Antes
EN MEDIO DE LA NADA
Había sólo dos tipos de personas en nuestro pueblo.
-Los estúpidos y los atascados-. Mi padre había clasificado afectuosamente a nuestros vecinos.
-Los que están obligados a quedarse o los que son muy imbéciles para marcharse. Todos los demás encuentran una razón para irse.
No quedaba duda del grupo en el que él se encontraba, pero nunca tuve el valor para preguntar por qué. Mi padre es un escritor y nosotros vivimos en Gatlin, Carolina del Sur, porque los Garzón siempre lo han hecho, desde que mi tátara-tátara-tátara abuelo, Ellis Garzón, luchó y murió del otro lado del río Santee durante la guerra civil.
La gente de aquí abajo eran los únicos que no la llamaban Guerra Civil.
Todas las personas menores de sesenta años la llamaban la Guerra entre los Estados, mientras que cualquiera de más de sesenta la llama la Guerra de la Agresión Norteña, como si alguien del norte hubiera envuelto al sur en una guerra por una mala cosecha de algodón. Todos, y eso quiere decir todos, excepto mi familia. Nosotros la llamamos Guerra Civil.
Otra razón por la que no podía esperar para largarme de aquí.
Gatlin no es como los pequeños pueblos que ves en las películas, a menos que sea una película de hace cincuenta años. Estábamos demasiado lejos de Charleston para tener un Starbucks o un Mc Donald's. Todo lo que teníamos era el Rey de los lácteos, y el nombre del local estaba incompleto en el aviso, ya que los Gentrys habían sido demasiado tacaños para comprar todas las letras.
La biblioteca aún funcionaba con un sistema de fichas, la escuela aún tenía pizarras con pintura verde, y nuestra piscina pública era el lago Moultrie, con todo y su agua turbio y tibia.
Podías ver una película en el Cineplex más o menos en la misma época que salía a la venta el DVD, pero para eso tendrías que conseguir que te llevaran hasta Summerville, hasta la Universidad del estado. Las tiendas estaban en la calle Main, las casas bonitas en River y todos los demás vivíamos al sur de la ruta nueve, donde el pavimento se desintegraba en pequeñas piedritas de concreto- terribles para caminar -, pero perfectas para lanzárselas a las zarigüeyas rabiosas, los animales más malvados que existen. Uno nunca ve eso en las películas.
Gatlin no era un lugar complicado, Gatlin era simplemente Gatlin.
Los vecinos vigilaban desde sus porches durante los insoportables veranos, sofocándose sin razón. No tenía sentido. Nada cambiaba nunca. Mañana sería mi primer día en la escuela Stonewall Jackson, y ya sabía todo lo que iba a pasar -dónde me iba a sentar, a quién le iba a hablar, las bromas, las chicas, quién iba a parquear y dónde.
No había sorpresas en el Condado de Gatlin, nosotros estábamos en medio de la nada.
Por lo menos eso era lo que yo pensaba, mientras cerraba mi gastada copia de Casa del terror 5, apagaba mi iPod y desconectaba la luz, ese último día de verano.
Resultó que no podía estar más equivocada.
Había una maldición.
Había una chica.
Y al final, había una tumba.
Yo nunca lo vi venir.
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H.C. (Adaptación cache)
FanfictionBienvenidos a Gatlin. Un pueblo en mitad de ninguna parte donde nunca ocurre nada. Al menos eso pensaba yo. No podía estar más equivocada. Había una maldición. Había una chica y al final, una tumba.