus propios demonios. Un ángel caíd...
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—Esto no tiene arreglo. Las armas de contrabando llevan dos semanas de retraso. Mis subordinados tendrán que pelear con cuchillos de cocina. Y eso no es todo, los conflictos escalan y anularon el contrato de patrocinio. —recitó con preocupación Mori antes de dejar escapar un pesado suspiro haciendo una pausa. —Quizás no sirva para esto. ¿Qué opinas, Dazai-kun? —el mayor se giró en su silla para mirar al castaño, quién tenía a Tara recostada en su espalda durmiendo, nuevamente.
—Mori-san, ya sabías que no tendrías dinero, información o la confianza de tus subordinados. —replicó el joven mientras sostenía un vaso de vidrio mezclando algunas sustancias.
—Qué cruel. —musitó el contrario. —¿Por qué mezclas un medicamento para la presión alta con uno para la baja?
—Pensé que si bebía la mezcla podría morir en paz.
—Dazai-kun, estabas allí cuando heredé el puesto del anterior jefe. Eres un testigo clave. No puedes morirte ahora. —presagió frunciendo el ceño levemente, su expresión volviéndose más seria ahora, haciendo que el menor se detuviera justo antes de beber el contenido del vaso.
—No salió como esperabas. Elegir a alguien que intentó suicidarse y alguien cuyos recuerdos nublados hacen que cuestione su propia mente fué buena idea. Pero ha pasado un año y sigo vivo, además, por más ilusa que sea Tara, aún existe la probabilidad de que te delate.
—Te equivocas. Llevamos a cabo el plan.
—El "plan" termina cuando silencias a los relacionados con el asesinato. Yo era el cómplice adecuado, después de hacerte el jefe gracias a nuestro testimonio, nadie dudaría que desaparecí suicidándome misteriosamente.
Ambos se miraron el uno al otro fijamente, mientras la expresión de Dazai estaba completamente el blanco, la expresión de Mori mostraba clara malicia con sus labios curvados en una leve sonrisa. Un breve silencio se hizo presente entre ambos pero fué quebrado por el mayor.
