ɴᴏ ʟᴏs ǫᴜɪᴇʀᴏ

FINAL ALTERNO

Al mirar la última grabación de las cámaras de seguridad siendo Mina Ashido quien aparecía dentro de la casa, su cuerpo entero dio un respingo, sus piernas corrieron tan rápido saliendo del edificio, su vida dependía de ello, sin Katsuki todo perdería valor no dejaría que nada les pasara.

Sin importarle una mierda cruzaba semáforos en rojo notando unas cuántas cuadras antes de llegar el tránsito y es que el transformador de corriente eléctrica estaba sufrió un atentado, sabía lo loca que podría llegar a estar Ashido por lo que la idea de ser ella la responsable del accidente de que se fuera la luz en todo el vecindario no era tan descabellada.

-Katsuki por favor... ¡maldita sea! - gritó en desespero al no poder avanzar más, como reflejo bajó del auto comenzando a correr por las calles, no le importaba siquiera su propio cuerpo ni cuántas veces tropezó estampándose contra el frío cemento al chocar con otras personas, solo quería llegar y matar con sus propias manos a la pelirosa.

Mientras más cerca estaba sus ojos borrosos por sus propias lágrimas que brotaban con impotencia alcanzó a divisar lo que fue una multitud de personas y las luces entre rojo y azul alrededor de su casa, jadeaba con falta de oxígeno sus piernas adoloridas seguían dando su mejor esfuerzo para avanzar ignorando su cansancio físico.

Su mano se coló en su pecho intentando recuperar aliento empujando a todos los metidos, pasó por debajo de la cinta amarilla policial gritando desesperadamente con una voz quebrada el nombre del Omega, de su Omega que estaba aún dentro de la vivienda.

El peso lo hizo caer al suelo nuevamente incapaz de levantarse al tener a un oficial reteniéndolo, Katsuki estaba dentro tenía que ir, por qué le hacían eso, tenía que salvarlos a los dos.

La única forma de detenerlo fue aplicar un calmante que lo dejó noqueado en el suelo en cuestión de segundos.

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-¡perdoname por favor! ¡Por favor no te vayas!¡No me dejes! ¡prometo creer en ti ciegamente!... No me dejes no se que hacer sin ti -

Sus ojos se abrieron con fuerza casi sintiendo los latidos de su corazón en la garganta, miró por la ventana de la habitación la luz del sol entrando, caminó con lentitud hasta el espejo del baño se miró por unos segundos para poner pasta dental en su cepillo de dientes comenzando a lavar su boca.

-¿Tan temprano y ya despierto?- sé escuchó una tierna voz dulce la acción de ser abrazado por la espalda le dio calidez al mismo tiempo que un cosquilleo al resubir un beso en la espalda.

-tuve un mal sueño y ya no pude dormir- dio como respuesta enjuagado su boca, se dio la vuelta tomando por la cintura a su Omega repartiendo besos por toda la cara y cuello. -iré a ver a los niños seguro ya están despiertos- sonrió hundiendo su nariz en el cuello ajeno respirando el dulce aroma.

-claro enseguida los alcanzo voy a darme una ducha-

Sonrió saliendo de la habitación mirando los retratos en la casa, el cuadro de bodas, Haruki al lado, cuando nació, y su primer día de clases, sonrió tomando el cuadro recordando con una sonrisa dibujada en sus labios como el pequeño lloro sin querer quedarse aferrándose a la pierna de ambos.

Miró otro donde el pequeño reía feliz subido a un juego mecánico a la feria donde lo llevaron por su cumpleaños número cinco comió tanto pastel y golosinas ese día que faltó una semana a clases por enfermarse.

Pronto a ello nació Azuka una bella bebé de cabellera negra que no fue muy bien recibida por su hermano al creer que lo reemplazarían, sonrió nuevamente dejando los cuadros en su mismo lugar.

En silencio abrió la primera puerta mirando a su pequeña hija de ahora dos años durmiendo tranquila en la cuna nuevamente cerró la puerta ahora caminando hasta la habitación siguiente.

Al abrir miró a Haruka mirando por la ventana de puntillas se acercó contagiado de la curiosidad por saber que miraba su pequeño hijo.

Haru le dio una seña de que no ocurra ruido y ambos miraron en el techo a una gatita con tres pequeños gatitos de diferentes colores. -¿podemos adoptar uno?-

-no, si nos lo quedamos el gatito estará muy triste por ser alejado de su madre-

Dio como respuesta recibiendo un chasquido del pequeño

-pero aunque ya no tenga a su madre lo haremos feliz y lo cuidaremos muy bien - intentó con todas sus fuerzas tratar de convencer al pelirrojo de adoptar al pequeño animal que corría jugando por el techo del vecino.

-tengo que pensarlo, ahora vamos a desayunar que tú y yo tenemos muchas cosas que hacer hoy- Haruka fue levantado del suelo recibiendo un abrazo de su padre, de aquellos que te llenan de fuerzas que son cálidos y sientes que eres protegido con tan solo estar entre ellos.

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-¡Adiós mamá! ¡Adiós Azuka! ¡Vendremos más tarde!-- sonrió levantado su mano a ya estar fuera de casa, Kirishima repitió la acción y ambos se subieron al auto para dar comienzo con su marcha.

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-sabes, fue tan divertido, papá esta mañana se quemó la lengua por tomar leche caliente, Azuka y yo no paramos de reír, además sabes ayer hice una nueva amiga, sus padres la fueron a recoger y uno de ellos me quedó mirando y luego me pidió un abrazo, él me dijo que te conocía, era un Omega de dos colores de cabello, y la semana pasada se me cayó un diente lo dejé bajo la almohada pero el ratón Pérez nunca me dejó el dinero y el muy canijo tiró mi diente al suelo Mamá Yuri dijo que de seguro era por qué estaba con caries pero ella se lo quedó en su lugar y me dio el dinero que en raton no quizo darme-

Kirishima miró de lejos al pequeño sentado en el pasto verde contando todas sus anécdotas con una sonrisa de alegría soltando una que otra carcajada al contar las historias.

«es igual a ti, desde su risa hasta el color rojo de su mirada llena de brillo y alegría... sus expresiones, su fuerza, su tenacidad, la forma en cómo se expresa»

-¿no piensas decirle nada a papá?-

-no hace falta que diga algo «después de todo Katsuki sabe que mi corazón es y siempre fue suyo» vamos pásame las rosas que compramos estas ya están  -

Ambos continuaron limpiando la lápida y decorando con nuevas flores.

Aún cuando Kirishima pudo continuar con su vida con otra persona sonreía de la manera más brillante a saber que en algún universo existente su amor perduró hasta el fin de sus días.

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