Clarke sale del baño con los nervios a flor de piel. Sigue sin creerse que acabe de perder la razón entre las manos de una sexy camarera y que esté debatiendo en su interior si debe irse con ella o no. Se acerca caminando entre el gentío hasta sus amigas, que siguen bailando en la pista ajenas a todo.
— ¿Clarkie, estás bien? Nos tenías preocupadas — pregunta Raven sin dejar de bailar.
— Sí, perdonad, chicas. Creo que voy un poco pasada de copas y no me encuentro muy bien, me he quedado un rato sentada en el baño — miente descaradamente, intentando sonar segura de sus palabras pese a la guerra interior que tiene ahora mismo.
— ¿Quieres que nos vayamos? — pregunta Octavia algo preocupada por su amiga al fijarse en sus visibles mejillas rojas.
— No, chicas, no quiero cortaros el rollo — Clarke mira el reloj de su muñeca y ve que quedan 30 minutos para las 3 – Si en un rato sigo encontrándome mal, cogeré un taxi y me iré sola a casa. Vosotras podéis seguir con la fiesta, que aún es pronto.
— De ninguna manera, Griffin. No pienso dejar que te vayas sola – aunque no piensa decirlo en alto, adora que Octavia, su mejor amiga en el mundo, se preocupe por ella de esa manera.
— Tranquila, O. Se cuidarme sola. El taxi me dejará en la puerta de mi casa, así que no podré perderme — le regala una sonrisa reconfortante, de esas que sabe que la convencerán de que todo está bien y puede confiar en ella.
— Está bien, no insisto más — la morena achina los ojos, extrañada por la actitud de su amiga y esa nerviosa sonrisita que asoma por sus labios.
Siguen bailando sin parar, aunque la rubia intenta disimular un poco haciéndose la mareada y bebiendo un refresco que Octavia ha ido a buscarle. Mejor no acercarse mucho a la barra para que no sospechen nada. Clarke no deja de mirar su reloj, a la vez que, de vez en cuando, observa de reojo como los verdes e intensos ojos de Lexa no dejan de mirarla, mientras seca unos vasos detrás de la barra. A los veinte minutos, ve cómo Lexa le enseña sus braguitas con una divertida expresión en el rostro y se mete hacia el almacén para recoger sus cosas, no sin antes guiñarle un ojo.
— Chicas, definitivamente creo que me voy. No os preocupéis, mañana hablamos — Clarke se despide de sus amigas, que enseguida le dan un abrazo conjunto.
— Mejórate, anda. Mañana te llamo — Octavia le da un beso en la mejilla.
— No te preocupes, estaré bien, O. Gracias por preocuparte, eres la mejor — le devuelve el beso en la mejilla intentando disimular de nuevo lo nerviosa que está por estar mintiéndole a su mejor amiga.
Clarke se aleja de la pista sintiendo como sus pies se mueven por inercia, como si fueran atraídos por un imán. Un imán de ojos verdes, un cuerpo de infarto y unas manos mágicas. Un imán de promesas lujuriosas, de recuerdos caliente de unos momentos atrás que pasean libremente por su mente, animándola a seguir caminando sin mirar atrás.
Sale por la puerta del local, sintiendo que está loca por lo que está a punto de hacer. Una vez fuera, mira hacia los lados para asegurarse de que nadie la ve y se dirige a la parte de atrás, sin saber muy bien qué va a encontrarse.
Por su parte, Lexa ya ha acabado de recogerlo todo. Se ha despedido de su jefe con una sonrisa de oreja a oreja sin contarle nada, y se encuentra apoyada en una de las paredes de la parte exterior trasera de la discoteca, con las braguitas de Clarke en las manos y la esperanza de que aparezca en cualquier momento. Y no se hace derogar. Justo cuando guarda de nuevo las braguitas en su bolsillo, Clarke aparece de entre las sombras, con una sonrisa tímida en el rostro, pero a paso decidido, lo que le parece algo tremendamente adorable y sexy. Cada gesto, cada movimiento que esa chica hace la vuelve completamente loca.
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Adicción Prohibida 2023
RomanceLexa es camarera en una discoteca de ambiente en Nueva York, le encantan las mujeres e ir de cama en cama disfrutando de la vida y sobre todo del sexo sin ataduras. Su trabajo le permite conocer a todas las mujeres que quiere y su irresistible apari...