Alfa Joo Jaekyung [JINX] [JAEKYUNG X DAN] [OMEGAVERSE]

I (Comienzo)

“Kim Dan es un omega muy atractivo, muy débil y muy delicado, tanto como una pluma. Muchos alfas an querido conquistarlo, pero ninguno logro llegar a sus medidas. Por lo cual, es virgen.

¿Que pasaría si este modelito omega tiene su celo justo en un bar que esta lleno de asquerosos y pervertidos alfas? Pero, ¿que pasaría si justo ESE alfa viene justo ese día?”

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Kim Dan decidió ir por algo de beber en el bar que siempre deambulaba. Era de noche, estaba lleno de alfas y sus asquerosas feromonas. Dan odiaba que cada mirada se posará en el. Ninguno se volvía loco por abusarlo o incluso violarlo ahí por la seguridad que andaba en la puerta, aunque a estos también les llamo mucho la atención la belleza de este.

Kim Dan pidió lo mismo de siempre y, a medida que daba sorbos, sentía unos mareos infernales. Su celo. Debía irse y mientras más pronto mejor, pero los omegas eran débiles, a penas iba una partecita de su celo, ya se sentía como si lo tuvieran totalmente.

Muchos se acercaron a el y empezaron a murmurar; se habían dado cuenta. Kim Dan debía correr, pero ¿con que fuerza? El no era nada más que un omega, uno débil. Muchos empezaron a murmurar y otros a acercarse.

—Hola precioso, ¿necesitas ayuda? —empezaban a decir tonterías. Las feromonas de Kim Dan empezaron a salir sin piedad, lo que hizo que todos los alfas se pongan duros visiblemente.

Un hombre entró al bar. No era alguien al que le gustara, ya sabés, deambular por lugares baratos.  Le parecía desagradable. Pero había perdido la apuesta con su amigo, así que debía hacerlo. Empezó a sentir unas feromonas con sabor delicioso. Nunca se había interesado ni por omegas ni betas ni alfas, pero ese olor... Ah, quería violar a cualquiera que sea.

Se dirigió a tal hipnotizador aroma. Su rostro cambio a asco al ver muchos alfas normales queriendo tocar a lo que el anhelaba.

Algunos ya se habían alejado por los pasos pesados y el aura amenazante, pero otros aún querían disfrutar a tal omega.

—¿Que creen que hacen con mí omega, pedazos de mierda? Si no quieren que los maten justo ahora, váyanse. —expreso con tal voz ronca y fría. Sus puños grandes ya iban a golpear a todo el mundo.

Todos se alejaron y empezaron a escapar del restaurante al darse cuenta de que estaban hablando de no un alfa, si no un engima. Y para variar, era el enigma Joo Jaekyung

El desconocido llevo a Kim Dan a su lujoso coche.

—Ah... Ahmg... —gemía el omega desesperadamente. Eran salidos de una voz suave y dulce, así que era muy lascivo escucharlo, pero Jaekyung sabía su situación y no podía aprovecharse... ¿o sí?

—Relajate. Estas en mí coche, no te haré nada, simplemente te llevaré a mí casa y te recostare. Descansa por el momento. —decía con su voz ronca. Su parte trasera Iba a estallar y dolía, joder, dolía mucho, pero no podía hacer nada.

—Aah, e-esta b-b-bien... —balbuceo el omega. Luego, cayo profundamente dormido.

Al llegar a casa, Kim Dan seguía en su sueño profundo. Jaekyung sabía que no podía hacer nada con el en ese estado.... Pero su rut no. Su ojos se tornaron violetas, tan violetas, muy violetas. Empezó a sacar feromonas sin piedad e hizo que el omega se despertara, o mejor dicho, el celo del omega se despertara.

—Señor, señor, señor.... Ahh, me duele, Mhng... —balbuceaba mientras veía al hombre que tenía en frente.

Era guapo, muy guapo, demasiado, incluso guapo le quedaría corto. Era un caballero guapísimo, ah, dios, le gustaba, le gustaba mucho. Kim Dan por primera vez se interesó en un alfa...

—Lindo, ¿cómo te llamas? —jadeo el alfa, aún conteniendose lo más que pudo, pero no podía contenerlo por más tiempo, quería marcarlo, violarlo, tomarlo ahí, en medio del coche.

—K-kim Dan... —gimió débilmente el omega.

Joo Jaekyung se acercó a el y le susurro en su tierno y pequeño oído.

—Kim dan... que nombre tan lascivo. Escucha, no me interesan las personas, pero ahora mismo tengo muchas ganas de violarte hasta cansarme, ¿entiendes?

Usualmente, cuando a Dan le dicen cosas similares a esas, le da disgusto y se aleja. Pero esta vez, quería dejarse, quería que esté hombre hiciera lo que quiera con el, que lo coja y lo deje sin aire, que lo mate, que lo mire con hambre. Quiere ser un animal sacrificado.

—S-Si el señor an-anhela es-eso... p-puedo entregarme... —susurro cálidamente.

Jaekyung no podía más. Tenía el permiso y lo tenía ahí, entregado. Jaekyung, si lo aguantaba más, sentía que dejaría de ser hombre.

Con una sonrisa satisfactoria le volvió a susurrar al oído.

—Tu me lo permitiste...