capitulo 3- Trabajo

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|Capítulo 3|

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Italia

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— tú siempre con tus cursilerías Donato — Leah sonríe nerviosa, mientras que el hombre esboza una sonrisa.

— solo digo la verdad — El hombre sonríe sin dejar de mirarla, hasta que llegaron al piso destinado. 

Leah sale del ascensor y Donato atrás de ella, sus oficinas estaban enfrente del otro. Leah está a punto de entrar cuando escucha la voz de Donato. 

— ¿Estás libre esta noche? — Se da vuelta mirándolo, no es la primera que pregunta lo mismo para invitarla a salir, aun con los rechazos este no parecía rendirse. 

— De hecho, sí, esta noche cenaré con mi madre — Sonríe nerviosa, esta vez no tiene que inventar una mentira porque era cierto.

— Ya veo, quería invitarte a tomar algo esta noche. — Se rasca la nuca con nervios — Entonces será otro día, cuando no estés ocupada — Leah asiente para ver como el hombre entra en su oficina. 

Suelta un suspiro para también entrar en su oficina. Encontrando a la persona menos indicada.

— Maya Cuántas veces te he dicho qué no entres a mi oficina como si fuera tuyo — Se cruza de brazos mirando a la mujer.

Maya William, es una de las compañeras de trabajo en el bufete de abogados; sin embargo, desde que entró a trabajar en ese lugar, esta mujer, se había vuelto una piedra en el zapato. 

— Y tú cuántas veces te he dicho qué no te quiero cerca de mi Donato — Mira enojada a Leah. 

— Te agradecería si levantarás tu trasero en mi silla, tengo cosas que hacer a diferencia de alguien — Mira indiferente a la mujer.

Maya se levanta furiosa y más por indiferencia de Leah. 

— ¡Escúchame, maldita zorra, aléjate de Donato, él jamás se fijaría en una zorra como tú! — Grita enojada señalando a Leah. 

— ¿Terminaste? Vete — Fulmina Maya con la mirada porque la verdad ya quiere comenzar con su trabajo; Sin embargo, eso enoja más a Maya. 

— ¡Cómo te atreves a ignorarme! 

— Te voy a ignorar tanto que dudaras de tú existencia Maya — En este momento está a punto de explotar.

— ¡Maldita!

— Escúchame bien Maya, hoy tengo suficiente, cosas qué hacer en vez de estar perdiendo mi valioso tiempo con una mujer tan infantil, reclamando por un hombre que ni siquiera es tuyo — Masajea su cabeza — ¡Así que lárgate! 

La chica sobresalta por el grito de Leah, pero se recompone de inmediato.

— Tú... — Señala Leah con el dedo — Como te atreves a gritarme.

— Lárgate antes de que pierda mi maldita paciencia. — Repite por última vez y Maya se dirige hacia la puerta. 

— Me las pagarás maldita perra — Dicho eso sale de la oficina con un portazo. 

Leah se sienta en la silla suspirando, si no fuera porque esa compañía no es nada malo, ya hubiera renunciado, esa mujer es una auténtica molestia. 

Ringgg

Voltea al escuchar el teléfono personal de la oficina.

— ¿Halo? — Contesta

El Placer De Amarnos [Placeres Placenteros #2]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora