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Aman

La resaca que tengo no se la deseo a nadie, pero creo que tomar mucho y seguir los consejos de mis amigas no es buena idea. Me levanté de la cama hace diez minutos pero lo único que estoy haciendo es caminar de un lado a otro porque me acordé de lo que hice anoche y no sé si decirle a Agus o no. Sinceramente no quiero terminar con él porque me hace bien y además es muy importante como para perderlo.

me frené cuando alguien entra a mi cuarto, sin tocar la puerta y estoy a punto de acogotarlo, pero es Agus, asique me calmé. Debia actuar bien, él venia con una sonrisa y yo también deberia estar igual si no fuera por la estupidez que hice anoche.

Intenté poner mi mejor sonrisa de boca cerrada cuando él se acercó a mi. Debo parecer un león igual porque ni me esforcé en peinarme cuando me levanté, ni siquiera me puse los lentes.

—hola mi amor.—se acerca a mi y me abraza de la cintura para luego darme un beso.

La culpa me consumía al besarlo sabiendo que besé a otro horas atrás. Siento que lo mejor es no decirselo, o por lo menos no ahora que él se siente inseguro cada vez que yo salgo con mis compañeros. No quiero generarle más esa inseguridad, y sé que si se lo digo seria un desastre.

—hola.—mi voz dormida me delataba que recién me desperté.

—a la salida anoche te esperé y hasta te mandé un mensaje, ¿no lo viste?.

tragué saliva media nerviosa. Todo lo que digan de anoche me recuerda a eso y me siento cada vez más culpable.

—n-no, solo llegué a mi casa y me vine a dormir.—sonreí con la boca cerrada.

me besa nuevamente pero suave.—iba a invitarte a dormir a mi casa, pero no me llegó respuesta.

—la próxima será.—no podía verlo a los ojos, me sentiría culpable al ver como él me mira con ojos de enamorado y yo la cagué.

—esta noche venís a comer a mi casa ¿sí?.—levanta las cejas esperando respuesta.

no sé si decirle ahora, o será mejor esta noche, o quizás nunca sea la mejor opción si no quiero que se aleje o que me deje.

—claro que si, pero yo cocino.—traté de sonreír lo mejor posible, tratando de olvidar lo que pasó.

se separa lentamente mientras se ríe.—bueno, pero tratá de no quemar la casa.

lo miré entrecerrando los ojos pero a mi también se me escapó una risita.—prometido. Ahora me voy a cambiar, ¿me esperas abajo?.

mira a otro lado haciendo el bobo.—mágicamente me volví invisible, asique podes cambiarte tranquilamente.

Dios, lo amo, no puede ser que sea tan tonta  por lo que hice. Me carcome la cabeza todo el tiempo y más cuando lo tengo enfrente, cuando él no sabe nada y yo le estoy mintiendo en la cara.

—dale tonto.—lo empujé despacio hasta la puerta pero no se resistía.

—está bien, pero apurate porque vine para llamarte a comer y me terminé olvidando. Tu mamá me apuraba para que venga a buscarte.—me dedica una sonrisa mientras camina hacia atrás.

—bien, ya voy, no me apures.—cerré apenas la puerta.

—¡apurate nena!.—se escucha desde abajo y supe que era papá.

Solo se me escapó una pequeña risa mientras cerré por completo la puerta. Largué un fuerte suspiro tratando de evitar esos pensamientos que me estaban matando y me acerqué a mi placard en busca de ropa cómoda. Elegí una calza negra y una remera media suelta de adidas, lisa de color azul, y luego de ponerme las zapas, bajé al comedor donde yo era la única que faltaba sentarse en la mesa para comer.

ɢɪʀᴏ ɪɴᴇꜱᴘᴇʀᴀᴅᴏ | parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora