— Saben, me siento pésimo —me quejé, tecleando frente a la pantalla con los pocos ánimos que me restaban—. No voy a beber nunca más, Joao,
Joao asintió, rellenando con expresión moribunda un archivo que parecía eterno.
El día siguiente a la desenfrenada fiesta corporativa, la mitad de la compañía faltó; algunos por dolor de estómago —alias, intoxicación por exceso de licor—, otros por dolor de cabeza y la mayoría por haber dormido menos de tres horas.
De mi departamento, "Marketing", fui la única valiente que se atrevió a ir a la oficina. Y como no deseaba estar sentada sola, no hallé una mejor idea que sentarme a un costado de Joao, un querido compañero que pertenecía al equipo de vendedores de "Quantum".
— Ésta chica hizo el ridículo ayer, Joao, ¿sabías?
Me estremecí. Era él.
Volteé a verlo con desprecio y vergüenza al mismo tiempo.
— Cállate, por favor —respondí, observando con pesar al chico de lentes que se reía frente a mí—. No quiero recordarlo, ¿vale?
— Incluso me pidió mi Instagram —me ignoró con descaro, contándole a Joao mis momentos más sinsentidos de la noche—. Yo creo que está coqueteando conmigo.
— Ay, dios mío, ¡yo ni te conozco! —me defendí con torpeza, volviendo a mi trabajo entretanto él se sentaba a un costado de Joao.
No creí que me hablaría tan pronto, y menos con esa confianza que yo jamás le había dado. Por lo menos, no en mis cinco sentidos.
Giovanni Scaglione era lo contrario a un diplomático, sin embargo, en su arrogancia yo vi a un hombre encantador, carismático e increíblemente astuto. Tanto así que, cuando él me escribió por primera vez a través del chat, no pude evitar emocionarme.
Sus mensajes eran fríos, pero aún así era un as manteniendo la conversación en llamas.
Sophie: ¿Cuándo naciste, Gio? Y también la hora, si no es mucha molesta.
Giovanni: 24 de agosto, Providence, 15:43.
¡Bingo! Su carta astral ya estaba en mis manos.
Sophie: Uff, querido, ¿eres un témpano de hielo o qué?
Gio: ¿Por qué lo dices?
Le expliqué, cual bruja en su momento prime, lo que significaba ser un hombre virgo, con ascendente tauro y luna en virgo.
Gio: Bueno, honestamente, sí le acertó a varias cosas...
Sophie: Esto es totalmente cierto. Te lo digo como periodista y astróloga profesional.
Y él rio, dándome la razón.
En ese momento, avanzó más de cien puntos conmigo, y es que al no criticar abiertamente mis grandes pasiones y, por el contrario, darles una oportunidad, me resultó irresistible no sentir más y más interés por él.
Tenía un talento innato para ser encantador. Como un príncipe.
...
Sophie: Hey, estudiaste ingeniería, de seguro eres millonario.
Por más de dos semanas, nuestro chat se mantuvo activo día y noche. No podíamos parar de hablar.
Mi teléfono vibró, como siempre durante los últimos días. Era él.
Gio: Quizás, quizás. Una margarita y lo hablamos.
Sophie: JAJAJA, ¿y tengo que invitar yo?
Gio: ¿ES UNA INVITACIÓN?
Sophie: ¿De ti para mí? ACEPTO, OBVIO.
"Qué respuestas más ingeniosas que me envía este hombre", pensé.
Gio: Mh, me parece. ¿Próximo viernes?
Me asusté. ¿Cómo escaló tanto esta conversación?
Sophie: ¿Es en serio?
Gio: Sí, a las 21:00 PM en "Tiramisú".
Incluso me propuso un horario y un lugar. ¿De dónde salió este hombre perfecto 2023?
Pero la cita nunca llegó, y en su lugar, aquel mismo viernes un increíble mensaje se asomó entre mis varias notificaciones: "Se me olvidó reservar el lugar, pero tengo una pregunta rápida para ti: ¿Quieres ir al "Tiramisú" por el lugar o por la compañía?".
Dios, ¿qué se creía?
Incómoda por el descaro y la nula preparación de la cita que él mismo propuso, le respondí que por él. Lógico. A cualquier lugar podría ir cuando yo quisiera, sin embargo, esta vez lo estaba conociendo a él.
Le cuestioné lo mismo, y sin ningún tapujo me soltó que por el lugar. Obvio; era su lugar favorito.
— Sabes, dejémoslo hasta aquí —alerta de red flag con pies. ¡Adiós!
No podía permitirme aceptar una salida con alguien así. Jamás. Pero tras varias insistencias, cedí a volver a intentar tener una cita la próxima semana, sin imaginarme que terminaríamos en el Mc Donald's, oyéndolo hablar de cuán tormentosa fue su relación de cinco años con es su ex, a quien le terminó por exigirle más de lo que él podía —y quería— entregarle.
ESTÁS LEYENDO
Despreciando al príncipe
RomanceEn un giro inesperado del destino, Sophie creyó haber cerrado las puertas al amor después de la herida que Giovanni dejó en su corazón. Él fue su "casi algo", su primera decepción amorosa. Sin embargo, la llegada de Daemon, con su magnetismo y encan...