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El viento aullaba furioso fuera de los muros de Rocadragón, azotando la fortaleza. El rugido del mar, siempre presente en la isla, se mezclaba con el ulular del viento, creando una sinfonía de sonidos que parecía anunciar la tormenta que se avecinaba. En el interior de la imponente fortaleza, en una de las estancias más privadas y resguardadas, se desarrollaba un evento que eclipsaba incluso la furia de la naturaleza en el exterior.

Alyssa Targaryen, yacía en una cama, su rostro estaba empapado de sudor, los mechones de cabello rubio pegados a su frente. Sus manos, entrelazadas con las de Baelon, apretaban con fuerza los dedos de su esposo mientras los ojos de ambos se reflejaban la angustia y el temor.

En la habitación, un grupo de maestres y matronas se apresuraba, preparando agua caliente, paños limpios y hierbas medicinales. Las velas de sebo iluminaban la estancia con una luz parpadeante y amarillenta, proyectando sombras danzantes en las paredes de piedra gris.

Baelon nunca se había sentido tan impotente antes. Su mirada desesperada se posaba en el rostro pálido de su amada, mientras apretaba su mano con fuerza y susurraba palabras de aliento. En lo más profundo de su ser, rezaba a los dioses rogando que no le quitaran a Alyssa. Él no podía imaginar su vida sin ella.

El tiempo parecía estirarse infinitamente mientras el parto avanzaba. Horas se convirtieron en eternidades, y Alyssa estaba agotada, su piel pálida y perlada de gotas de sudor. Los maestres y matronas intercambiaban miradas ansiosas, confundidos por la dificultad del proceso. El destino de Alyssa pendía de un hilo.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, un grito llenó la habitación. El llanto de un recién nacido rompió el silencio, un sonido que inundó de alivio a todos los presentes. Los maestres sostuvieron al niño recién nacido en alto, sus pulmones fuertes y saludables emitían un grito triunfal. Pero otro sonido más se escuchó que iba en sintonía con el recién nacido, uno que se escuchó en toda la isla, era el rugido agudo de un dragón.

Alyssa, con una sonrisa fatigada en los labios, susurró el nombre del niño con una voz débil pero llena de amor, "Daemon Targaryen".

Alyssa cerró los ojos y respiró hondo. Baelon sintió que su mano se aflojaba y que su pulso se debilitaba. Los maestres y las matronas se acercaron con prisa y le pusieron vendas y ungüentos. Intentaron reanimarla, pero parecía que no había esperanza. Alyssa estaba al borde de la muerte.

Baelon soltó un grito desesperado y abrazó el cuerpo casi sin vida de su hermana. Rogó como nunca había rogado antes, sin importarle nada más. Solo tenía ojos para ella, para la mujer que había sido su todo. Rezo a los dioses, no se la podían quitar, así como hicieron con su hermano Aemon hace dos años.

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Alyssa había caído en un profundo coma desde el momento en que Daemon vino al mundo. Durante una semana entera, los maestres lucharon desesperadamente por mantenerla con vida, mientras que el príncipe de Rocadragón, Baelon, se ocupaba de velar por sus dos hijos, el recién nacido y su primogénito, Viserys.

En ese tiempo de incertidumbre, algo extraordinario sucedió. Alyssa fue visitada en sueños por los mismísimos dioses de Valyria. En su ensoñación, descubrió que los dioses estaban interviniendo en su destino y en el de su familia. Fue testigo de terribles revelaciones que lograron helaron su sangre de caliente como el fuego.

En su sueño, Alyssa vislumbró su propio futuro y el de aquellos a quienes amaba. Supo que ella misma moriría en su tercer embarazo, y que su tímida hermana, Daella, perdiá la vida en el parto en algunos meses, pero es no pasaba en esta realidad, tal vez fue algo que los dioses cambiaron. También fue consciente de las tragedias que aguardaban a sus hermanas menores, sin poder evitar un nudo en su garganta al saber lo que les deparaba el destino.

Pero las revelaciones no se detuvieron ahí. Alyssa vio con claridad que su hermano y esposo, Baelon, no moriría de una manera natural, como se creía. Los dioses le mostraron que su muerte fue provocada por envenenamiento, y no por un estómago reventado, como se había pensado durante años.

La visión de Alyssa se volvió más aterradora a medida que avanzaba. Observó cómo su primogénito, Viserys, se convertía en rey, pero no era el monarca que ella podría haber imaginado. Era débil y complaciente. Su hijo trataría a Daemon con desprecio y lo exiliaría repetidamente de Desembarco del Rey, derramando lágrimas amargas de impotencia.

La protagonista de este sueño profético también comprendió que Viserys ponía su confianza ciega en su Mano, Otto Hightower, quien resultó ser el verdadero culpable de la caída de su casa. La traición y el engaño se tejían en los hilos del destino, y Alyssa no estaba dispuesta a aceptarlo.

Alyssa contempló con horror cómo Viserys permitía que asesinaran a Aemma para extraer al bebé que no viviría más de un día. Esta revelación sacudió los cimientos de su existencia y despertó en ella furia.

Pero las visiones no se limitaron a ese trágico acontecimiento. Alyssa fue testigo de los acontecimientos que rodearían la vida de Rhaenyra y todo lo que ocurriría durante la Danza de Dragones. Vio la oscuridad y la muerte que se avecinaban, así como el desenlace de la guerra.

Con una determinación férrea, Alyssa juró en su sueño que haría todo lo que estuviera en su poder para evitar que esas visiones se convirtieran en realidad. Si los dioses le habían enviado esta visión, ella se negaba a permitir que su familia sufriera todo lo que vio.

¿Pero cómo lo haría? Jaehaerys era el rey, el estaba ciego con muchas decisiones, así como vio en sus sueños. Ella estaba desorientada en que camino tomar, solo esperaba que los dioses la ayudaran.

Alyssa abrió los ojos.

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Esta historia transcurre en el año 81. Aemon murió hace dos años, Rhaenys tendría 7 años en este momento.

Sé que sigo publicando fanfics y no actualizo los demás, pero... Los próximos capítulos de esas historias ya están en borrador.

En Supremacia Targaryen me di cuenta de que tendré un problema de cronología que estoy solucionando.

En esta historia no sé si dejarlo ahí, si añadir unos cuantos capítulos más o hacerlo largo como Supremacía Targaryen

Alyssa Targaryen tiene un sueño dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora