"No creo que tengas que hacerlo todos los días"
Alex paró lo que estaba haciendo.
"¿A qué te refieres?"
Después de formular la pregunta, continuó con su maquillaje.
"Bueno...no creo que sea necesario...maquillarte y ponerte el vestido todas las noches"
Alex rodó los ojos. Continuó con lo que hacía. Wilbur suspiró. Se levantó y se dirigió hacia Alex, hasta estar detrás de él. Puso sus manos en sus hombros.
"Es en serio. Tal vez te puedas quedar aquí por hoy. O podemos salir a hacer otra cosa. Te puedo llevar a ver una película..."
Alex rió.
"No me puedo permitir esas cosas. No tengo suficiente dinero"
"Pero yo sí. No me importaría gastar un poco en ti. Te lo mereces"
Quería que se quedara, sólo una noche. Una noche era todo lo que pedía.
"Wilbur, necesito trabajar"
Se apartó de él para tomar su abrigo. Su mirada se posó sobre él un momento. Casi se sentía mal. Pero no podía dejarse llevar por lo que sentía.
"Podemos ir juntos"
Se volvió a acercar, una sonrisa en sus labios. Tomó su brazo. Se acercó a su rostro. Dejó un beso en sus labios.
Entonces no se pudo separar de él.
Los labios de Wilbur bajaron a su cuello. Alex suspiraba, se sentía tan bien. Era un toque suave y delicado. Sus manos grandes tomaron su cintura, subiendo y bajando.
Los pensamientos regresaron entonces a la mente de Alex.
"O...te podrías quedar aquí..."
Wilbur lo miraba con ojos suplicantes. Alex miró hacia otro lado.
"Tal vez regrese en un rato"
Wilbur se quedó mirando mientras su amado se iba. La puerta se cerró con fuerza.
Él se quedó solo, con su corazón roto, lleno de sentimientos. Lleno de un amor que quería dejar salir.
Lleno de dolor, por no poder amar a Alex.
Por no ser él suyo.
Lo volvía loco.
...
Un hombre se había sentado junto a él. Le había invitado un trago, había halagado su aspecto, había dicho cosas hermosas. Su mano en su muslo interno.
"Tal vez usted y yo podamos ir a otro lugar...sólo si usted quisiera"
Su mirada era seductora. Alex se sentía vulnerable en su presencia. Quería que tocara su cuerpo, quería olvidarse de todo y entregarse. Quería quitarse todo y mostrarse a él. Quería sentir placer a su lado.
Era algo demasiado fuerte.
"Podríamos...podemos ir a mi casa..."
Él le sonrió.
"Suena bien"
Alex se levantó, tomando la mano de aquel hombre. Temía caer en cualquier momento. Sus piernas temblaban. Sus rodillas querían ceder ante el peso de su propio cuerpo.
Caminaron el largo camino hasta la casa de Alex. Reían y de vez en cuando soltaban algún comentario sugestivo.
Todo el camino fue así, hasta estar frente a la puerta principal. Ahí, Alex sacó sus llaves del bolsillo de su abrigo.
