Llegué a la cede con Kyōjurō mientras platicamos de sus gustos por la comida y otra cosas. ¿Qué indagué? A Kyōjurō le gustan las batatas fritas y los cerezos.
Se me hace increíble que alguien como él, tan fuerte y tan... Valiente, pueda tener gustos tan sencillos. Tiene un buen corazón.
Kyōjurō, ¿Qué más te gus... Nos quedamos petrificados al ver a los kakushi cargando una camilla con un cuerpo, ya sabíamos quien era.
Su capa a llamas caía a los lados de la camilla y los kakushi iban llorando en silencio. Pero, me desgarró el alma al ver a los chicos de antes llorar con amargura. El de amarillo iba protegiendo una caja de madera, el de cabeza de jabalí iba berreando diciendo que tenían que ser más fuerte y Tanjiro...
Su mirada vacía y distante hacia el suelo o un punto muerto frente a él. Las lágrimas caían por si solas por sus mejillas y no emitía sonido alguno. Estaba perdido... Se sentía perdido... ¿Alguien se habrá sentido así cuando morí? ¿Si habrá alguien que me extraña y quisiera verme una vez más?
Suspiré con tristeza y frustración, mas la mano de Kyōjurō me trajo de vuelta y susurró sigamos.
Lo miré y asentí mientras todos pasaban en silencio.
Llegamos a la casa de Oyakata-sama y todo estaba tranquilo. Se sentía la tristeza pero a la vez, esperanza de que todo iba a estar bien, más ese sentimiento de pérdida era palpable.
Kyōjurō me guió por el lugar, hasta dar con un hombre de cabello negro, un haori que se degradaba de blanco a color lila y sus ojos estaban lastimados, o esa fue mi impresión.
Oyakata-sama hizo una reverencia y el hombre seguía disfrutando del día. Respiré hondo y susurré ¿Oyakata-sama?
El hombre abrió los ojos de par en par sorprendido y miró a dónde escuchaba mi voz, una mujer lo protegió con su cuerpo y sonreí. Perdonen mi atrevimiento, vengo a dar un mensaje por parte de Kyōjurō Rengoku. Sonreí y la mujer bajó un poco su guardia y aquel hombre solo sonrió.
¿Quién eres, pequeña? Susurró o eso me pareció escuchar. Su voz era muy tranquila.
Soy Nozomi Kendo. Una reverencia. Soy... Una amiga de Kyōjurō. Me ofreció un lugar a su lado y me senté sobre mis muslos a un lado de él.
¿Qué tienes para mí, pequeña Nozomi? Dijo con calidez.
En sí, no es un mensaje, es más bien, un deseo. Dije algo nerviosa y respiré hondo él y yo hicimos un tipo de pacto... Yo lo ayudaría a defender a los suyos después de su partida. Puse mi frente contra el piso sobre mis manos. Por favor, déjeme cumplir su voluntad. Si quiere que haga algún examen o reto, lo haré dije decidida y Oyakata-sama sonrió.
No es necesario, conozco este tipo de juramentos. O mejor dicho, últimos deseos. ¿acaso eres un alma en pena? Dijo viéndome... O así parecía.
N-no sé si sea un alma en pena, pero debo cumplir su voluntad. Déjeme ser de ayuda, se lo ruego susurré haciendo otra reverencia y me levantó del suelo con sus dedos bajo mi barbilla.
Ve, cumple su voluntad., no dejes que nada ni nadie te detenga, hija mia. Cuídate y siempre lleva contigo a ese jovencito intrépido. Reía levemente que tiene una energía inigualable.
Miré a Kyōjurō a mi lado y sonreí definitivamente si te conoce reí levemente y cubrí mi boca, para ver a Kyōjurō haciendo un pequeño puchero y ríe después.
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Último Deseo
FanfictionY si... antes de morir, tuvieras un último deseo, ¿Qué pedirías? Los personajes de Kimetsu no Yaiba son propiedad de Koyoharu Gotouge. La personaje Nozomi Kondo es de mi propiedad.