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Detestaba cuando la razón de tus latidos acelerados no eran mis manos.

Detestaba cuando fruncías el ceño y no era por un orgasmo.

Pero amaba cuando nos acurrucábamos,

Y cuando rogabas por un abrazo con entusiasmo.

Michael, tú perdías la razón cada vez que algo no era como lo previsto.

Y un beso no era suficiente para sacarte de aquel abismo.

Sandwich☪mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora