Capítulo 3

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El lugar donde trabajo es grande y espacioso, un bar restaurant que queda a unas 10 calles de mi cabaña. Si bien no es muy lujoso, es muy concurrido, ya que sólo hay tres grandes restaurantes en este pueblo. Trabajo en el turno diurno ya que las guarderías del pueblo suelen cerrar las cinco de la tarde, lo que no me permite tomar el horario nocturno aunque la paga en ese otro es mucho mejor, así como las propinas pero por ahora me va bien.

Mientras ordeno mi bandeja escucho los cuchicheos de mis compañeras y me volteo para a ver de qué se trata pero estas no me dicen nada sólo señalan a una parte detrás de mí, sigo su señalamiento que dá hasta una mesa lejos del centro y me encuentro aquellos ojos grises mirándome. Se me sale una sonrisa sin querer y volteo de regreso hacia donde mis compañeras. Lily, una peli roja de cafés me sonríe ampliamente sin disimular su diversión y euforia.

—Merlin, la mesa dosssss—dice con evidente entusiasmo alargando la s en la última palabra—el chico se te ha quedado mirando nada más llegar y te acaba de sonreír, es todo tuyo—dice sonriendo y me guiña un ojo con chulería.

Si Lily supiera de donde o cómo conozco a este tipo se espantaría. Es una chica súper dulce, tranquila y simpática, aunque en algunas ocasiones como esta, por ejemplo, deja salir a flote su verdadera personalidad, sonrío ante su entusiasmo. Si supiera todas las cosas que han sucedido entre Alek y yo le volaría su colorada cabeza. 

—eh eh, zanahoria—le llamo por el apodo que todos aquí le dicen y que yo también adopté, el mismo que le hace enojar falsamente. —¿no querrás atenderle tú?—le pregunto con una sonrisa malvada plantada en mi rostro.

—noooo, qué va, ¿cómo voy a querer atender al chico más guapo que he visto en mi vida? Claro que no—dice mientras va vistiéndose con su delantal y tomando la libreta de anotaciones— pero claro que no —repite y se acerca rápido hacia la mesa en la que se encuentra sentado Alek. Sonrío cuando veo la cara enojada de el encontrar la mía y continúo con mi trabajo con la satisfacción plasmada en mi rostro.

A pesar de que fui yo quien envié a la dulce Lily a las garras de Alek para deshacerme de él, no logro mantener a raya mis hormonas cuando veo que el descarado toma un mechón colorado que estaba en la frente de Lily y lo desliza por detrás de su oreja mirándola sugerente, me incomodo, aunque no digo nada y mucho menos se lo doy a demostrar porque me volteo el mismo segundo y continúo con mis deberes. Si es así que el cree que le voy a perdonar o dejar que esclarezcamos las cosas, está muy equivocado aunque quizás yo también.

Lavo los platos cuando siento que una mano toma la mía, firme , evita que siga restregando  y es cuando me doy cuenta de lo fuerte que les había estado tallando.

—trabajo de mierda—le escucho decir con desprecio en mi oreja.

Su piel se siente fresca y huele a esa colonia masculina que me encanta, inhalo suavemente dándome vuelta para encararle aún sintiendo su aliento mentolado invadir mi espacio personal.

—no puedes estar aquí.

—puedo estar donde quiera —dice esta vez mirándome a los ojos. —y a tu amiguita colorada no le ha molestado dejarme pasar cuando se lo he pedido.

No me sorprende, manipulador y ella ingenua. Me alejo de él un tanto enojada por su comentario pero también porque la tensión sexual que siento en este momento entre nosotros es demasiada. Me encuentro en mi trabajo, no puedo permitir que nada se salga de control aquí.

—sal de aquí Alek, ve a coquetear con alguna otra camarera.

—¿estás celosa? —hace como que lo pregunta pero más bien afirma, cosa que me hace enojar.

Nuestro amigo (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora