La noche era oscura y tormentosa. El viento soplaba con fuerza y el cielo estaba cubierto de nubes negras. En el horizonte, se veía una silueta gigantesca que se acercaba a la costa. Era Godzilla, el rey de los monstruos, que venía a reclamar su territorio.En la isla de Skull, un rugido atronador resonó en el aire. Era King Kong, el rey de la isla, que había sentido la presencia de su rival. Kong se levantó de su cueva y se dirigió al mar, dispuesto a defender su hogar.
Los dos titanes se encontraron frente a frente en el océano. Se miraron con furia y desafío. Godzilla lanzó un rugido que hizo temblar la tierra y el agua. Kong respondió con otro rugido que hizo vibrar el aire y los árboles. Ambos se lanzaron al ataque, iniciando una batalla épica.
Godzilla usó su cola para golpear a Kong, pero el simio esquivó el golpe y saltó sobre el lagarto, agarrándolo por el cuello. Kong le mordió la cabeza, pero Godzilla le clavó sus garras en el pecho. Los dos se soltaron y se alejaron, sangrando por las heridas.
Godzilla abrió su boca y disparó su aliento atómico, una ráfaga de energía azul que quemaba todo a su paso. Kong lo vio venir y se cubrió con sus brazos, pero el impacto lo hizo caer al agua. Godzilla aprovechó la ventaja y se sumergió bajo las olas, arrastrando a Kong con él.
Kong luchó por liberarse del agarre de Godzilla, pero el reptil era más fuerte bajo el agua. Kong empezó a quedarse sin aire y a perder el conocimiento. Parecía que Godzilla iba a ganar.
Pero entonces, algo cambió. Una luz brillante iluminó el fondo del mar. Era una explosión nuclear, causada por un submarino que había sido enviado por los humanos para detener la pelea de los monstruos. La onda expansiva golpeó a Godzilla y a Kong, haciéndolos salir a la superficie.
Godzilla estaba aturdido por la explosión, pero Kong estaba revitalizado. El simio había absorbido parte de la radiación, aumentando su fuerza y resistencia. Kong se levantó sobre las olas y golpeó a Godzilla con un puñetazo cargado de energía. Godzilla retrocedió, sorprendido por el poder de su enemigo.
Kong no le dio tiempo a reaccionar y lo siguió golpeando con sus puños radiactivos. Godzilla intentó defenderse con su cola y sus garras, pero no podía igualar la velocidad y la agilidad de Kong. El simio le arrancó una escama tras otra, haciéndole sangrar profusamente.
Godzilla rugió de dolor y furia, y volvió a disparar su aliento atómico. Pero esta vez, Kong estaba preparado. El simio agarró una roca gigante y la usó como escudo, bloqueando el ataque de Godzilla. Luego lanzó la roca contra la boca de Godzilla, rompiéndole varios dientes.
Godzilla estaba herido y debilitado. Kong aprovechó la oportunidad y le saltó encima, sujetándole la mandíbula con sus manos. Con un movimiento brusco, le rompió el cuello, matándolo al instante.
Kong soltó el cuerpo sin vida de Godzilla y rugió triunfalmente. Había vencido al rey de los monstruos. Había demostrado ser el más fuerte. Había defendido su hogar.
Kong se alejó nadando hacia la isla de Skull, donde lo esperaban sus amigos humanos y animales. Había terminado la guerra entre los titanes. Había comenzado una nueva era de paz.
Fin.