"Un paso a la vez"

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Cita

Partieron por lo básico, tuvieron una cita. Angel estaba nervioso, hace décadas que no había tenido una, ni si quiera vivo recordaba mucho como eran. Por lo general los hombres buscaban solo una cosa al invitarle a salir. Se miro en el espejo, llevaba un vestido blanco con cerezas, pantis y unos zapatos de tacón. Se maquillo a juego y salió de su habitación, encontrándose a su ¿Novio? con una sonrisa encantadora esperándole detrás de la puerta.

-¿Listo?—Angel lo miro de arriba abajo, estaba igual, vestido de la misma forma que todos los días.

-¿Irás así?—le señaló.

-¿Cómo?—se miro sin encontrar fallas a su traje.

-Es el mismo de siempre—

-Me gusta ¿Algún problema?—

-Es una cita, tienes que vestirte de otra manera—el ciervo lo medito unos segundos. Chasqueó sus dedos y su atuendo se cambió por uno negro con detalles rojos. Angel aplaudió—te ves muy guapo, sonrisas—

-Gracias querido, igualmente—le guiño el ojo. Salieron del hotel y Alastor le dio su brazo para que Angel lo agarrara y el, por supuesto, que no desaprovechó la ocasión. Así caminaron por las deprimentes calles del infierno, pero ellos lograron crear una burbuja de felicidad, buena charla y risas. La gente veía al demonio radio y gritaba del miedo, cruzaba la calle o intentaba huir. Los pecadores veían a Angel con deseo, morbo y le dedicaban palabras picantes que el ciervo callaba de un golpe con sus sombras. Hacían una pareja particular, a nadie se le era indiferente, llamaban la atención dónde estuvieran. Entraron a un restaurante lujoso, uno de los pocos del infierno, exclusivos para demonios de alto rango. Angel se incómodo al entrar, ya que los mozos y demás lo veían extrañado, quizás con asco.

-Al, yo no puedo estar aquí—le susurro cuando los sentaron en la mesa.

-¿Y eso por qué?—jamás prestaba atención a los seres inferiores.

-Bueno, la mayoría de ellos—señalo a la gente—han sido mis clientes, pensarán que solo soy una puta barata y que no merezco estar aquí—Alastor frunció el ceño. Dio una fuerte estática por el lugar y con su micrófono dio una advertencia.

- Quien llegue a poner incómodo a mi compañero el día de hoy, tendrá la muerte más lenta y dolorosa que haya—su voz sonaba fuerte, distorsionada y varonil. Angel se sonrojo y abanico con la mano.

-¿Es normal que eso me haya prendido?—sonrió coquetón.

-Angel—ahora era el turno del demonio radio de turbarse. No entendía como aquel demonio de tan poca monta podía desencajarlo de aquella forma. Llegó el mesero con temor y les tomó el pedido. La cena transcurrió tranquila, comieron los deliciosos platos servidos, charlaron nimiedades, rieron y tomaron un buen vino. Para la araña había sido la cita idílica, siempre había soñado algo así, pero aún en vida, la gente, en su época, tenía que esconder su homosexualidad. Todo se hacía en la clandestinidad. Pero ahora, estaban los dos, comiendo y riendo a la luz de las velas, con música agradable de fondo.

-Ven, ahora iremos a mis dominios—salieron del lugar, ya estaba oscureciendo. Alastor no estaba seguro, pero lo siguió de todos modos. Llegaron hasta una tienda totalmente rosada, con muchas flores adornándola. El ciervo trago duro y acompaño la mano que lo sostenía ¿En qué momento había sucedido? Angel saludo a la persona que estaba en la caja, compro un no se que y se dirigió a un par de casetas con cortinas y una pantalla. El demonio radio no entendía un carajo que es lo que sucedía.

-¿Angel? ¿Qué es este lugar?—tenia cierto recelo.

-Mira—hizo unos arreglos a la pantalla y se posicionó delante de una ¿Cámara? Le dijo a su acompañante que se parar al lado y sacaron una foto—Es purikura, fotos instantáneas. Ahora podemos adornarlas—le puso un par de orejas y bigotes de gatito a Alastor. Se veía tan adorable con aquella cara de perturbación. La radio interna del demonio emepzo a sonar, no pensó que le sacarían una foto, no le gustaban—Tranquilo, solo las veremos nosotros—sonrió para tranquilizarlo. Aalstor lo vio sorprendido, ni si quiera le dijo que es lo que le perturbaba y aún así adivino ¿Era psíquico?

