𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 3: 𝖤𝗅 𝖾𝗇𝖼𝗎𝖾𝗇𝗍𝗋𝗈

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—¡SUÉLTAME, GÖLL! ¡DÉJAME DARLE UN GOLPE DE RECUERDO PARA ESE INEXPRESIVO ROSTRO!

—¡E-Espera, Susan, tienes que calmarte!—. A duras penas la pobre valquiria sujetaba la cintura de la regordeta señora.

Susan no se encontraba enojada. Oh, claro que no, ¡estaba emputadísima!
Es decir, ¿cómo no estarlo? Acababa de escuchar con sus propios oídos sobre la tonta idea que tuvo Brunhilde en meterla como carnada hacia los dioses, y no sólo eso, ¡sino que también esa apuesta sonaba ridícula para oídos de cualquiera!

Luego de que el dios Shiva aceptara la oferta de tener a una humana como esclava de su parte, de forma sorprendente e inesperada se le sumó Odín; Padre de Todo y el Dios Supremo Nórdico, nadie se lo esperaba, mucho menos Susan. Ya estaba condenada desde que se topó con ambas valquirias, y ya no habría vuelta atrás para remediar su pasado.

Ambas valquirias y humana salieron del Consejo de Dioses, sin embargo, apenas caminando en los solitarios pasillos, Susan desistió en aguantar su enojo para después, obviamente fue difícil ya que, ahora se encontraba llena de cólera, no sólo causada por Brunhilde, sino por ella misma al ser demasiado ingenua con tener una nueva vida pacífica, cosa que está demasiado lejos de serlo.

—¡HIJA DE...! ¡¿A ESO TE REFERÍAS CON «PLAN DE RESPALDO»!? ¡POR QUÉ SABÍAS QUE YO ERA LA PUTA CARNADA PARA TUS CONFABULACIONES, ¿VERDAD, BRUNHILDE!? ¡DIMELO!

—¡S-Susan! ¡Por favor calmese!

—¡NO PUEDO... NO, puedo...!—. Lentamente la pelinegra deja de forcejear contra Göll, agachó súbita su cabeza con la mirada pérdida, su enojo seguía ahí, pero su mente estaba ocupada al proyectarle imágenes perturbadoras sobre su posible destino. —¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste, Brunhilde?

—Sí, hermana...— Está vez objeta sin comprender la última valquiria, fijandose en la silueta de su hermana que se hallaba inexplicablemente tranquila. —¿Por qué involucrarla de esa forma con los dioses? ¿Es qué quieres matarla de un susto?

—Ambas no lo entenderían...— Sin embargo, la ojiverde se mostró sorprendida al ser sostenida por su traje, observando que Susan se había quitado del agarre de Göll.

—¿Entender qué? ¿Qué su maldita moral está más distorsionada que la de los dioses? ¡Si no habla con coherencia, yo misma voy a hacerla entrar en razón!

—¡Susan!—. Göll se asustó de sobremanera por la abrupta osadía de la susodicha que tenía con su hermana mayor.

Sinceramente, Jenkins mandó a la mierda el respeto mutuo desde que Brunhilde dijo lo que tuvo que decir en la conferencia, olvidando que puede ser golpeada brutalmente por una semidiosa gracias a sus impulsos.

𝐋𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐞𝐚 𝐬𝐞𝐚 𝐧𝐞𝐜𝐞𝐬𝐚𝐫𝐢𝐨 ▎𝖱𝖾𝖼𝗈𝗋𝖽 𝖮𝖿 𝖱𝖺𝗀𝗇𝖺𝗋𝗈𝗄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora