II

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"andare nel pallone"
(Andar en la bola grande)

Las lágrimas amenazaban con atiborrar nuevamente sus carúnculas, sus iris se cristalizaban a paso lento delatándose a sí mismos, dando a conocer lo que realmente planeaban, pensaban traicionarla nuevamente, percatándose de lo que le harían sus lagrimales, arrugó levemente su nariz evitando que continuaran, ¡ella no pensaba permitirse volver a llorar!

Incómoda, comenzó a removerse en su sitio al notar los penetrantes ojos que le enviaba el hombre parado frente a ella, se tensó al momento, la mirada que le dirigía era muy intensa para su gusto. La fémina comenzó a lloriquear en sus adentros, imaginando un escenario donde ella era una gacela indefensa y él un leopardo hambriento, ella era la presa y él era el cazador, suspirando siempre en su interior, fue sincera consigo misma, pues, no notaba mucha diferencia con su escenario real; ensimismada intentó encerrarse únicamente con su respiración, no quería pensar más, sólo quería ignorar la situación.

Consiguiendo su cometido se mantenía con los ojos cerrados, evitando con éxito los ajenos iris grisáceos que la observaban, esbozó una leve sonrisa, se sintió realizada, lo estaba logrando, ya no sentía el acecho de su depredador.

No obstante, la felicidad dura poco, sentía un nuevo problema aproximarse, esto la hizo volver a tensarse. Su cuerpo la traicionó y se maldijo en su mente por enésima vez en el día.

Justo ahora, ella quería ir al baño.

¿Qué iba a hacer?, sintió sus ojos picar por detrás de sus párpados. Ahora sí, no eran sus lagrimales quienes tenían el control de sus cuencas oculares, esta vez, era ella la que quería llorar.

No sé cómo preguntar "¿dónde está el baño?" en italiano — Pensaba mientras lloraba mentalmente, apretaba sus piernas aguantándose las ganas, frustrada mordía el interior de sus mejillas, debía idear un plan para encontrar el cuarto donde se encontraba el inodoro, o terminaría haciendo sus necesidades en ese sofá y esa definitivamente no era la idea. No podría con una vergüenza de ese calibre.

— ¿Le pasa algo? — la mujer de lentes tocó su hombro mientras le hacía la pregunta en italiano. Hange al percatarse de la tensión que mantenía aquella pequeña dama se había acercado, pero, la reacción de esta si que no se la esperó, sus ojos brillaron, ante esto Zoe sonrió, pues pensó que ella la había entendido.

Se equivocó.

Los ojos de (Nombre) no brillaron porque hubiera entendido lo que le dijo, sino, porque era una oportunidad para que la más alta la lleve a donde queda el baño. No perdió tiempo, aprovechando la coyuntura intentó hacerle saber a Zoe qué era lo que necesitaba.

Primer intento:
Moviendo sus manos intento formar un inodoro. Hange la miró y parpadeó varias veces confundida.

Insistía una y otra vez moviendo sus articulaciones, pero, al mirar a la más alta se dió cuenta. Zoe no la había entendido. (Nombre) lloró para sus adentros.

Primer intento: Fallido.

Sin rendirse, cargó nuevamente su batería, renovando sus energías se disponía a intentar algo más. Confiada le dedicó una intensa mirada a la de anteojos, dándole a conocer con esto que la pequeña mujer frente a ella haría otra cosa.

Segundo intento:

Ingeniándosela, (Nombre) pensó en utilizar el lenguaje corporal. Cruzó sus piernas mientras las apretujaba, se movía de derecha a izquierda mientras con su rostro trataba de expresar su necesidad.

A la castaña se le aguaron los ojos, nuevamente no volvió a inferir qué era lo que quería decir la pequeña clienta extranjera. (Nombre) al verla detuvo sus movimientos, nuevamente, Hange no la había entendido. Contrariada observó a través de sus lentes, aquella empleada desconocida estaba igual que ella, ambas iban a llorar. La dama suspiró.

Barista || Levi Ackerman x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora