3. Conflictos

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Una semana después...

Kiki llegó a su penthouse con un creciente dolor de cabeza

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Kiki llegó a su penthouse con un creciente dolor de cabeza. Cuando dejo su auto estacionado pudo sentir la tensión en el aire, de alguna forma ya se esperaba lo que vería cuando cruzara el marco de la puerta de su departamento, o más bien, a quienes se encontraría. 

Yun le había dicho que se encargaría de limpiar su auto y deshacerse de las pequeñas manchas de sangre, pero Kiki le insistió que se fuera a descansar ya que eran 02:30 a.m. y no quería que se sobre esfuerce por pequeñeces como limpiar su auto. Sobre todo con el frio que estaba haciendo últimamente por esas zonas. Parecía ser que el verano se estaba despidiendo poco a poco para dejar pasar el frio del otoño, la temporada favorita de Kiki.

Kiki soltó un suspiro al agachar la cabeza y ver que el tapete de bienvenida no estaba. Chasqueo la lengua y adentro las llaves en la cerradura para poder entrar. Para su sorpresa, no olía nada raro, ni veía sangre o tangas de prostitutas por el suelo del pasillo que llevaba al gran salón. Suspiró aliviada por eso y comenzó a caminar hacia la zona donde estaba el sofá y la televisión.

No había nadie. Qué raro.

Podría jurar que casi siempre veía a Sanzu y los Haitani en el sofá viendo la televisión mientras se agarraban de los pelos por apostar en los programas de lucha libre, o en el peor de los casos se encontraban teniendo sexo descaradamente en ese mismo sofá donde antes solía pasar sentada viendo la televisión. Esta vez no era así, estaba todo tan silencioso y en paz. Le resultaba tan... divino.

La pelinegra de puntas blancas sonrió abiertamente, dejo caer la mochila donde cargaba sus incontables instrumentos de trabajo y empezó a estirarse. Soltó un suave quejido de alivio y comenzó a quitarse la corbata y la chaqueta que tanto la tenían incomoda. Luego se quitó el brasier por debajo de la camisa blanca y termino por deshacerse de los zapatos con tacón.

Es bueno estar en casa, al fin... —murmuró mientras se dirigía a la cocina en busca de un sacacorchos y un buen vino. Las almendras las iría a buscar luego, primero quería sentarse en su cómodo sofá y beber una buena copa de vino para celebrar la ida de los ejecutivos de Bonten.

Kiki sonrió y empezó a caminar con la botella de vino marca Kobe en su mano derecha mientras que la izquierda sostenía el sacacorchos, un tipo de vino artesanal buenísimo que degustaba siempre que estaba de buen humor.

Su sonrisa duro menos de lo esperado, cuando se asomó hacia el sofá para sentarse vio a su jefe dormido ahí con una manta y una nota escrita sobre la mesa de café.

"Kiki-sama, fuimos a hacer unos trabajitos *guiño guiño*, por favor cuida de nuestro jefecito mientras no estamos (prohibido hacerlo enojar), te quiere, siempre tuyo..."

Ran Haitani... —nombró la firma del mayor de los Haitani con rabia. Presiono la nota en su mano haciéndola añicos y la tiro al suelo.

SICARY  ҂  Bonten +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora