[ I ] Calma e inquietud van de la mano

37 5 0
                                    

Eran las 6 de la mañana y todavía no sabía cómo es que había podido dormir la noche anterior después de lo que vio. Como si ya los traumas infantiles no eran suficientes, ahora haber visto a ese hombre medianamente desfigurado se le sumaba a la lista.
Ahora estaba sentado bajo la luz tenue de los fluorescentes y la fuerte luz de la lámpara de la sala de interrogatorios, pero no por el lado donde se hacen las preguntas.

-De acuerdo, te diste cuenta que tu cita a ciegas era el criminal de la semana pasada y, desesperado, te escapaste al baño en busca de ayuda- apuntaba en su ordenador una chica con pelo rubio claro-. ¿Y dices que había un cartel con códigos para pedir ayuda?

El castaño oscuro se limitó a asentir para dirigir su mirada al chocolate caliente que poseía a la vez que volvía a escuchar las teclas del teclado. Solo lo miraba, como si le fuera a decir que todo esto era un sueño y que, en realidad, su cita nunca había asistido y ese pelinegro solo quiso jugarle una mala pasada. Aunque solo se quedó como un cuento que se contaba a sí mismo para evitar siquiera imaginarse la posibilidad de ser cómplice de ese crimen.

-¿Ese supuesto barman de pupilas afiladas te dijo algo que resultara sospechoso?

Dudó esta vez en la respuesta. No sabía si un "gracias, nos ocuparemos de la situación" fuera suficiente prueba o simplemente palabras tranquilizadoras. Después de unos largos segundos, terminó negando.

-¿Está jodido el caso, Cris?- preguntó serio y consternado a su contraria quién dejó de escribir para adoptar una pose pensativa.

-Teniendo en cuenta que eres nuestro único testigo hasta que llegue la evaluación criminológica y la médica, lo único que queda es esperar.

Después de eso, ambos salieron de la sala y tomaron caminos diferentes. El castaño oscuro se subió a su coche, bebió lo que quedaba en el vaso y condujo al bar de la anterior tarde. Aparte del interrogatorio, debía cumplir su rol de inspector de policía e inspeccionar la escena del crimen, a pesar del mal aura que le traía.

La puerta estaba con cinta de seguridad policial, por lo que tuvo que pasar agachado bajo ella para observar todo el panorama y a sus dos compañeros de investigación.

-¿Alguna novedad?- preguntó esperanzado.

-No hay cámaras en ningún lado del local, lo cuál es raro porque es un sitio recurrido y porque, bueno, es un pinche local- explicó el mexicano-. Además, nos han dado un aviso médico sobre la víctima- agregó-, dicen que, a parte de lo físicamente visible, su cuerpo tenía altos niveles de alcohol, como si hubiera bebido más de una botella entera.

-Cuando estuvimos hablando, no llegamos a tomar nada y dudo que en el tiempo que me escabullí le haya dado tiempo a beber semejante cantidad- pensó en voz alta el de ojos marrones-. Puede que le hayan obligado a beber todo eso en poco tiempo, capaz intentando que sufriera una especie de coma etílico.

Llevaba poco tiempo como policía, solamente 8 meses, pero siempre destacó por su capacidad de resolución y retrospección ante casos sin casi inexistentes pistas desde la carrera.

-También hemos mirado en los baños y no hay ningún supuesto cartel en la puerta- comentó el argento, dejando helado al contrario-. Puede que por el shock de ayer lo hubieras imaginado o simplemente lo quitaron, aunque no hay ninguna marca que lo demuestre.

No, no se lo había imaginado, era imposible que toda esa situación hubiera pasado únicamente por su cabeza y no fuera real. Este caso le estaba volviendo loco y ni siquiera llevaba 24 horas investigando.
Justo cuando iba en dirección a dicho baño, en la puerta apareció un castaño bajo que miraba con sus felinos ojos verdes desconcertado toda la situación.

Ambos cruzaron miradas por un corto lapso de tiempo hasta que las pupilas del híbrido se afilaron más cuando fue apuntado con un arma de fuego.

-¡Robleis, ¿que mierda pensás que hacés, pelotudo?!- preguntó alertado bajando el arma contraria-. ¡Es un puto civil no más!

-No es un civil no más- en su cara se denotaba terror e ira al mismo tiempo al susurrar-, es el barman y mi sospechoso número 1.

-¡Eso no te da derecho a apuntarle con un arma!- exclamó mientras se acercaba al castaño-. Perdón por eso, mi compañero está recientemente tocado por este caso.

-N-no pasa nada- tartamudeó por el susto, intentando retomar la compostura-. Ehm, el dueño me dijo que querían hablar con él, pero ahora mismo no se encuentra en el país y lamenta mucho no haber podido venir, así que me dijo que fuera yo en su lugar, si no hay ningún problema claro.

-Por supuesto que no, si el propio dueño le ha mandado como representante, será porque sabe que nos dirá todo lo que necesitamos saber- sonrió-. Mi compañero Roier le hará algunas preguntas y luego iremos a comisaría para terminar su interrogatorio y rellenar un informe, ¿de acuerdo?

El felino asintió tranquilo y fue con el mexicano, no sin antes mirar de reojo al castaño oscuro, quién también lo miro.
Esta vez confudido por su reacción calmada aún siendo uno de los mayores sospechosos.

Casi como si hubiera sido entrenado para ese momento o, simplemente, supiera que no había hecho nada de lo que se le acusaba.

-La escena de ayer te tocó re fuerte. ¿Cómo se te ocurre apuntar a un supuesto sospechoso?

-No lo sé, juro que fue puro reflejo- susurró arrepentido haciendo contacto visual-. No volverá a pasar, lo prometo.

El argento solo asintió y contestó a la llamada que sonó por pocos segundos. El castaño oscuro se quedó cabizbajo, pensativo. Su cabeza sólo intentaba encontrar la razón de por qué había amenazado a un civil, por muy sospechoso que fuera, a la vez que se decidía si entrar donde estaban interrogandolo.

Finalmente salió del establecimiento y entró su coche, enterrando su cabeza en el volante entre sus brazos y suspirando profundamente. Notó que su teléfono no paraba de sonar, así que lo encendió encontrándose con al menos 20 mensajes de sus padres en su pequeño grupo familiar, preguntando por su pequeña cita. Tema complicado y más en ese momento.

Dejó eso de lado y abrió su lista de contactos, descansando su dispositivo y escuchando los primeros tonos de la llamada.

<<¡Robleis, hermanito! ¿Qué tal? ¿Fue bien la cita de ayer?>>

-Te la hago corta, May, mis padres me citaron con un puto criminal, lo encontré todo herido y hecho mierda, y puede que sea o no cómplice de este caso- resumió pellizcando el puente de su nariz con los ojos cerrados.

<<... guau, esperaba un "estoy bien, May, la verdad es que fue un buen rato" o algo así, lo siento mucho>>

-¿Cuándo será el día en el que algo que hagan mis padres por mí sea una buena experiencia?

<<Capaz no sabían que era un criminal y querían hacerte un favor, Rob>>

-Primero de todo, el problema es que confían en todo ser humano que conocen del trabajo porque "como son del equipo presidencial son buena gente"- aclaró repitiendo esas palabras que siempre usaban sus progenitores-. Y segundo, no necesito ese tipo de favores, ¡tengo 24, por dios! ¡No necesito que me preparen citas! Si tuviera tiempo, iría a un bar o parque y me chamuyaba yo solo a algún tipo.

<<Bueno, te deseo suerte, hermanito. ¡Hablamos luego!>>

-Chau, May, te quiero- respondió para escuchar un "yo también" junto al sonido de colgar.

El drama familiar podía esperar, ahora debía centrarse en ese barman de pupilas afiladas, su único y, por lo tanto, primer sospechoso. Y justo en ese instante, recibió un aviso de sus compañeros por la radio del coche.

"5.12: Interrogatorio con preguntas cerradas completado. Nos dirigimos a comisaría junto al supuesto sospechoso para seguir con el procedimiento".

[-𝐹𝑖𝑛 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑝𝑟𝑖𝑚𝑒𝑟𝑎 𝑝𝑎𝑟𝑡𝑒-]

Aɴɢᴇʟ sʜᴏᴛWhere stories live. Discover now