Bonitos sentimientos

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_¡Gorda!_ gritó la chica del carro rosa

_¿Acaso eso que acabas de decir te hizo ser más bonita?_ dijo de vuelta la chica cuya talla de pantalones le hacía sentir menos bella, como si sus "bonitos sentimientos" no importaran, porque eso le había dicho el chico del parque, que tenía unos bonitos sentimientos, no que la bonita era ella, ni su cara, su gusto en música, nada, solo sus sentimientos.

La chica del carro se quedó callada, dio media vuelta y se alejó con los mechones rubios volando con ayuda del aire como si pensara que todo el mundo estaba abajo de ella, mientras que la otra se quedó ahí, en la acera, dando vueltas y vueltas y llorando hasta que sus ojos le decían que no podían llorar más, pero al terminar tuvo que volver a casa, y esa noche, se propuso que nadie más la dañaría, y, a la mañana siguiente, sin despedirse de nadie, se fue y para cuando regresó, se dio cuenta de que había tomado la mejor decisión y que, a pesar del tiempo, no guardaba rencor a ninguna de esas personas, sus bonitos sentimientos seguían ahí y era lo que más importaba.


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