Kaname I

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Era una domingo cualquiera, papá había almorzado con nosotros y luego había partido con sus amigos a jugar baloncesto, mamá lavó los trastes y Yuuki y yo jugamos con la play, a eso de las cinco de la tarde mamá llamó a Yuuki para bañarla, mi hermana solo tenía 5 años, por eso no lo hacía sola, yo ya tengo 12 así que me ocupo solito de mi baño. Me quedé viendo anime cuando sonó el timbre de casa. Mamá me pidió que fuera a abrir, seguramente sería nuestra vecina, mamá le había prestado su panquequera, pero no. No era ella. Era una mujer sacada del cuento de Frozen, una hermosa, pero fría mujer.

- Necesito ver a Haruka - me dijo con su voz congelante

- Papá salió a jugar baloncesto - respondí algo intimidado por la mujer

- Entonces llama a su mujer -

- ¿A mamá? -

- Sí, llama a Juri -

Di media vuelta y fui a decirle a mamá, ella ya había terminado de bañar a mi hermanita e incluso ya estaba con un nuevo vestido puesto. Mamá salió rápidamente a ver a la mujer y yo salí tras de ella.

En cuanto se vieron a la cara, se podía notar la tención que había entre ellas. Al comienzo no se dijeron nada, solo se desafiaban con la mirada. Hasta que mamá finalmente habló.

- Si buscas a mi esposo, no está. Y tampoco esta interesado en saber de ti -

- Mejor. Yo tampoco tengo interés en un tipo como él -

- Entonces vete, ya ocasionarte suficiente daño - dijo mi mamá empujando a la mujer.

- ¡No me iré hasta que ese cobarde de la cara! - gritó ella

- Mi esposo no tiene nada de que hablar contigo. O acaso no te quedo claro que él eligió a su familia, a su esposa y sus hijos -

- ¿Hijos? Y el muy sinvergüenza olvido que son tres sus hijos, no dos -

- De qué hablas -

- De que yo he criado de su hijo con cinco años, sin ninguna ayuda de su parte.  Y que ya es tiempo de que asuma sus responsabilidades -

- Eso no es verdad - Mi madre parecía muy perturbada - ¡Son mentiras! -

- Yo no miento. Pero si Haruka no fue capaz de decirte la verdad no es mi problema. Yo solo vine a dejar la encomienda -

Fue entonces cuando lo vi, era un pequeño niño, de cabellos plateados y rostro triste. La mujer lo apretó de uno de sus brazos y lo aventó contra mí madre que lo rechazó, como a un balón de voleibol.

- ¡¡Llevate a este crío!! - gritó mamá furiosa

- Pues no. Es tiempo que ese cobarde se haga cargo -

La mujer dio media vuelta y el niño corrió y se aferró a una de sus piernas. Con una brusquedad que estaba demás lo jalo del cabello para que la soltara y le habló.

- Ya no eres problema mío, que el infeliz que te abandono se ocupe desde ahora -

Mis ojos quedaron abiertos al máximo que daban mis párpados, era algo muy triste de ver, esa mujer trataba a su hijito como su fuera una cosa desechable, sin ninguna compasión lo estaba arrancando de su vida.

Varios vecinos salieron a mirar el espectáculo, mamá miró para todos lados y tomando un pequeño bolso que la mujer había dejado en el suelo, se acercó al niño y lo tomó con fuerza del brazo y lo metió dentro de casa. Yo corrí a esconderme, pero sin dejar de observar lo que sucedía ahora en nuestra sala. Mamá tiró el equipaje del niño en un rincón y le ordenó que dejara de llorar y que se sentara sobre el bolso. Zero sorbió su nariz y obedeció y escondió su rostro en un maltratado conejo de felpa.

Mamá nos ordenó a mi hermana y a mi quedarnos en la habitación de Yuuki, al rato nos llevó la merienda, no supe si ese niño había merendando. Solamente supe que papá había vuelto cuando mis padres comenzaron a discutir. Fue cuando me escabullí a ver que pasaba y todo era un caos.

Mamá gritaba, papá le respondía a los gritos y el niño casi estrangulaba al conejo, se veía verdaderamente aterrado, bueno quien no lo hubiese estado si tenía tan solo cinco años y mi madre le exigía a papá que lo sacara de casa. Después de que mamá abofeteara a papá este tomó al niño de la mano, el equipaje y salió de casa.

Pasarían tres días para que lo volviéramos a ver, pero volvió solo y ni papá ni mamá hablaron con nosotros de lo sucedido.

A mi me mataba la curiosidad e intentaba escuchar las conversaciones de mis padres, pero nunca pude escuchar nada, incluso fuimos de viaje por cuatro días fuera de la cuidad. Lo que si cuando volvimos papá desapareció un día completo.

Cuando ya me había dado por vencido papá nos llamó a Yuuki y a mi a la sala, nos sentó frente a él y nos contó que teníamos un hermano menor. Yuuki saltó feliz, ella siempre quiso ser hermana mayor, pero yo no dije nada.

- No me preguntaras nada, Kaname - me dijo mi padre

- No - dije

- Tú ya eres más grande y debes saber que aunque esté niño llegue a esta casa, para mi son ustedes mis amados hijos - Mi cara de enfado no se podía disimular - ¿Estas enojado? -

- Sí - respondí

- Hijo. Entiende para mi ese niño no es nada, solo tú y tu hermana son los que me interesan -

- ¿Si no lo vas a querer, entonces porque lo tuviste? ¿Por qué ese poder niño nació? -

Papá se sentó erguido en el sofá y me miró seriamente.

- Pensé que estaban molesto por traer a otro hijo a casa. Un hijo que nunca debí tener -

- Eso debió pensarlo antes, padre. Pero no es justo que usted tampoco lo quiera. Ese día la mujer que lo trajo le lastimó, mamá también y ahora usted dice que no lo quiere. Es algo muy triste. Pero no importa que ustedes no lo quieran y lo culpen de sus errores, porque yo si voy a querer a mi hermanito -

Papá me miró y sonrió. Luego me abrazó y me susurró al oído "Gracias hijo, por querer  a tu hermanito" en ese momento entendí que papá no lo odiaba, solamente estaba aparentando para mamá.

HERMANOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora