Alec se encontraba furioso, claro que sabía quién fue el que reporto a su hijo como desaparecido, el despreciable de Shinichiro Sano, ese niño ya estaba colmando su paciencia.
Kiriya: deja de estar haciendo coraje-dijo a su esposo quien no dejaba de dar vueltas en su habitación
Alec: ese maldito de Shinichiro, me las va a pagar-dijo entre dientes tomando su celular
Kiriya: no le vas a hacer nada a ese niño, así que dame tu celular-ordeno ganándose la atención de su esposo
Alec: pero mi amor, nos hizo ver mal, ¿Sabes lo que dirán nuestros socios?, el nos quiere quitar a Izana-se quejo mientras daba fuertes pisadas en el suelo
Kiriya: mi amor, ven a acostarte, nadie nos va a alejar de Izana, deja de intentar desaparecer a ese niño
Alec: el ya no es un niño, no lo defiendas, apóyame a mi-dijo haciendo un puchero mientras abrazaba a su esposo quien comenzó a acariciar sus cabellos
Kiriya: dale otra oportunidad, no creo que lo haya hecho con mala intención
Alec: lo voy a pensar-dijo acostandose, en este momento tenía mucho coraje, sabía que este pequeño altercado iba a mover un poco sus negocios
Kiriya: vas a envejecer más rápido si sigues haciendo berrinches-dijo besando a su esposo quien no se relajo
Alec: iré a entrenar-dijo moviendo delicadamente a su esposo quien solo lo vio marcharse
Kiriya: algo me dice que no será la única vez que tengamos problemas.
Ran: ¿Nos trajiste algo?-preguntó mirando al Kurokawa
Izana: no, bueno, si les traje algo, pero es de parte de mi papá Alec-dijo entregándole pequeños fajos de dinero a sus compañeros
Sanzu: ¿Porque el dinero?-preguntó, eran $1500 dólares
Izana: dice mi papá que les paga $1500 al mes porque dejen de ser pandilleros-dice recostandose, el también está empezando a querer olvidarse del mundo de las pandillas, hasta ahora solo le han traído enojo y sus papás hablaron con el sobre que las cosas en algún momento con las pandillas pueden terminar en la muerte de alguien y el no quiere ver muerto a nadie que el conozca y quiera
Kokonoi: esto es más que el salario mínimo-dijo contando los billetes
Hanma: podría vivir sin trabajar-dijo con una sonrisa en el rostro
Kakucho: ¿Por cuánto tiempo sería?-preguntó, hace un par de días había salido del orfanato con la ayuda de los padres de Izana quienes lo dejaron vivir en su casa
Izana: hasta que mis papás mueran porque yo no les pienso dar un solo peso, ¿Entonces?-preguntó cruzándose de brazos
Shion: déjanos hablar-dijo, todos hicieron un círculo y comenzaron a murmurar
Mucho: ya lo hablamos, decidimos que tú vas a decidir, ¿Quieres dejar la pandilla?-ahi estaban todos los miembros de Tenjiku esperando su respuesta
Izana: creo que estamos o muy grandes-miro al Haitani mayor-o muy chicos-miro a Kakucho y Kisaki-para estar en este mundo, ustedes me importan, un poco, no los quiero ver morir por una pelea, así que vayan pensando en que escuela vamos a estudiar-dijo con una sonrisa
Ran: ¿Escuchaste Rindou?, ya vas a ser un graduado-dijo sacudiendo los cabellos de su hermano quien sonrió, siempre había dicho que si dejaba las plantillas el quería estudiar la universidad
Mucho: ya no vas a ser un vago Shion-dijo haciendo reír a los demás, el de cubrebocas se acerco al Kurokawa
Sanzu: ¿Podemos hablar?-preguntó en voz baja, segundos después ambos estaban fuera del edificio donde seguian las burlas a Shion y ahora a Hanma
Izana: ¿Qué necesitas Sanzu?-preguntó, el menor lo pensó un poco
Sanzu: quiero un consejo de alguien que siente un poco de cariño hacia mí-antes de poder seguir hablando fue jalado en un abrazo por el mayor
Izana: aunque no lo parezca todos te tenemos aprecio, eres como un hermanito para los mayores y para mí-aseguro con una sonrisa sintiendo al menor aferrándose a su camisa
Sanzu: yo no sé que hacer, yo quiero estar junto a Mikey, ayudarlo a ser feliz pero el nunca me ve como un amigo, siento que sin importar lo que yo haga nunca volveré a ser considerado su amigo-dijo dejando pensativo al albino
Izana: Haru, si te sientes mal cuando piensas en Mikey pienso que lo mejor es dejarlo ir, eso pasa mucho, algunas amistades se pierden en el camino, otras no, pero sin importar lo que decidas estaremos aquí, no te deprimas, vamos, sonríe Haruchiyo-apesar de que eran las mismas palabras que le dijo Mikey estás no le generaron miedo, lo hicieron sentir calidez, cariño, no pudo evitarlo más y sonrió
Sanzu: gracias-dijo quitándose su cubrebocas, ya no iba a ocultar sus cicatrices, nunca más.