Capítulo 4

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Amalia soltó un suspiro viendo la hora por cuarta vez, dejo su móvil sobre la pequeña mesa del cuarto de hotel y revolvió los spaghettis de su plato. No tenía hambre, faltaba solo unos minutos para su cumpleaños y aunque su padre le dijo que iba a llegar hasta ahora no lo hacía

Escucho la puerta ser tocada, tiro todo corriendo hacia ella, pero cuando la abrió solo encontró a sus amigos. Sonrió medianamente, algo que los otros chicos notaron

-¿Tío Samuel aún no llega?- Giselle entro con un pastel

-Seguro que se le hizo tarde en el tráfico

-Eso decía yo cuando papá se perdía mis presentaciones del colegio- Mateo amarró varios globos en una de las sillas

-Papá no es como Auron, él nunca se pierde uno de mis cumpleaños

-Venga, solo era un chiste de Mateo, relájate- Lia la abrazo por los hombros- Maia te manda un abrazo, se quedó en el cuarto

-Diego ya viene, se quedó hablando con papá

Hace poco todos se habían mudado a España por lo que, a excepción de Mateo que vivía con Auron temporalmente, los demás estaban viviendo en un hotel. Sus padres aún terminaban los últimos arreglos en Londres para por fin mudarse a sus casas, aunque esto se había cruzado con el catálogo de otoño que su padre había querido hacerlo en España para la gran inauguración, por lo que ahí estaban ellos para solucionarlo.

-Bueno, hasta que viene Diego, Amalia nos puede ir contando sobre ese chico que hace poco conoció...

-No es nada, solo estamos hablando y se terminó cuando supe que vendría a España

-Por favor, no hablen de chicos mientras estoy yo

-Cierto, son oídos vírgenes- Mateo le saco el dedo a la pelinegra de ojos azules

-Además que todos acá sabemos que al tío Samuel le encantaría que Amalia termine con Diego

-Qué asco, es como un hermano para mí- hizo una mueca- Ni loca

-A papá le encantaría eso, aunque mamá lloraría porque su niño estaría con alguien- Giselle puso los ojos en blanco

-No te quejes, el tío Willy se muere cuando se entere que sales con alguien

-Es porque soy la niña de sus ojos- apunto a sus ojos- Y justo tengo el color de los suyos

Todos rieron excepto Amalia que veía su móvil otra vez, esperaba un mensaje, una llamada perdida, lo que sea que le indique que su padre no se olvidó de su cumpleaños y que iba a llegar

-¡Quiero comer pastel! ¡Qué sople la vela ya!

-¡No seas pesado!- tocaron la puerta, siendo Amalia la que otra vez corrió pero solo se encontró con Diego

-Ah, eres tú

-Gracias por ese hermoso recibimiento

-No es eso, es solo que...- negó con la cabeza triste- No es nada

-Oye- la tomó por los hombros- Llegará, relájate

-Es el primer cumpleaños que pasamos separados- sus ojos se llenaron de lágrimas- No quiero estar en mi cumpleaños número veintiuno sin ninguno de mis padres

-Tío Samuel te adora, llegara aunque eso sea lo último que tenga que hacer en su vida

Amalia asintió limpiándose unas lágrimas que comenzaban a caer, Diego la atrajo a su cuerpo para abrazarla, siendo tranquilizada por las feromonas olor cedro del chico. Aunque los dos sean alfas, siempre sus feromonas lo tranquilizaban al otro por alguna razón

-¡Oigan ustedes dos! ¡Dejen de estar de románticos y vengan aquí!

-¡Ya vamos pesada!- Diego puso los ojos en blanco hacia su hermana- ¿Mejor?

-Sí, mucho mejor- le sonrió medianamente- Adelántate, iré a lavarme la cara

-Bueno, tranquila ¿sí?

Asintió hacia él recibiendo un beso en la frente antes que se vaya con los demás, Amalia se limitó a suspirar para luego empujar la puerta para cerrarla, pero algo no le permitió hacerlo. Cuando se asomó, pudo ver a su padre respirando agitado, pero cuando la vio le sonrió ampliamente

-¡Papá!- se lanzó sobre él abrazándolo- Llegaste

-¿Cómo no iba a llegar al cumpleaños de mi princesa?

-Pensé que se te iba a hacer tarde o que tendría que pasar mi cumpleaños sin ti

-Aquí estoy cariño- acaricio su cabello- Siempre estoy aquí

Samuel sabía más que bien que los cumpleaños le pegaban mucho a Amalia, más que todo por no tener a Rubén a su lado. Es por eso que ningún cumpleaños la dejaba sola, aunque solo fueran ellos dos soplando una vela, Sam siempre estaba para su pequeña

-Y te tengo otra noticia- la apartó levemente de él para mostrarle unas llaves- Ya tenemos departamento

-¿Departamento? Creí que dijiste que conseguirías una casa

-Lo se princesa, pero...solo somos nosotros, no creo que necesitemos un espacio tan grande- Amalia bajo la cabeza apenada- Aunque si quieres...

-¡No! Está bien, voy a decorar mi cuarto más bonito que el de Londres

-Todo lo que hagas seguro queda perfecto

Amalia le sonrió antes de volver a acurrucarse contra él, si bien amaba el aroma a cedro de Diego, el aroma a fresas de su padre era adictivo, al igual que el de chocolate amargo, el cual sabía en su subconsciente que le pertenecía a su padre alfa.

|| ¡Son nuestros padres! || 👭 [Segunda Temporada de ESPUN 🍼]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora