Arreglaba su ropa. Se empezaba a poner el vestido, que probablemente se quitaría de nuevo después. Se puso los tacones. El abrigo iba después. Finalmente, se maquilló. Pintó sus labios de carmesí. Las sombras que puso en sus párpados eran exageradas.
Se veía hermoso, como siempre.
Aparentaba estar bien. Pero no tenía a nadie. No tenía a quién amar ni quién lo amara. Pero ya se había acostumbrado.
Caminó, como siempre, por aquellas calles que se habían convertido en su hogar.
Y ahí había encontrado a la persona que se había convertido en su hogar.
"¡Alex!"
Él sonrió.
"Wilbur Soot…"
Se fueron acercando cada vez más.
"¿Quieres otra noche conmigo? O pudo ser una coincidencia…"
Wilbur rió, nervioso. Rascó su nuca. Acomodó su gabardina.
"De hecho…te estaba buscando. Necesitaba…algo de cariño, ¿Sabes?"
Alex sonrió.
"Entiendo…todos lo necesitamos en algún momento. Además, el idiota de hace rato me dejó con ganas de algo bueno"
Extendió su mano hacia Wilbur.
Fueron hasta esa gran casa que el castaño tenía. Sus labios se juntaron cuando la puerta se cerró detrás de ellos. Las manos de Wilbur se deslizaron de su cintura a sus muslos. Apretó esa delicada piel. Un gemido salió de los labios de Alex, dándole a Wilbur una oportunidad de adentrar su lengua en su boca.
Alex puso sus manos alrededor del cuello de Wilbur. Restregó sus caderas contra las del castaño y sus piernas temblaron.
Se separaron de aquel beso. Wilbur cargó a Alex. Subió las escaleras. Ni siquiera cerró la puerta antes de volver a besarlo, más fuerte, más rápido. Alex fue el que se encargó de cerrar después.
Esa noche Wilbur parecía estar algo desesperado. Aventó a Alex a la cama. Fue directo a él, acercándose como un depredador a su presa.
“Qué lindo eres…” Sonrió. Tomó su mentón. Separó sus labios con su pulgar. “¿Por qué no me enseñas lo que esa bella boquita puede hacer?”
Alex sacó su lengua. La lujuria visible en su mirada. Con una de sus manos hizo un recorrido desde el pecho de Wilbur hasta su miembro, ya erecto. Wilbur soltó un jadeo. Alex cambió sus posiciones. Ahora era él quien estaba sobre Wilbur. Le quitó la gabardina y retiró su camisa muy lentamente. Desabrochó sus pantalones y, junto con su ropa interior, los lanzó a algún lugar de la habitación.
Empezó a besar, desde la punta a la base. Siguió con pequeñas lamidas. Empezaba a escuchar pequeños gemidos que escapaban de los bellos labios de Wilbur.
“Alex…ya hazlo, por favor” Enredó sus dedos en su cabello negro. “Te lo ruego…”
El corazón de Alex dio un vuelco. Sonrió un poco. Empezó a meterlo en su boca. Wilbur jaló su cabello, sacándole algunas lágrimas de dolor. Lo siguió metiendo. Se frustró un poco al darse cuenta de que no podía entrar del todo en su boca. Dirigió sus manos a lo que quedaba y empezó a masturbarlo.
Wilbur echó su cabeza hacia atrás, soltando un largo gemido. Alex movía su cabeza en un repetido movimiento de atrás hacia adelante. Necesitaba más. Una de sus manos dejó de acariciar a Wilbur para complacerse a sí mismo. Se quitó el vestido con algo de dificultad. Dejó su ropa interior en el suelo.
“Qué lindo…¿Ya necesitas otro?”
Sonreía. Alex miró hacia arriba. Lágrimas rodaban por sus mejillas y había un visible sonrojo en su rostro. Se volvió a concentrar en el pedazo de carne que tenía en la boca. Metió dos de sus dedos. Soltó un gemido, enviando vibraciones por el cuerpo de Wilbur, haciéndolo más placentero.
“Alex…estoy a punto de…”
Alex gimió una vez más. Sus movimientos se hicieron más rápidos. Sacó sus dedos de su interior. Wilbur ahora sólo repetía su nombre, casi a gritos. Terminó por correrse en la boca de Alex.
“¿Estás bien?¿Por qué no…?”
Dejó de hablar al verlo tragar ese líquido blanco. Sacó su lengua, mostrando todavía un poco. Le sonrió. Se quitó el brasier. Tomó una sábana delgada para atar las manos de Wilbur por encima de su cabeza.
“Ah, ¿Vamos a hacerlo así?”
Alex asintió, sonriendo. Se inclinó sobre Wilbur. Sus labios estaban a sólo centímetros.
“Tendrás que ser bueno para, tal vez, poder estar en control”
Se preparó. Tomó aire. Empezó a meterlo. Soltó un grito al sentir cómo expandía sus paredes. Sintió que iba demasiado lento. Él mismo se estaba desesperando. Dio un sentón, gritando de placer y sacándole un gemido a Wilbur. Había un pequeño bulto en la parte baja de su abdomen. Suspiró. Empezó a saltar.
“Will…Wilbur…”
Wilbur se estaba volviendo loco. Quería hacer algo.
"Por favor…por favor, Alex…"
Alex bajó la mirada. Movió sus caderas en círculos, adelante y atrás. Se acercó a Wilbur y besó su piel. Besó su pecho, su cuello, sus hombros, su rostro. Mordió uno de sus hombros. Succionó la piel de su cuello, dejando varias marcas muy visibles. Wilbur gemía y soltaba quejidos. Alex lo miró.
Wilbur lloraba. Su piel estaba llena de marcas. Gemía y jadeaba y tenía dificultad para respirar. Su cuerpo golpeaba contra la cama con cada salto que daba.
Lo había destruido.
Era su turno.
Alex se estiró para desatar las manos de Wilbur. En cuanto hizo eso, las posiciones volvieron a cambiar. Volvía a estar debajo de Wilbur, a su disposición.
Wilbur lo sacó todo para volver a meterlo de una sóla estocada. Alex soltó un grito. Sus piernas envolvieron la cintura de Wilbur.
"Ah…te sientes tan…tan bien…"
Alex sonrió. Puso sus manos en la espalda de Wilbur. Escondió su rostro entre su cuello y su hombro. Que fuera el único que pudiera escuchar sus gemidos y lloriqueos.
Sintió que llegaba a ese punto que tanto lo enloquecía. Su espalda se arqueó, sus uñas se clavaron en la espalda de Wilbur.
"¡Ahí!¡Más fuerte!"
Wilbur le hizo caso a Alex. Claro que no se lo podía negar. Tenía una voz tan preciosa, y esa expresión en su rostro…
"Will…voy a…"
Fue más rápido, más fuerte. Ya no gemía. Ahora gritaba. Al día siguiente probablemente no podría hablar.
"Ah…"
Una vez Alex se corrió, Wilbur también lo hizo. Salió lentamente de él. Alex se acostó, luego Wilbur junto a él.
"¿Quieres darte un baño, Alex?"
Alex lo miró.
"Quiero volver a tenerte dentro de mí"
Wilbur acarició su rostro, con una sonrisa. Alex juntó sus labios. Wilbur se separó del beso.
"Otro día. Ahora descansa"
Alex rodó los ojos. Abrazó a Wilbur.
Su respiración se había relajado a los cinco minutos.
Wilbur se quedó despierto toda la noche.
Toda la noche estuvo mirando a Alex.
Era muy hermoso.
Empezaba a pensar que lo amaba.
Pero eso no podía ser.
No podía enamorarse, por más que quisiera.
Era sólo…algo que hacía por placer.
Así se quedaría.
Esa noche lloró.