-Ven, tenemos un par mas—la segunda foto Angel le puso los dedos detrás de la cabeza, simulando orejas de conejo. La tercera lo abrazo y en la foto se vio claramente el sonrojo del ciervo en su rostro, por la cercanía contraria, y la última Angel le depositaba un inocente beso en la mejilla. Había sido mucho para Alastor, con su báculo hizo un par de sombras, magia y desapareció. La estrella porno carcajeo por lo adorable que era. Imprimió las fotos y las vio con adoración, serían su secreto mejor guardado.

**

Llegó al hotel sin encontrar al ciervo, su cita había terminado pero había sido la mejor que había tenido. Cuando entró en su habitación allí estaba Alastor. Ya vestido con su ropa habitual, estaba sentado en su cama. Angel lo miro y le entrego su par de copia de las fotos. Alastor las miro con asco pero las recibió igualmente.

-Salgo horrible—contemplo su rostro en aquel pedazo de papel.

-Eres hermoso y adorable. Mira esos cuernos, esa sonrisa, esos ojos rojitos—sonrió suave—me encanta—

-Estas enfermo. El único que me encuentra adorable eres tú, todos los demás me temen cuando me ven—

-No ven lo que yo veo, no te conocen como yo y son idiotas—se acercó al ciervo y se sentó al lado. Con la miradaa le pregunto si podía tomarle la mano, el ciervo asintió y la poso encima, acariciándolo con el pulgar.

-Tu sales bien—dijo viendo otra vez las fotos.

-Siempre salgo bien, cariño—con sus manos superiores se apretó el pecho mientras que con una de las inferiores sostenía la mano del ciervo.

-Idiota—mascullo.

-Tonto—se vieron a los ojos y mientras se insultaba se iban acercando poco a poco hasta que sus labios se rozaron. Solo un roce, pero había sido suficiente para que el pelaje de Angel se erizará y sufriera temblores placenteros. Mierda, Alastor le hacía sentir todo lo que sus clientes no lograban y eso que ni si quiera habían follado.

-Debo irme, debes descansar ¿Mañana trabajas no?—

-No me lo recuerdes—se despidieron y Angel quedó solo en su habitación, aún excitado por lo vivido.

**

Paso a paso
Empezaron con un roce de labios de cinco segundos. Era lo máximo que el ciervo podía soportar el contacto humano. Pronto se sumaron los abrazos apretados, el reconocimiento del cuerpo ajeno por encima de la ropa. Ese fue un gran paso . Con cuidado Angel se dejó explorar y Alastor descubrió la suavidad de su pelaje. Delineó sus clavículas bien marcadas, sintiendo las reacciones temblorosas de la piel contraria. Los ojos de Angel estaban dilatados, su respiración estaba agitada, su boca entre abierta y sus mejillas sonrojadas ¿Tanto le provocaba un pequeño roce de piel? Quería ver más, por lo que deslizó sus garras por los hombros y brazos. Allí estaba, al medio, aquella pelusa esponjosa que olía endemoniadamente bien. Al principio solo la miro, pero después Angel le dijo que la tocará, que se atreviera y con una de sus manos posó la mano del ciervo encima, hizo que la estrujara mientras el jadeaba. Aquel punto era algo sensible.

-¿Te gusta?—dijo el ciervo con una voz más sensual de lo esperado.

-S-si—se había puesto tímido. Y era ridículo, esto lo había hecho un millón de veces. Alastor siguió descubriendo las sensaciones nuevas hasta bajar por la linea rosada que rodeaba el abdomen de la araña. Angel se acostó en la cama, cerrando los ojos, era demasiado excitante y sabía que su erección se notaba debajo de su corta falda. Alastor se posicionó más cómodamente y empezó a bajar hasta tocar las caderas, eso hacia que Angel se revolviera debajo suyo. Se veía tan sumiso y eso le encantaba, se aventuró a bajarle la falta, viendo la sensual prenda que cubría su erección. No podía llegar más lejos, aún tenía recelo con el contacto físico y el sexo. Angel vio la duda que sentía y sonrió—un paso a la vez  cariño—se incorporo en la cama y lo abrazo, aún estaba medio desnudo y muy excitado pero jamás presionaría a su pareja a qué hicieran algo más.

-Quien diría que no me presionarías. Siempre pensé que me terminarlas violando o algo—los dos rieron.

-¿Y con que fuerza te sometería? Estás loco, hubiera terminado muerto—

-Buen punto, pero quizás no me hubiera podido resistir a ti—estaban abrazados, aún haciéndose mimos.

-¿Estás diciendo que eventualmente accederías?—se sonrojo al pensar que llegarían hasta el último paso.

-Paso a paso—le dio un beso suave, sensual

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"Loco por Angel"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora