I. En el comienzo

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La sangre bombeaba en sus oídos, rápida y constante, producto de la adrenalina que su cuerpo generaba con cada paso que daba

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La sangre bombeaba en sus oídos, rápida y constante, producto de la adrenalina que su cuerpo generaba con cada paso que daba.

Frenkie se aferró a la mano de su mejor amigo y guardia real: Marc Ter Stegen. Mientras corrían por los largos pasillos del castillo de Seldir intentando huir de los guardias que los perseguían.

El príncipe tropezó con sus pies, incapaz de seguir corriendo, sus piernas se encontraban agotadas y adoloridas.

Marc los hizo entrar en un armario, sosteniéndolo cerca. Solo se podían oír sus respiraciones agitadas y cansadas.

El guardia apretó contra su pecho al príncipe, mientras a sus espaldas, se oían los pasos a lo largo del pasillo.

El príncipe cerró los ojos, deseando poder volver a su reino, a lado de su padres. Lejos de todo el caos y la muerte, pero no podía, tenía que ayudar a los príncipes de Seldir; Gavi y Pedri solo contaban con él, su vida también corría peligro.

Eran sus mejores amigos. Ya habían sufrido demasiado, y solo Frenkie y Marc podrían resolver el misterio que envolvía a la familia real.

La puerta del armario fue abierta con brusquedad, deshaciendo las bisagras de madera. Marc se puso enfrente del rubio, con su espada desenvainada. Frenkie también desenvaino su propia espada, dispuesto a luchar.

Una clara desventaja, pues eran 10 guardias contra ellos dos. Su amigo le lanzó una mirada, recibiendo un asentimiento suave a cambio.

Pronto, el pequeño cuarto se vio en un caos; patadas, golpes, el sonido de metal contra metal. Ambos se desenvolvían a la perfección.

Todos esos años de entrenamiento a conjunto se vieron demostrados.

Aunque le gustaría decir que habían salido victoriosos ante la pelea, en realidad, Frenkie fue noqueado por un golpe en la parte posterior de su cabeza. Y el grito de Marc fue lo último que escuchó antes de caer desmayado.

Su mente se volvió confusa, entre sonidos y visiones borrosas. La voz de Marc repitiendo su nombre a su alrededor, las voces de Pedri y de Gavi acompañada de sollozos.

Un dolor se instaló en su cráneo, quería que alguien lo detuviera. Pero su mente no dejaba de pensar, de analizar.

¿Qué se les estaba pasando? ¿Qué habían ignorado? ¿Por qué los asesinatos? Aún faltaba la pieza final, y Frenkie la descubriría.

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Muerte en la corte | MarcFrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora