Zero I

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Los primeros recuerdos de mi infancia son los que tengo con mi abuela materna. Recuerdo que ella y yo vivíamos en una pequeña casa, un casita de madera muy humilde, no recuerdo mucho a mi madre, pero sé que ella iba algunas veces, en esas oportunidades siempre discutía con mi abuela, recuerdo que ella siempre le recriminaba a mi madre que no se preocupaba por mí y mi madre le respondía que no sentía nada por mí, que yo solo era un estorbo en su vida, que por ella me hubiese abortado, y que toda la culpa era de mi abuela, por haberla convencido de no hacerlo, en ese tiempo no entendía el trasfondo de sus palabras, sin embargo ahora las entiendo, y duelen, duelen demasiado.

La salud de mi abuela siempre había sido delicada, cada cierto tiempo caía al hostal, en esas ocasiones mi madre o algunas vecinas cuidaban de mí, pero no era igual, yo extrañaba a mi abuela, lloraba por las noches al extrañar su calor, pero poco después de cumplir los cuatro años, mi abuela se fue al hospital y no volvió,  había muerto y yo me sentí completamente desamparado.

Me fui a vivir con mi mamá y su nueva pareja, un hombre que no estaba feliz de tenerme junto a ellos. Me dieron una habitación, pequeña y algo fría, era mi primera habitación para mi solito, eso me gustó, no lo voy a negar, pero también en las noches era más notoria la ausencia de mi abuela. Cuando mamá quedo embarazada de mi hermanito todo fue para peor, ingenuamente pensé que mi vida mejoraría, tendría un hermanito con quien jugar, pero no sabia que al nacer él yo ya no tendría un espacio para mí. Después de un charla de mi madre y ese hombre decidieron que no podían seguir cuidando de mí y mamá me llevó a casa de mi padre,  a la casa de personas que jamás había visto.

Mi llegada no fue bien recibida, la esposa de mi padre me tomó con fuerza del brazo y me ordenó que me callara y que me quedara en un rincón, estaba muy asustado no sabía que iba a pasar conmigo, pero fui obediente y no dije nada, cuando llego mi padre, ellos discutieron, hablaban de mi como "este niño" sin duda ninguno sabía cual era mi nombre. Cuando finalmente mi padre se acercó a mi tomó mi bolso y a mi del brazo y me sacó de la casa, sin siquiera dirigirme la palabra me llevó a casa de mamá. Recuerdo que discutieron y finalmente papá volvió al auto y nos marchamos, ya era de noche cuando papá me llevó a un motel, tenía hambre, pero no me quejé. Ese día no había almorzado, solamente había comido una manzana que había sacado a escondidas de la pareja de mi madre.

Papá entró al baño, se notaba molesto, me senté en la cama y encendí el televisor, frente a mi aparecieron dos hombre y una mujer, los tres desnudos, los gritos de ella se escucharon por toda la habitación. Papá salió casi corriendo del baño y me quitó el mando del televisor me miró con molestia y me habló finalmente.

- ¡Esas cosas no las deben ver los niños! -  Yo temblaba por completo, no sabía en qué momento me iba a golpear, mis ojos veían nublado cuando él acercó su mano a mi cabeza - Esta bien, no llores, no es tu culpa. Nada de esto es tu culpa -

Me largue a llorar y sin darme cuenta me quedé dormido entre los brazos de mi padre. A la mañana siguiente desperté y estaba solo. Nuevamente el miedo me invadió, no sabía donde estaba o que sería de mi suerte, cuando la puerta se abrió vi a papá, limpié mis lágrimas y le sonreí con alivio, él no me había abandonado.

- No quise despertarte, fui a comprar para desayunar, ayer se me olvidó preguntarte si habías comido -

Lo miré extrañado, solamente mi abuela me había hablado con naturalidad, los demás me gritaban o me hablaban con mucha lastima.

- Ve a lavarte la cara y las manos, traje hamburguesas para desayunar - corrí al baño, me lavé las manos, la cara y los dientes y volví a la habitación - Come, te traje papitas fritas y una gaseosa de piña, espero te guste - me miro  a los ojos ¿Te gusta? -

- Sí - respondí en un susurro

- Como te llamas, hijo -

- Zero - no entendía como él no sabía mi nombre, quizás por eso el marido de mi madre decía que mi padre no me quería y que no debí haber nacido

- Disculpa que no lo sepa, pero debo admitir que siempre he sido un cobarde, te tengo mucho miedo -

- ¿Miedo a mi? -

- Sí - y sonriendo - Eres un niño hermoso y veo que también muy dulce, pero destrozaste mi vida perfecta, aunque eso no es tu culpa, es solo mía - y limpiando la comisura de mi boca - No me hagas caso, sigue comiendo  - me dijo

Terminamos el desayuno y papá me dijo que tenía que irse, fue cuando mi cuerpo comenzó a temblar no quería quedar solo, no después de haberlo conocido y de haber visto que era una buena persona. Él me abrazó y beso mi frente prometiendo que volvería en la noche, me había dejado otra bolsa con comida, y que no le abriera la puerta a nadie, solo le podía abrir a la chica que vendría a limpiar.

Finalmente, papá no llegó esa noche y tampoco el día siguiente, aparecio la mañana del tercer día, juntó mis cosas y me subió a su automóvil, llegamos a un pequeño departamento, me dijo que viviríamos allí juntos, pero que él tendría que trabajar y ver a su otra familia. Fue así como termine viviendo casi solo. Papá iba una o dos veces por semana, me llevaba comida y ordenaba el lugar, rara vez se quedaba a dormir conmigo, pero en esos momentos yo era feliz, dormir abrazado de papá hacia que pudiera conciliar el sueño.

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