Capitulo 1: Promesa

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Miré aquel chico y sonreí confía en mí. Sé que no me conoces, ni yo a ti. Pero créeme, te ayudaré sin recibir nada a cambio. Lo prometo.

Pero se acercó a mí y puso su mano en mi mejilla no quiero ofenderte ni incomodarte pero, ¿Estás...

Reí leve y negué si, y si me preguntas, no tengo ni la menor idea de lo que me pasó sonreí y saludé a la señora levemente, mientras ve a su hijo y se despide de él.

Él miró a su madre una última vez y me miró a los ojos ¿Pero estás segura de...

Si, te lo juro. Es más, dime tu nombre. Quizás pueda hacer algo sonreí y escondí mis manos en el kimono negro que siempre usaba.

Disculpa, Rengoku Kyōjurō, pilar... O mejor dicho, ex-pilar de la llama de los cazadores de demonios. Hizo una reverencia.

Mucho gusto sonreí e hice una reverencia y miré su cuerpo. Acaricié suavemente la cabeza del chico de cuadros y Kyōjurō sonrió.

Él es Tanjiro Kamado. Es un chico muy inteligente y con una determinación que es admirable. El chico de cabeza de jabalí y el chico de amarillo sonrió orgulloso

Reí levemente y él me miró extrañado ¿No te acuerdas de sus nombres? Miré sus ojos.

No, soy muy distraído. Reía poniendo sus manos en la cintura. Y perdón si grito. Mi primer misión me dejó sordo y debo gritar

Tomé aire ¡Entiendo! ¿Así o bajo la voz? Reí levemente.

Él negó con ternura y sonrió en verdad si te escucho bien. Ahora, ¿Cómo me vas a ayudar? Miró mis ojos atento y sonreí

Puedo hacer que me vean. ¿Es algo, no? Reí apenada y suspiré. Recuerdo que hace un tiempo, pude hacer que un joven me viera y por unos días, pide tocarlo, pero en sí, no sentía nada. Era como si tocara aire o un muro frío.

Rengoku sonrió y asintió cruzando sus brazos. Entonces hagamos un pacto: tú me ayudas y yo voy contigo.

Pero... Cierto, no puedo oponerme. Tú conoces a los tuyos, yo no reí levemente y miré a los chicos. Solo que... Por alguna razón, sé la ira y tristeza que sienten. No sé explicar si era yo la que sentía esa impotencia o si por mí, sufrieron esa impotencia suspiré.

¿Acaso no recuerdas quién eras? Se paró a mi lado y negué.

No recuerdo quién soy, no recuerdo quién fui. Mi nombre no sé si es Nozomi Kondo o si tenía un nombre distinto. Olvidé si tenía hermanos, si tenía amigos, familia... Me siento vacía. Miré sus ojos y sonreí. Pero que no te perjudique. Ahora importa tu último deseo y yo lo haré por ti sonreí y miramos en silencio aquella escena.

Unos chicos en uniformes color negro cubriendo su rostros. Los chicos llorando... Quizás suene cruel, pero... Kamado... Parecía que le había afectado aún más.

Sus ojos denotaban tristeza... Esa tristeza que derrumba a cualquiera. Esa tristeza y vacío que te deja alguien con su partida.

Me arrdodillé frente a él y acaricié su mejilla con cuidado. Por un momento, parecía que me había sentido. Alzó la vista a dónde estaba y susurró Rengoku-san... Pensé que le haría bien sentir algo así, pero, lloró aún más.

Levantaron el cuerpo de Rengoku y se lo llevaron llorando. Rengoku veía a todos con tristeza, extendió su mano a los chicos, pero había sido en vano.

Tomé su mano y sonreí. Tranquilo, no estarán solos sonreí y caminamos detrás de todos viendo sus rostros, escuché que hablaban de él maravillas.

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