Capítulo 9

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Dieron las 12 de la noche, pero Akutawaga no podía dormir

Dios, no logro dormir...—. Pensaba cansado, decidió no quedarse ahí y salir al techo, como el día anterior—no creo que despierte, espero—pensaba mientras buscaba su abrigo

Cuando lo encontró salió de la casa, y con ayuda de Rashoumon subir al techo—hace un poco más de frío que ayer—, pensó acomodándose en el lugar

Vio hacia el cielo, y se dio cuenta que había empezado a hacerlo muy seguido, sabiendo que le gustaba el brillo de estas estrellas, pero el brillo que más le gustaba ver era el de la sonrisa de Atsushi, esa sonrisa que hacía que su corazón saltara de emoción cada vez que la veía, Atsushi era la luz que guiaba su camino, una luz que no quería que nunca desapareciera.

Pasó un buen rato, diez, quince, treinta o tal vez una hora, no lo sabía, no contaba el tiempo cuando pensaba en la persona que amaba, pero en ese tiempo que pasó afuera fue suficiente para que el albino se diera cuenta que no estaba en la habitación.

Atsushi salió en completo silencio, intentando que Akutawaga no se diera cuenta que había despertado, con sumo cuidado subió al techo, llegando por detrás, dándole un pequeño susto al azabache.

—¿Por qué estas despierto a esta hora? —, preguntaba Atsushi, haciendo que el corazón de Akutawaga diera un brinco

—me asustaste, tonto— le reclamó, pero respondió la pregunta— no podía dormir, así que decidí salir un rato— le explicó aun viendo hacia el cielo

—perdón por asustarte— se disculpó sonriéndole—, si no podías dormir me hubieras levantado— le explico, y con eso Akutawaga por fin puso su mirada en el

—si te hubiera levantado te hubieras desvelado como ayer, ambos nos despertaríamos tarde y Kunikida-san nos volvería a regañar— le dijo, haciendo que Atsushi no pudiera responder ante eso

—tienes razón... pero ya estoy despierto, así que ya no hay nada que hacer— le dijo dedicándole su mirar al cielo también

Ambos no volvieron a decir nada, no eran necesarias las palabras, pues el silencio valía más que estas, vieron juntos las estrellas, disfrutando ese momento, pero algo pasaba por la cabeza del albino, una pregunta que quería hacerle al azabache desde hace algunos días

Pensaba si era buena idea preguntarle a Akutawaga su pregunta, luchó contra sus pensamientos, decidiendo si lo haría o no, después de pensarlo por un rato se decidió

—Akutawaga, ¿hasta cuándo seguirás fingiendo que no has recuperado gran parte de tu memoria? —hizo su pregunta, Akutawaga abrió sus ojos como platos al escuchar lo que salió de la boca del albino

—Tu... ¿c-como sabes eso? — le preguntó incrédulo, esperando la respuesta del contrario

—lo sé desde hace unos días, pero no sabía cómo preguntarte esto... también quería saber hasta cuando lo ibas a decir— le respondió, Akutawaga permaneció callado, no sabía que decir, le habían descubierto, y fue justo la persona que menos quería que lo supiera

—¿no dijiste nada porque querías quedarte en la agencia un poco más de tiempo? — preguntó, dirigiendo su mirada a él

—en parte sí... pero también hay...otra razón— le respondió, puso su cabeza entre sus piernas mientras abrazaba estas

—¿otra razón? — repitió, ahora se había plantado la semilla de la duda en su cabeza

—es... un secreto...que ni siquiera a Gin le he dicho, pero, puede que ella ya lo sepa —explicó, y era razón, no se había atrevido ni a decirle a su propia hermana, pero no era necesario decirle, pues entre hermanos que se querían y pasaban mucho tiempo juntos no eran necesarias las palabras, si no las acciones y facciones

—ya veo, supongo que Gin te conoce muy bien que no es necesario decirle nada — comentó, no iba a obligar a Akutawaga a decir nada, y el contrario agradece eso, pero había algo de lo que tenía miedo

—tú... ¿les dirás?, ¿les dirás a todos sobre esto? — le preguntaba, sacando su cara de entre sus piernas y volteando a verle

