Cinco

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Jeongin empujó a Changbin por el hombro por tercera vez consecutiva en esa noche. Él se tiró cayendo de espaldas a la cama, quizás harto de rogar a Jeongin por un poco de su atención, sus dientes fuertemente apretados. El enojo dominando cada facción del atractivo rostro de Changbin.

—¿Por qué no me dejas tocarte? —Changbin preguntó a Jeongin.

Jeongin no respondió, él siguió arreglándose su tuxedo negro, mirándose en el espejo, tratando de aclarar sus pensamientos.

Jeongin se observó detenidamente, su prolijo e impecable traje negro era hermoso. El sastre hizo un perfecto trabajo con su chaleco oscuro de seda y su camisa blanca inmaculada, haciendo lucir su cremosa pálida piel. Su delicioso perfume flotaba alrededor, su castaño cabello cayendo sobre su frente, brillante y lacio. Como le gustaba que se viera.

—Porque no tengo ganas. Fin de la historia—dijo.

Han pasado dos meses desde su último encuentro con Hyunjin, en su departamento. Desde su discusión en el pasillo no le habló, llamó o prestó demasiada atención. Cada vez que se encontraban en su casa sólo se ignoraban y seguían en lo suyo. Jeongin subía a su cuarto, se encerraba y esperaba pacientemente a que Hyunjin se largara.

Eso se volvió monótono.

Quizá porque no podía soportar saber que Hyunjin ya no le miraba como antes. Esa adoración leal ya no estaba en sus ojos. Ahora sólo quedaba la incomodidad y el espectro de la relación que alguna vez tuvieron.

Odiaba tratarlo como a un desconocido.

Odiaba tenerlo lejos.

Odiaba que ya no le sonriera.

Odiaba el hecho de que Hyunjin ya no lo quería.

Jeongin se odiaba a sí mismo.

Jeongin estaba volviéndose loco, todos y cada uno de los días transcurridos, no lograba pensar en otra cosa que no sea Hwang Hyunjin. Hyunjin atormentaba su mente y pensamientos. Cada que escuchaba a su papá hablar de cómo Hyunjin le iba exitosamente por la vida deseaba ahogarse. Él únicamente podía rodar los ojos.

Deseaba dejar de sentir lo que fuera que sentía tan fácilmente como Hyunjin hizo con él.

Changbin estaba seguro de que le sucedía algo, bueno, Jeongin ni siquiera aparentaba no estarlo. Le molestaba todo lo que Changbin hacía.

Cuando Changbin le besaba, automáticamente se alejaba. Cuando lo acariciaba, le rechazaba. Cuando le hablaba, le ignoraba. Cuando le buscaba, le gritaba que no tendrían nada.

Eso frustraría a cualquiera.

Changbin se estaba hartando por su insólito comportamiento, tanto como Jeongin estaba hartándose de la frialdad y distancia de Hyunjin. Era justo desde su perspectiva. Aunque ninguno fuera una víctima.

Esta noche vería por última vez a Hyunjin, ya que él había anunciado su temporal, pero larga partida a América.

Hyunjin dijo algo similar a ampliar la empresa. Chan organizó una fiesta de despedida, todos irían y claro, él no podía faltar, pues siendo el hijo del organizador, era una obligación. No quería ver Hyunjin con esa maldita chica, sabía que ella asistiría.

Tuvo que aceptar, a regañadientes, que Yeji, era hermosa y perfecta, con buenas curvas. Si no estuviera fascinado por Hyunjin habría salido un par de veces con aquella chica.

Aunque no la había visto desde aquel día.

"Puto día", gruñó Jeongin.

Changbin le seguía desde atrás a una distancia prudente. Jeongin suspiró, su relación iba colapsando a una velocidad inimaginable, cayendo en picada. Ni siquiera podía besar a Changbin sin imaginarse que era Hyunjin. No, no, no. Eso no podía ser.

El amigo de papi ❁ HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora