— ¿Rebeldía? — pregunto ofendida — te aseguro que esa fase la pasé hace mucho tiempo y si la estuviera repitiendo en este momento no estuvieras tu frente a mi — afirmó para luego bufar indignada.
Se pudo notar como se formó una sonrisa descarada en los labios de Gojo y como TN respiraba profundamente olvidando su descaro de inmediato. Está se puso de pie lista para salir de aquella habitación ya que tenía por experiencia, que con los idiotas no se pelea porque son una perdida de tiempo asegurado.
— ¿A dónde vas? — pregunto siguiéndola con la mirada. Pero está no contestó y salió de la habitación cerrando la puerta tras ella.
Gojo no se sorprendió del hecho de que lo odiaran por su actitud arrogante y bromista, por lo tanto no le importa este hecho y la siguió en silencio hasta llevar fuera del instituto, el cual la azabache empezó a ver confundida.
— ¿Que hago aquí? — se pregunto así misma en voz alta.
— te traje al instituto para curar tus heridas — le respondío Gojo detrás de ella a una distancia demasiado cercana.
— Tch — emitió un ruido de fastidio para luego dar la vuelta y mirarlo de frente. — no me agradas, por lo tanto mantén diez pasos detrás de mi antes de que mi puño reaccione antes que mi cabeza — amenazó.
Gojo no se sintió amenazado por dichas palabras, al saber que está no podría ni tocarle un pelo mientras usará el infinito.
— ¿Encerio? — acercó su rostro a la cara de esta mientras se agachaba un poco para poder alcanzarla, activando su modo juguetón en busca de provocarla.
Está volvió a darse la vuelta decidida a no seguir perdiendo su tiempo con el pero escuchó su risa. Se dió la vuelta encontrándose con el rostro de este mientras sonríe, y de un movimiento suave y delicado subió un poco la venda dejando al descubierto uno de sus ojos azules, que la verdad le parecían hermosos. Este se encontraba sorprendido, mostrando un rostro de sorpresa ya que la chica frente a el había logrado lo que otros no, cruzar el infinito, el lograr tocarlo.
— idiota — dijo sacándolo así de sus pensamientos— si me vas a hablar hazlo mirándome a los ojos, sin ocultar los tuyos, porque lo que más odio es no poder ver los sentimientos escondidos tras ellos mientras hablo con alguien.
Gojo se quedó sin palabras pensó que era imposible ver sus sentimientos tras sus ojos, cuando lo que más hacen es mentir y engañar a las personas a su alrededor, a veces engañando a el mismo pero.
— ¿y que vez?, ¿Que sentimientos puedes ver? — pregunto curioso y está frunció el ceño.
— sentimientos los cuales es mejor ni mencionar— puso la venda en su lugar original y se alejó en busca de señales de vida en este gran lugar. Está dejo una pequeña sonrisa en el rostro de Satoru Gojo el cual se preguntaba si lo dijo porque no sabía o de verdad pudo ver sus sentimientos, lo cuál lo emocionó bastante.
La seguia detrás a diez pasos de distancia como está había pedido anteriormente, la azabache noto este compartimiento y sonrió ante su obediencia. En el camino está se cruzó con un chico de cabello negro el cual la miro extrañado por la presencia de la chica.
— hola — saludo el menor mirando a la chica que no contestaba de inmediato.
— hola — contestó después de confirmar que no era enemigo por su vestimenta.
— ¿Eres nueva? — pregunto para luego ver cómo aparecía su sensei detrás de ella.
— no — respondió Satoru — ella no es estudiante — le informo. Megumi asintió sin intenciones en indagar en el asunto. Hubo un gran silencio el cual Gojo se encargó de romper. — ella es Tn zenin, estoy a su cuidado. — la presentó — y este es Fushiguro Megumi, mi estudiante— termino de presentar.
— mucho gusto — se dijeron ambos y este noto su falta de energía maldita pero no comento nada ya que no era de su incumbencia.
Está siguio su camino ahora acompañada de Megumi y Satoru los cuales la guiaban al campo de entrenamiento sin ni siquiera comentarle sobre su bata, que era tan ligera haciendo así que la brisa hiciera de las suyas en cualquier momento, y así fué, la bata voló hacia arriba pero fue detenida por las manos rápidas de TN que siguió caminando como si nada hubiera pasado. Llegó al campo de entrenamiento y fue recibida por las miradas desinteresadas de los que estaban entrenando.
— ¿Nueva alumna? — pregunta una peli verde mientras estaba luchando con una lanza contra un panda.
— no — le respondió Megumi — el solo la está cuidando — aclaró.
— ah, encerio — dijo con desinterés para luego concentrarse en su pelea y ganar. Durante la pelea tn noto lo fuerte que era y observo en silencio a todos los presentes.
— zenin Maki, ¿y tu? — se presentó de repente.
— zenin Tn — se presentó y le sonrió para luego observar a una zenin de verdad. Maki la miró con seriedad al notar gracias a sus lentes que no tenía energía maldita y que posiblemente sea igual que ella.
— zenin, !eh¡, ¿Eres de una faccion del extranjero? — pregunto al ver sus rasgos inusuales, los cuales eran obvio que era asiática pero tenía algo diferente, algo que la hacía lucir diferente a los demás.
— si, hace medio año volví a Japón — respondió sin vacilación y estrecho la mano con la chica frente a ella. Maki no relajaba su mirada y la miró con desconfianza. — peleas muy bien — alago pará relajar el ambiente mientras mostraba una sonrisa inocente.
— si — respondió sería y luego sonrió con un tanto de malicia.
— y parace que tú también, al seguir cada movimiento con tu mirada, y los cayos que se sienten en tus manos, producto de un entrenamiento intenso — comento provocando que la sonrisa de TN de desvaneciera y maldijo por lo bajo al darse cuenta que muestra su verdadera cara muy fácilmente desde hace un tiempo.
— puede ser que si, la verdad no me concidero buena o que mi entrenamiento fuera fuerte ya que solo era parte de mi rutina — respondió y no era mentira en parte ya que entrenar tājutsu con Gai sensei era su pasatiempo, su rutina de cada mañana.
— ¿De verdad?, Quisiera comprobar eso con un pequeño encontró, ¿no te molesta verdad? — pregunto en busca de un si y aunque se escuchará como una provocación está solo lo hacía por curiosidad, por salir de su rutina, en busca de algo nuevo.
— no me molesta — contesto y sonrió con sinceridad porque está sabía que en sus palabras no había maldad, solo el deseo sincero de entrenar con alguien que podría llevarte al extremo o a algo nuevo.