Act I: Primer año

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"La irregularidad, es decir, lo inesperado,  la sorpresa o el estupor son elementos  esenciales y característicos de la belleza

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"La irregularidad, es decir, lo inesperado,  la sorpresa o el estupor son elementos  esenciales y característicos de la belleza."

- Charles Baudelaire.


1 de septiembre de 1991

Llegaron a King's Cross a las diez y media. Tío Vernon cargó el baúl de Harry y de Lou con ayuda de tía Petunia. Pusieron ambos baúles en dos carritos diferentes. Lou pensó que era una rara amabilidad por parte de ellos, hasta que tío Vernon se detuvo en seco, mirando los andenes con una sonrisa perversa.

- Bueno, aquí estáis niños. Andén nueve, andén diez... Vuestro andén debería estar entre ellos, pero parece que todavía no lo han construido, ¿no?

Tenía razón, por supuesto. Había un gran número nueve sobre un andén y seguidamente un número 10 sobre el otro. Pero ni rastro del andén nueve y tres cuartos.

- Que tengáis un buen curso - dijo tío Vernon con una sonrisa más retorcida. Se marchó sin decir nada más, y Lou todavía estando de espaldas escuchó a los Dursley reírse.

La niña rubia cogió aire para no perder los nervios. Harry y ella estaban llamando la atención por culpa de sus lechuzas. Agarró su carrito con sus bracitos de 11 años, mientras Harry iba a preguntarle a un guarda si sabía por dónde se tenía que ir a Hogwarts. Estaba procurando no perderse, ya que aquella mañana en Londres la estación estaba a rebosar de gente. Por un momento se preguntó si tendría que sacar la varita y empezar a darle toques a los ladrillos de las columnas, como Hagrid en el callejón Diagon, hasta que escuchó a una mujer que caminaba junto a dos niños decir:

- Infestado de muggles, como siempre... ¡Teddy! ¡Suéltale el pelo a Nora!

- Muggles... - susurró Lou mirando a aquellos hermanos con curiosidad. Ambos llevaban un carrito con un baúl, la niña con un gato de color naranja y lo más importante, el niño llevaba una lechuza, como ella.

- No entiendo porque papá no ha venido Giselle - empezó a protestar la que parecía llamarse Nora. Era una niña morena, con el cabello largo y los ojos negros como el carbón. Se pararon enfrente de una columna, entre el andén nueve y el diez. Lou se paró a la vez – Me prometió que sí que iba a venir...

- Ya sabes que el señor Nott está ocupado con sus cosas Nora, seguro que vendrá a veros en navidad. Ahora, Teddy tu primero, como os expliqué en vacaciones.

El niño se puso bien enfrente de la columna, agarró aire y empezó a correr. La rubia casi le grita que parara porque se iba a estrellar, pero de repente, desapareció. Lou no se podía creer lo que acababa de presenciar.

- Discúlpeme. -dijo la de ojos verdes a la mujer. Era una mujer que calculaba que tendría unos cincuenta y muchos. En su pelo moreno ya se podían presenciar algunas pocas canas.

Lo que un Gryffindor no te contóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora