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*Este capítulo contiene escena para +18 *

Se acercó a ella arrodillándose — Hola hermosa — dice sonriendo..

Se esconde detrás de su padre tomando su pierna — April, ven — ordena.

La saca detrás suyo y nuevamente queda frente a ella — April, que hermoso nombre. Yo me llamo Amaia, mucho gusto — estira su mano.

La pequeña con algo de miedo le toma la mano — El tuyo también es lindo, ama — le alcanza a decir sin poder nombrarla bien.

La risa de ella salió de su boca y se levantó para saludar al que ahora iba a ser su jefe — Señor — saluda.

Rápidamente la saluda, siente una conexión inexplicable que no deja de verla a los ojos — Dime Jack como todos — responde cortante.

Mira a su alrededor que parecían todos estar atentos en aquella presentación, saluda a todos con su mano y continua parada con su mochila en el suelo — La señora me comentó cual es mí trabajo y si quiere empiezo hoy — sostiene..

Mueve su cabeza — Lleven su equipaje a la habitación que prepararon — ordena a las sirvientas que estaban a su lado y vuelve a mirarla — Ven que te enseño todo — responde.

Lo acompaña hasta donde le dice, estuvieron más de media hora recorriendo toda la mansión y ella iba memorizando cada lugar como pudo. Tenerlo cerca le daban nervios, no sabía que responder cuando le preguntaba algo y tampoco podía verlo los ojos. Después de explicarle cómo se manejaban en su casa desapareció y quedó al cuidado de la pequeña. Las personas que también trabajaban en la casa se encargaron de ponerla al día, le explicaron que la señora mayor que la contrato era una mujer muy importante en los negocios de inmobiliaria y que desde que Jack se separó se encargó del bienestar de la niña. Mientras que esa señora mayor lo  ayudo a qué se quede con la custodia a su nieto y saco de su mundo a la ex mujer que tantos problemas traía a la familia. Le costó sacarla a la exmujer de Jack varios millones de dólares y nada más. Ahora sí estaban buscando llevar una vida más tranquila y por eso prefirió encargarse del nuevo personal para su nieto. Amaia escucho todo atenta y no sé perdió ningún detalle, anoto los horarios en que debía comer, dormir la pequeña y continúo sola conociendo su habitación y las demás habitaciones también.

Cierra la puerta — Ahí es la habitación de Jack — le comenta.

Asustada cierra — No lo sabía, lo siento —asegura.

Se acerca — Eres la cuarta niñera en esta casa, espero que puedas dominar el carácter del señor Jack y así podrás durar aquí — aconseja.

Después de un mes, ya se conocía muy bien con April y no podían vivir despegadas. Jack estaba muy poco en la casa porque su trabajo lo consumía mucho y ya estaban acostumbradas a estar todo el tiempo solas. Cada encuentro entre ellos era como una tensión que no podían creerlo, sus roces al servirle la comida y bebida era algo verdadero que ella no lo miraba a los ojos.

La mira fijamente por atrás — Esa ropa no deberías usarla en esta casa — le comenta mientras deja la cuchara en la mesa.

Dejó el helado en su escritorio para caminar hacia ella, en esa oficina nadie podía asomarse y Amaia era de llevarle la comida hasta ese lugar porque si no se pasaba todo el día sin comer. Aquella noche le alcanzó el postre que tanto deseaba, una de las empleadas le pidió que se la llevará porque la había tratado tan mal que no aguantaría su carácter.

Respira hondo queriendo darse vuelta para verlo — Es lo único limpio que tenía señor, prometo que mañana no la uso — dice cerrando sus ojos.

Ve como ella toma el picaporte, se acerca más y sus manos fueron a su cintura. Apoya su nariz en su nuca y respira hondo — No puedes usar esa falda delante de mí y hacer como si nada, Amaia — susurra.

Se sobresalta cuando sus manos empiezan a recorrer su panza, respira rápido y muerde su labio inferior. Rápidamente se voltea para quedar frente a él, sonríe y lo mira. Después de tanto tiempo pudo mirarlo a los ojos — Alguien nos vera y esto está mal — dice agitada porque lo deseaba demasiado a ese hombre.

La presiona a su cuerpo, baja su mano para introducirla dentro de su falda y nota que no llegaba ropa interior, eso le produjo en su boca una sonrisa. No era normal que sonriera de esa forma, Amaia no resiste más y lleva sus manos a su rostro. Por primera vez lo estaba tocando y no para de sonreír, lo empuja con todas sus fuerzas contra el escritorio, se aleja un poco para cerrar la puerta y vuelve a él. Con sus manos en forma violenta arranca su camisa y lo deja desnudo de arriba — Si tocas debes terminar — ordena.

Sus manos recorren aquel pecho sin parar, pone su cuerpo encima y hace como si fuera a su boca pero lo esquiva buscando el helado. Le arroja con una cuchara arriba su pecho, hace que se sobresalte se lo frío que estaba y lleva su boca, saca su lengua y lo lame.

 Escucha la voz ronca de él — Quédate quieto y no me toques — ordena.

Lo estaba torturando al no dejarse tocar, las mujeres que habían pasado por su cama todas se dejaban dominar por él pero ahora era diferente, Amaia tenía el control completo de aquella situación. Pone más helado, hace un camino con su lengua y desabrocha el pantalón. Deja expuesto su pene, le encantaba verlo desnudo, y se acerca él — No me tortures más, ven — le pide estirando sus manos.

Amaia empieza a sonreír, se saca la remera dejando sus pezones al aire libre y después desabrocha la falda de jeans. Sus manos suben a su cuello, acarician su nuca y lo besa. Jack desesperado la besa, sus lenguas se unen en un mar de deseos y sus respiraciones agitadas se escuchaban en todo el lugar. La abraza por la cintura, toma sus piernas y la levanta para arrojarla encima del escritorio. Toca sus pezones, no aguanta más y se acerca más a su entrada. Una de sus manos ayuda a qué la penetre sin que estuviera atenta y se hunde en ella. Profundamente, acerca su boca a sus labios y la besa. Hace que recueste en el escenario pero después la hace sentar para que sea más cómodo, entra en ella y sale varias veces. No le importo si le dolía, estaba tan excitado que pensó en él mismo y apoyo su boca en su hombro. Agitado, sudado y diciéndole miles de cosas hermosas en su oído, no sé detenía y mueve más rápido. Nunca le había gustado tener sexo como ahora, podía ser bruto con esta mujer porque parecía gustarle la agresividad.

En la puerta apoyada estaban dos empleadas que no paraban de reírse al escucharlo tener sexo y que la voz de él se escuche más de lo excitado que estaba. Hacía tiempo que no tenía una mujer entre sus brazos de esa forma. La embiste más fuerte, varias veces sin parar que ella se quejaba pero le encantaba y larga una voz ronca haciéndole saber que llegó al orgasmo.

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⏰ Última actualización: Nov 02, 2023 ⏰

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