Kaname II

68 13 2
                                    

La tarde que papá llegó con Zero a casa, mamá no quiso ni mirarlo. El pobre niño estaba aterrado, seguramente aún recordaba como mi madre le había tratado, eso fue lo que pensé en primera instancia, pero no, su temor era por algo mucho peor.

De esos tres años de convivencia recuerdo claramente como siempre fue maltratado, muchas veces era castigado por el mero hecho de respirar, mi madre era implacable con él,  mi hermana podía romper cosas, no comerse la cómoda, sacar malas calificaciones y no pasaba nada, pero Zero era castigado por las cosas más tontas del mundo. Recuerdo cuando fue castigado por no quedarse dormido, mamá lo mandó al patio, lo dejó de pie mirando la pared, estaba descalzo y temblando de frío, el invierno estaba ya cerca, cuando papá llegó lo tomo en brazos y lo llevó a mi cama, dijo que lo abrazara fuerte y que cuidará de él. Zero estaba pálido y con los labios azules de tanto frío.

La pelea de mis padres la pudo oír todo el vecindario, después de eso mis papás casi no se hablaban y Zero pufo respirar aliviado al menos un par de semanas.

Por su parte Yuuki, que al comienzo estaba celosa de Zero, dejó de sentirse así y me ayudaba a defenderlo.  Entre los tres formamos un vínculo muy fuerte, siempre cuidando de este hermano débil, siempre ayudándolo a sobrevivir en casa, porque Zero solo sobrevivía.

Cuando mis hermanos cumplieron los seis años, comenzaron la escuela. Yuuki comenzó a ir a mi escuela, pero a Zero lo mandaron a otra, mi madre no quería que los otros  padres supieran de Zero, lo inscribió en una escuela pública que quedaba a más de una hora caminando. Zero se iba solo todas las mañanas, normalmente sin desayunar y ya siendo gritado por madre.

Aun así el siguió adelante, Al poco tiempo demostró ser un niño muy inteligente y sus calificaciones eran mucho mejores que las de Yuuki, por lo que mi madre en vez de sentir orgullo sintió celos, y por  muy tonto que parezca, ella lo saboreaba, le escondía los libros, no le compraba materiales, incluso una vez le quedó una maqueta, todo para que no destacará y así poder decirle una y mil veces a papá, que Zero era un gran error en su vida y que accediera a darlo en adopción.

Nunca estuvo en los planes de mi padre darlo en adopción y tampoco abandonarlo como mamá quería. Aunque tampoco fue un buen padre, delegó demasiado en una mujer que solamente sentía odio por el niño y que solo lo hacía sufrir.

La gota que rebasó el vaso fue cuando los profesores de Zero llamaron a mis padres. No sé exactamente qué les dijeron, pero hablaron de maltrato infantil y de una denuncia, que si no cambiaba la situación podían ir a la cárcel, que Zero necesitaba ayuda pronto.

Esa noche mis padres pelearon como nunca, mamá le arrojó cosas a papá por la cabeza y él en respuesta la abofeteó, nosotros nos quedamos helados al ver eso, papá era un hombre bastante paciente, pero estoy seguro que mamá lo había colmado, pero eso no justifica lo que él hizo.

Zero lloraba aterrado, tenía apenas ocho años y había sido blanco del odio de demasiadas personas. Cuando mis padres hablaron finalmente de divorcio, Zero tembló seguramente el miedo se apoderó de él al saber que esta tóxica familia se venía abajo.

Una semana después los abuelos vinieron por mi madre y por nosotros, nos despedimos de Zero y papá entre lágrimas. Los íbamos  a extrañar mucho, pero papá había prometido ir a vernos seguido.

Papá nos fue a ver el primer año, pero siempre solo. El cambio de casa implicó cambió de ciudad, por lo que volver a ver a nuestro hermanito fue imposible para dos niños, como lo eramos Yuuki y yo.

Pero las esperanzas nunca se pierden y ahora que ya soy un hombre no descansaré hasta encontrarlo, somos hermanos, compartimos la misma sangre y estoy seguro que también el mismo sentimiento.

Lo primero que hice al llegar a la ciudad donde nací,  fue ir a la casa de mi padre, me sorprendió ver lo deteriorada que estaba, un vecino me contó que mi padre ya no vivía allí hacia unos cinco o seis años. Que la estaban rematando por no pago de la hipoteca y que mu padre estaba dedicado al vicio del alcohol. Pero nada más supe. Con el corazón apretado me fui a mi departamento. Ruka me recibió con un dulce beso, no sé que haría sin esta mujer, la mejor novia del mundo y sin duda será la mejor esposa.

- Deberíamos contratar un detective privado - Me dice Ruka

- Pero es un costo que no puedo asumir por ahora, recién mañana comenzaré a trabajar -

- Pero yo puedo. Sabes que tengo mis ahorros y no me molesta en nada dárselos para encontrar a mi cuñado -

- Gracias, mi amor - le dije lleno de amor  - Pero no. Yo lo encontraré aunque me tarde la vida entera -

Ruka me abrazó con amor, sé que soy un egoísta, porque le dije que para casarnos primero necesitaba encontrar a mi hermano. Pero ella es tan comprensiva que no tuve que explicarle nada, solamente me apoyo y sé que siempre me apoyará.

Mañana será mi primer día como maestro. Mi primer día dando clases a chicos de la misma edad que mi hermano perdido, como me gustaría encontrarlo entre todos esos jóvenes.

Espero que tenga muchos amigos y que viva muy feliz donde quiera que este.

HERMANOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora