Capítulo 2: Diferente

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—¿Encontraron algo?

—Nada — responde Luke, haciendo una mueca.

—¿Y tú?

Eva alza la mirada del libro que tiene en las manos y me mira.

—Nada irrelevante, sólo una leyenda toda rara — dice, señalando un enorme libro que reposa frente a ella en la mesa.

Llevamos casi todo el día encerrados en la biblioteca del pueblo. Hemos recorrido estante por estante, libro por libro y no hemos encontrado absolutamente nada. Y ya estamos empezando a sentirnos frustrados.

—¿Sobre qué trata? — le pregunta Luke, acercándose más a la mesa.

Eva toma el enorme libro. Su portada es de un color marrón oscuro y está tan desgastada por los años que el título es ilegible, sólo se alcanza a distinguir un par de manchas doradas. Abre una página en específico y su dedo recorre el texto a medida que va leyendo.

—Hace muchísimo tiempo, según cuentan nuestros antepasados, un grupo de seis individuos llegaron a un pueblo a las afueras del país. Cuatro mujeres y dos hombres, cada uno más especial que el anterior. Eran queridos, alabados, venerados por todos, en especial su líder. El tiempo que estuvieron, el mundo se llenó de prosperidad, abundancia, luz, paz... Pero todo cambió cuando, de manera misteriosa, uno a uno empezaron a desaparecer sin dejar rastro, dejando tras de sí un completo desastre. Se dice que algún día las desapariciones de estas seis entidades pesará de tal manera que el mundo empezará a colapsar. Pero no todo estará perdido, porque....

—¿Porque qué? — Luke estaba apoyado de la mesa con ambas manos, y tenía una expresión de intriga total en el rostro.

—No lo sé, le arrancaron la página que seguía — le da vuelta al libro para que veamos lo que quedó de la amarillenta hoja que se supone que debería estar allí.

Luke suelta un suspiro de derrota, pero yo me acerco más.

—¿No dice a qué se referían con especiales? — inquiero.

Ella niega con la cabeza. La decepción me recorre completamente, y aunque trato de evitarlo, sé que se refleja en mi rostro, así que agacho la cabeza.

Luke se echa hacia atrás en su silla, dejando su cabeza colgando, y suelta un gemido dramático.

—Ya no puedo más, estoy cansado, viendo borroso y tengo hambre, y yo con el estómago vacío no funciono.

Eva toma mi mano que está apoyada en la mesa, y le da un apretón para que levante la cara y la mire.

—Podemos venir mañana, si quieres — propone —. Puede haber libros que pasamos por alto.

Niego, una sonrisa triste formándose en mis labios.

—No, está bien. De todos modos mañana tenemos clases y no nos va a dar tiempo de venir.

—¿Podemos irnos ya? — pregunta Luke —. Si no como algo dentro de los próximos diez minutos, me voy a desmayar.

Eva pone los ojos en blanco.

—Serás dramático, Luke.

                            ♥♥♥♥

Mis pies duelen y mis piernas se quejan por culpa de lo rápido que estoy corriendo. Lágrimas fluyen libremente por mis mejillas, mientras el dolor, el enfado y la traición, rasguñan mi pecho. El vestido blanco se enreda entre mis piernas a medida que corro, pero no hago nada por apartarlo ya que mi mano aprieta fuertemente mi costado, que no deja de sangrar por culpa de la herida que me hicieron.

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