—no creo que yo tenga que decirles a todos, pienso que debes hacerlo tú, claro, cuando decidas hacerlo —le explicó, de nuevo, Akutawaga agradece esto, estas pequeñas grandes acciones de Atsushi era de lo que él se había enamorado

—ya veo, gracias— le agradeció poniendo una sonrisa sutil en su rostro, para Atsushi, ver a Akutawaga sonreír era un regalo de Dios, lo mejor que podría recibir

Después de esto ya no dijeron nada, ahora que Atsushi ya sabía el pequeño secreto ya no era necesario actuar cuando estaba a solas con él, bueno, o eso creía Atsushi, porque Akutawaga siempre actuaba cuando estaba con él.

—Mnn... pensaba el volver a dormir, pero si duermo ahora nos volveremos a levantar tarde y Kunikida-san nos volverá a regañar...— comentaba cabizbajo, y tenía razón, volverían a despertar tarde y los volverían a regañar

—entonces, ¿por qué no nos quedamos despiertos hasta el amanecer? — ofrecía— podemos hablar de cualquier cosa, no sé, si quieres— volvió a decir nervioso, deseaba la compañía de Atsushi, pero no sabía cómo pedirla sin que se diera cuenta de las cosas

—está bien, me quedaré aquí contigo —decía con una sonrisa, Akutawaga se alegró ante su respuesta, y así sucedió

Hablaron de cosas sin sentido, de todo y a la vez nada, el corazón de Akutawaga rebosaba de gusto ante esa maravillosa noche, si así podría llamarle, porque según él, estar con Atsushi era más que maravilloso, era un gran regalo que el no merecía, por que Atsushi era alguien tan bueno, era la luz que su camino guiaba, era todo para Akutawaga.

—¡Akutawaga mira!, el alba se ve muy hermosa —le decía mientras ponía su mano en el hombro del contrario para llamar su atención, mientras que con la otra señalaba el alba

Akutawaga dirigió su mirada a donde apuntaba el albino, intentando ignorar el toque del contrario que tan nervioso le ponía. Al ver el cielo de la mañana se maravilló, se veía de unos hermosos colores amarillos y naranjas, dando paso al gran color azul de este

—Akutawaga, si hubiera algo más hermoso que un amanecer o atardecer, ¿Qué sería? —le preguntaba expectante de su respuesta, y claro que Akutawaga tenía una respuesta para esa pregunta

serias tú—pensó, pero ante ese pensamiento desvió su mirada para que el contrario no viera el rojo de su rostro —tal vez las estrellas y el brillo de estas —respondió al final

Atsushi pensó en su respuesta, viendo hacia donde el sol saliente, sonrió ante la respuesta del contrario y dijo —sí, yo también pienso que sería así.

Vieron un rato más el amanecer, sin hablar, más no era un silencio incomodo, entre ellos nada era incómodo.

Bajaron del techo y empezaron a prepararse para encaminarse a la agencia, tal vez ahora no sentían sueño, pero más al rato descubrirán las consecuencias de este, más no se arrepentían, pues ambos pudieron disfrutar una hermosa velada, una velada que solo la luna, los millones de estrellas y el sol conocían, bueno, y una persona que sabe hasta lo que menos te esperas.

Pero esta noche haría que el pequeño albinoquisiera avanzar un poco más, pasar esa cuerda que estaba entre él y Ryunosuke,porque con esta hermosa noche pudo entender que podía coexistir en el mismoespacio que él sin sentir que lo despreciaba, tal vez no sea hoy, tal veztampoco sea mañana, pero iría a paso lento y seguro para poder pasar esacuerda, cuerda que con un solo paso podía pasar, era algo tan sencillo y a lavez complicado, porque el miedo consumía a ambos, pero ya sea uno u otro, amboslograrían estar al lado del otro a final de cuentas.

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1256 palabras

hola hola!, hoy el capítulo está un poco más temprano, yeeiih! (me vicie escribiendo) pero eso es algo bueno, tienen capítulo rapido :D

En fin, espero les haya gustado, gracias por leer hasta aquí, ¡nos leemos luego!

Pérdida de memoria || SSKKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora