El cadáver de el novio

Infernáculo

El joven novio se encontraba deambulando impaciente por su tan conocido inframundo en busca de su terco y hermoso prometido.

No sabía en qué momento se fue de la fiesta debido a que nadie lo había visto salir, únicamente notó que no estaba.

Cosa que explicaba su situación actual, donde se encontraba corriendo por los pasillos de el inframundo buscando a su Peter temiendo que algo le haya pasado.

Podía perderse, caerse o peor, hacerse daño.

Sabía que Peter aún estaba vivo por lo tanto es propenso a que cualquier malentendido lo termine matando de verdad, puede que no sea tan malo pero deseaba que su Peter pudiera vivir hasta que él lo considerara prudente.

—Peter, cariño, ¿Dónde estás? - vociferó el moreno buscando a su prometido en las calles con varios moradores.

Por otro lado su contraparte también conocida como Peter o simplemente "el novio" se encontraba huyendo de aquel cadáver con el que al parecer estaba comprometido.

—¡Permiso por favor! - exclamó a lo bajo al tropezarse con un joven rubio que al parecer no lo había visto.

—No hay problema, pasa. - respondió el hombre moviéndose hacia el lado contrario tropezándose de nuevo con el castaño.
—Con permiso. - dijo de nueva cuenta intentando pasar y así mismo que el mortal se moviera sin obtener resultados.
—Ya sé. - dijo antes de separar su cuerpo permitiéndole a Peter pasar mientras estaba al borde del desmayo.

Sintió como su bilis se le subía hasta la boca deseando ser derramada ante tan grotesca escena, parecía sacado de una pesadilla. Peter corrió aterrado hacia un "pescador" o algo por el estilo para comentarle la situación.

—¡Por favor ayúdeme! ¡Un tipo me persigue porque supuestamente estamos comprometidos! - exclamó haciendo que el "pescador" se volteara dejando ver que aquello no eran pescados eran... Manos humanas.

El mortal emitió un grito muy poco masculino que de inmediato fue escuchado por su prometido que lo estaba buscando.

—¡¿Peter?! ¡¿Estás herido?! - se escuchó la voz de el azabache en el sentido contrario donde Peter se encontraba actualmente dejándole muy en claro que algo andaba mal así que comenzó a correr en dirección al grito de su Peter.

Aquello bastó para que Peter corriera en sentido contrario llevándose consigo un montón de huesos que una señora estaba recogiendo de la calle.

—Que jovencito tan grosero. - dijo con desdén la mujer que se encontraba barriendo la acera.

Miguel al poco tiempo llegó al local en el que se había encontrado Peter siendo recibido por el hombre y las manos que habían en el barril que le mostraron amablemente la dirección en la cual Peter había huido.

—¡Está por allá! - señaló la gusano mejor conocida como Lyla saliendo de el ojo del moreno.
—¡Muévete, se te va a escapar! - recalcó haciendo que el de ojos escarlata la pusiera sobre sus hombros para poder perseguir con más facilidad a su novio.

El más bajo de metió en un callejón lleno de ataúdes y ni corto ni perezoso  con asquito y todo se metió en uno de ellos aparentando haber pasado a mejor vida esperando despistar lo suficiente a aquel ente que parecía muy dispuesto a buscarlo por cada lugar del inframundo.

—Peter, amor ¿Por qué te escondes? - le preguntó preocupado y nervioso el joven más alto mientras recorría el callejón lleno de ataúdes y esqueletos al igual que uno que otro muerto que se encontraba descansando.

—Me parece que a él ya le dio culillo. - respondió con burla y rabia en la voz. ¿Cómo es que a ese humano se le pasaba por la cabeza retractarse de el matrimonio con su mejor amigo? Ella misma le iba a comer el cerebro si se atrevía a hacer llorar a Miguel.